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Habría que remontarse al año 2014 para escuchar decir a Podemos: “En
un momento de enorme dificultad y empobrecimiento para la inmensa mayoría de
las personas, Podemos nace para convertir la indignación en cambio político, y
para construir democracia a través de la participación ciudadana y la unidad
popular”. No habría de pasar mucho tiempo para comprobar que era un mensaje
más, como el de tantos políticos que preparan el terreno para subirse al potro
de la política y, a partir de ahí, espolear hasta poner tierra de por medio con la
ciudadanía. A la vista está la falsedad de esta formación prochavista,
colaboradora del narcodictador venezolano y responsable de la tensión generada
en un sector de la población con el exabrupto de Pablo Iglesias al amenazar con
el contenido del artículo 128.1 de
nuestra manoseada Constitución.
Como mensaje me parece acertado el entrecomillado del principio,
pero ya saben aquello de “Dame pan y llámame perro”, “Haz lo que yo digo, pero no
hagas lo que yo hago”, “No es lo mismo predicar que dar trigo”… Muchos dichos
consolidados hay en nuestro refranero
para ese entrecomillado que, por cierto
-- transcurridos seis años-- no merece la pena tenerlo presente. Podemos se ha hecho casta y si te he visto no me acuerdo. Sin duda, la
ignorancia es muy atrevida y no faltan apoyos en busca de un cargo, un sueldo y
unas dietas; es decir, estamos en un punto sin retorno semejante al “¿Qué hay
de lo mío?”. ¿Recuerdan aquel “¡Felipe colócanos a todos!”?
Entre lo que Podemos decía en
2014 y lo que ahora comprobamos, no puedo por menos que recordar a aquel ínclito
político liberal mexicano, presidente de la República entre 1858 y 1872. Me
estoy refiriendo a Benito Juárez, quien
tenía muy clara su postura política y liberal respecto a que eran "Malditos
aquellos que con sus palabras defienden al pueblo y con sus hechos los
traicionan". Traigamos aquí a la formación comunista de extrema izquierda
y recordemos eso de “convertir la indignación en cambio político”. El cambio
era para ellos, como suele hacer el comunismo cavernario: no voy a explicar
nada, simplemente observen el día a día y el enriquecimiento personal, el
tráfico de influencias, el abandono del pueblo, la mentira permanente y la
amenaza a ciudadanos y periodistas. Sigan ustedes….
Una vez que tocan
poder y pisan moquetas se acomodan y se emborrachan de farfulla palabrera. Defienden
lo indefendible. Mienten, si es necesario. Ocultan sus riquezas o se las
reparten en negro tras decir a la ciudadanía que lo donan para el partido. Se
convierten en mercenarios del dinero, pero demuestran su incapacidad para trabajar
y ni siquiera para dignificarse ellos mismos.
Tras criticar la
falta de transparencia y las llamadas “puertas giratorias”, incurren en ello
como esa casta a la que tanto acogotaron con sus gritos. Abanderan la
mediocridad política y dejan traslucir el ínfimo nivel político que aportan al
Senado y al Parlamento, donde actúan cual circo caótico, sin aportar nada
digno. Eso sí, no olvidan eso de levantar el puño a la primera ocasión que
tienen ni lo de cantar la cavernaria y ridícula Internacional que, dicho sea de
paso, no entienden la letra porque ya
están ubicados enfrente de los “pobres del mundo”, a la vez que se chotean de
los “esclavos sin pan”.
Ya nadie desconoce
el concepto de “Moncloaca”. Estamos ante lo más parecido a un albañal rodeado
de podredumbre que retiene a los carroñeros. Piensan que “Gobernar es resistir”.
Pero no, es un hecho demostrado que resistir no siempre es gobernar, de ahí que
se haya venido abajo el “Manual de Resistencia” de Pedro ‘Plagio’ Sánchez. La
democracia se construye mediante la participación ciudadana y la unidad, sin
que ello reniegue de la discrepancia de ideas, credos y actitudes.
Puestos a llamar a
las cosas por su nombre, alguien debería explicarme si la amenaza a periodistas
y columnistas --desde las filas del doble gobierno-- forma parte de la
transparencia. Tampoco es trasparente la actitud del actual secretario de
Estado de Comunicación (Miguel Ángel Oliver) con los periodistas no afines, con
lo que demuestra que es un patán puesto en el disparadero de la información
seria y rigurosa. Forma parte de la compra de voluntades del doble Gobierno
socialcomunista. La imagen que está dando a diario no debe empañar sus
anteriores méritos profesionales que “haberlos, haylos”, como las meigas.
Me duele decir que
muchos periodistas están vendidos al halago, al dinero y a él rinden culto. Por
otra parte, el siniestro gobierno precisa
de esos estómagos agradecidos para difundir “la adecuada gestión de la crisis
sanitaria del coronavirus”, pero también para no sacar imágenes que abofetean
el alma y entierran el corazón ante los más de 10.000 muertos que este gobierno
lleva a la espalda de su nefasta gestión y su negligente comportamiento.
¿Entienden ahora
los injustos 15 millones que el gobierno ha dado a las televisiones privadas?
Siempre regalando dinero que no es suyo y comprando voluntades de los medios de
comunicación. No habrá batas, mascarillas ni respiradores para uso de los héroes
sanitarios, pero siempre habrá rodilleras para quienes se arrodillan ante el mentiroso
gobierno y se ponen “mirando a Cuenca” en un acto servicial de humillación. En definitiva,
se trata de salvar las televisiones privadas para
que no hablen mal de su pésima gestión, pero no mira las morgues abarrotadas de ciudadanos y ciudadanas que
fallecieron por su negligencia.