Estamos
librando en estos momentos una batalla contra la mayor crisis sanitaria que ha tenido
España desde hace 100 años, cuando el mundo padeció la denominada Gripe
Española. No hace falta en este momento incidir en los datos de infectados y
muertos por la pandemia del Coronavirus, fundamentalmente porque varían a
diario, lamentablemente a peor. Pero hay algo que resulta preocupante y sobre
lo que las autoridades sanitarias no están hablando, y es lo que ocurrirá
cuando termine la cuarentena a la que está sometida España desde que se decretó
el Estado de Alarma.
En
este tiempo de enclaustramiento coincide la situación de los enfermos graves,
los que están en las UCIS -la mayoría de ellas desbordadas- y los trágicos
datos de fallecimientos. Pero en esta etapa de crisis sanitaria que estamos
viviendo, hay también personas afectadas por el Coronavirus que permanecen
aisladas en sus domicilios durante un periodo de dos semanas, e incluso de
cuatro, como recomienda la OMS. En este colectivo hay un factor de riesgo que
aparecerá sin duda cuando termine su cuarentena y dejen de presentar síntomas.
Si a estos enfermos con síntomas leves no se les realiza el test del
coronavirus, no se podrá saber si dan negativo, y por tanto si se mueven
libremente en su entorno familiar, e incluso en la calle, se pueden convertir
en un nuevo y descontrolado foco de contagio. Por ello yo creo que es imprescindible
que las autoridades sanitarias garanticen que cuando finalice el aislamiento se
realicen test a estos enfermos leves. De no hacerlo nos moveremos en una
situación de incertidumbre. Además -y ojalá me equivoque- estos enfermos se
pueden ver marginados en su entorno si no hay garantía de que están totalmente
curados.
Actualmente
se realizan test solo a personal sanitario y de servicios esenciales, y por
supuesto a los enfermos graves que ingresan en los hospitales. Se puede
entender que las autoridades sanitarias establezcan estas prioridades al no
disponer de medios para hacérselo a todos los infectados. Se puede entender
este criterio restrictivo, lo que no se entiende es la diferencia que existe entre
las comunidades autónomas. En Galicia -y parece ser que también en algunas
zonas de Andalucía- se están haciendo estos test con un sistema similar al de
las hamburgueserías en las que se puede recoger la comida sin salir del coche.
El procedimiento es desde luego eficaz, rápido y sin riesgo de contagios. Para
hacerse el test con esta modalidad, los enfermos no tienen más que pedir cita y
acudir con su coche a los centros previstos para este cometido. No se puede
entender que, si tras la declaración del Estado de Alarma, todos los medios
sanitarios públicos y privados están controlados por las autoridades sanitarias
a nivel de toda España, haya en este sentido diferencias entre las comunidades
autónomas.
Un
breve comentario final sobre el tratamiento informativo del Coronavirus que
están haciendo los medios de comunicación. Aun a riesgo de caer en una
contradicción, creo que no es buena la “sobredosis” de testimonios de
investigadores, médicos, epidemiólogos etc. que circulan a diario por las televisiones.
En ocasiones las opiniones de estos expertos son contradictorias, lo que
provoca confusión y en algunos casos alarma en los ciudadanos. Por otra parte,
no me parece correcto preguntar a estos especialistas cuando se alcanzará el
“pico de la epidemia”. La respuesta a esta pregunta es sin duda difícil y
comprometida y por ello deberían ser solo las autoridades sanitarias quienes
realicen la correspondiente estimación sobre cuando veremos la “luz al final
del túnel” en esta pandemia que estamos padeciendo. Además, es criticable que
los habituales tertulianos de las televisiones, cuya especialidad desde luego
no es la medicina, se lancen a dar opiniones sobre un problema que es sanitario,
a pesar de las consecuencias sociales y económicas que está provocando.
Vivimos,
nadie lo duda, un momento de incertidumbre en el que tan peligroso como el
propio virus puede ser el miedo. El virus se acabará controlando, pero el miedo
de la sociedad es difícil de controlar, a pesar de las tranquilizadoras
explicaciones y comentarios del emblemático portavoz, Fernando Simón.
Esperemos
que esta pesadilla termine pronto, pero además que termine bien, sin dudas, sin
temores sobre si todos los enfermos están curados del todo. De no ser así se
mantendrá la incertidumbre y lo que es peor el riesgo de contagio.