A mi edad, soy muy sensible a los problemas de contratación de personas con la misma cantidad de juventudes acumuladas que yo, sin embargo, como reclutador, siempre pensé que no tenía en cuenta la edad cuando estaba contratando o evaluando empleados.
Recientemente, tuve algunas experiencias que le dieron un llamado de atención a mis propias percepciones sobre la edad, en lo que respecta a la característica de los puestos y de los postulantes a los mismos.
Una de ellas fue cuando conocí a un joven en unas conferencias sobre tecnología. Vestido muy a lo hipster, con un aspecto desalineado propio de sus jóvenes años, muy informal, llevando mi primer pensamiento a la idea de que podía ser un técnico de los de apoyo en las conferencias.
Cuando comenzamos a hablar, me contó que era el dueño de una empresa de software, y me lo imaginé por su juventud en su cuarto haciendo algún desarrollo como emprendedor.
Cuando vi las hojas de vida de los conferencistas, allí estaba y vi que era dueño de una de las nuevas empresas de mayor crecimiento, con una facturación de 8 dígitos al año.
Mis deducciones estaban completamente erradas y entonces recordé mi propia historia cuando a los 19 años, me dieron un cargo de jefatura en una oficina, y el jefe de mi jefe dijo, “no creo que sirva, es muy joven para ser jefe”.