El acto más civilizado que un ser humano puede hacer en estos tiempos, es el cuidar a los de su propia especie, incluso, de sí mismo. Toda práctica de vida que se aleje de ello, nos aleja de nuestra dimensión humana y nos revela solo nuestro lado animal.
Tenemos una tarea histórica pendiente en educación con el proceso de la evolución de nuestra especie, porque el quedarnos como “Homo Sapiens Sapiens” no nos alcanzará para vivir plenamente nuestra humanidad, como lo demuestran los miles de muertos en todos los rincones del planeta a causa, no sólo de los virus, sino de la cultura del egoísmo. Así como hoy muchos mueren por no comer, otros mueren por comer demasiado.
El gran reto de la educación y la pedagogía en esta época de la historia consiste en llevar a la humanidad a elevarse por encima de sí misma, hacia un “Homo Sapiens Sapiens Pro Vitae”, es decir, poner el conocimiento, la ciencia y tecnología a favor de garantizar la vida de toda la humanidad y no solo de algunos cuantos. Debe revestirse de una cultura de la solidaridad y reciprocidad universal que nos libere de los egoísmos.
Por tanto, debemos ubicar como centro de toda experiencia de aprendizaje a la vida misma, sus azares y contradicciones así como a las condiciones que la garanticen, sean materiales y no materiales y, resistirnos tercamente a ser simples testigos de funerales. Definitivamente nuestra vida y el de las escuelas no volverán a ser las mismas de hoy en adelante, porque no se educa para la muerte, en las escuelas se educa para celebrar la vida. Por eso, para que todos nuestros niños y jóvenes regresen a la escuela, te pido que por este tiempo te QUEDES EN CASA.