¿Una Hispanidad sin España? - Política Internacional - Reeditor.com

. Sin embargo, pese a la Historia común que comparten España y las repúblicas hispanoamericanas, varios países hispanos simplemente no celebran el Día de la Hispanidad, la efeméride del 12 de Octubre de 1492, o directamente desvirtúan su significado, como sucede en la Venezuela de Hugo Chávez, que la celebra como «Día de la Resistencia Indígena», pese a que los escasos indígenas existentes en el país caribeño viven en vergonzosas reservas que nada tienen que envidiar a las existentes en Estados Unidos.

En Ecuador y Bolivia sus gobiernos claman contra España, pero es a la Madre Patria a la que emigran masivamente sus ciudadanos, fenómeno producto de las intensas relaciones España-América que se iniciaron con la llegada de Cristóbal Colón al nuevo continente y nunca se interrumpieron (recordemos a los indianos españoles que durante los siglos XIX y XX emigraron a América). Muchos países hispanoamericanos, en suma, incluyen en elementos fundacionales como sus himnos nacionales o sus ideologías políticas un exacerbado odio contra España, a la que acusan, siguiendo la estela de la Leyenda Negra, de los más espantosos crímenes por haber invadido una América donde los indígenas vivían en perfecto bienestar y armonía con la Madre Tierra, la Pachamama. ¿A qué se deben esas acusaciones, si precisamente los hispanoamericanos son herederos en lo histórico y cultural de semejantes «criminales»?

Es bien sabido que muchos teólogos católicos no podían explicar que durante siglos hubieran permanecido «dejados de la mano de Dios» tantos hijos de Adán como eran los amerindios, por lo que hubieron de encontrar alguna manera de incorporarlos al relato bíblico. Así, según una fabulación extendida por los misioneros que cristianizaron la América conquistada por España, el Apóstol Santo Tomás (el mismo que necesitaba «ver para creer»), habría predicado el Evangelio a los indígenas americanos en los primeros años de la Era Cristiana, de tal modo que América existía ya como tal cristianizada en las lenguas indígenas (derivadas todas ellas de la Torre de Babel, según semejante relato), y los «europeos» lo único que habrían hecho es imponer una cultura e idioma postizos, amén de transportar todo tipo de enfermedades mortales. Así razonaba el clérigo Fray Servando Teresa Mier cuando afirmó, en un incendiario sermón en 1794 en la Ciudad de Méjico, que el dios azteca Quetzalcoatl era el mismo Apóstol Tomás. Fray Servando fue posteriormente uno de los próceres de la independencia hispanoamericana, y su sermón sobre el Apóstol Santo Tomás habría ejercido una poderosa influencia en todo el trasfondo de la independencia, hasta el día de hoy.

Pese a que Fray Servando y el Apóstol Santo Tomás han desaparecido de los discursos, su delirio ideológico sigue bien presente en Hispanoamérica. De ahí que muchos hispanoamericanos pretendan sorprendentemente negar sus raíces hispánicas y quieran retornar a un imposible edén precolombino, previo a ser «invadidos» por unos europeos que además no se han marchado, pues «se les cayeron sus palabras», que diría Pablo Neruda en referencia a la lengua española, y con ellas los americanos se ven «obligados» a expresarse y entenderse. Dada esta situación, si algún día Hispanoamérica se sacude el dominio de Estados Unidos, será probablemente para formar una unidad hispanoamericana libre de los «opresores europeos», una Hispanidad sin España.