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Lo mismo da que uno
se detenga en mapas, en contenidos, en ejercicios, recapitulaciones o en
reflexiones puntuales. Parecen querer dar a entender que Euskal Herria es el
ombligo del mundo, país con aspiraciones de independencia, surgido al margen
del Estado español como consecuencia de la existencia de una raza superior.
No hay duda de que
el nacionalismo ha encontrado el germen desde el que configurar un pensamiento,
un sentimiento y una actitud. Una vez más, la escuela es utilizada para
provecho propio y con clara inclinación política, económica y social. Así
entendida la escuela, hemos de considerarla como una aberración social y una
vergüenza con abuso de competencias.
Se suele decir que
cuando la política entra en la escuela, la educación salta por la ventana. Y
antes o después se paga esa mala conciencia. Mientras tanto, el Ministerio de
Educación mira para otro lado, cobarde y aturdido ante la política mal enfocada
que viene caracterizando la política de Rodríguez Zapatero. Una política que se
ve acompañada de la desidia de la Alta
Inspección en el País Vasco, también sujeta a amenazas
puntuales y al desprecio de la sociedad vasca.
Hace años, en 1985,
si la memoria no me falla, se creó la Alta Inspección como órgano
encargado de que las comunidades autónomas con competencias educativas (hoy las
tienen todas) se ciñeran en su normativa al marco de referencia estatal. Pero
ni en el País Vasco, ni en Cataluña ha dado resultado. Sí en el resto de
comunidades autónomas donde, si exceptuamos pequeños roces, todas adaptan sus
desarrollos normativos.
Es, precisamente, la Alta Inspección de cada
comunidad, la encargada de frenar los usos y abusos tanto de contenidos
inconstitucionales, como de falsedades y manipulaciones. Actualmente, la figura
titular de la Alta Inspección
en el País Vasco, así como el delegado del Gobierno, deberían explicar qué
sucede en su jurisdicción. Pero no solo en educación, sino en otros temas de
calado como la enseña nacional, la Policía, la Guardia Civil, las
comunicaciones y la convivencia, por citar las más relevantes. No olvidemos que
el alto inspector depende de la figura del citado delegado. Ambos deberían
dimitir, pero como la vergüenza es pasajera, al final pasarán a la Historia como meros
incompetentes, ‘memos’ puntuales o paranoicos situacionales.
Todo
el mundo tiene derecho a soñar, pero a algunas editoriales les han vendido la
burra ‘coja, soltera y abarrajada’. No vale decir que miran por sus intereses
económicos solamente. Hasta algunos partidos políticos han llevado a cabo
informes completos sobre el tema y la lectura de ellos constata que el único
marco sociopolítico para el alumnado y el profesorado de esa comunidad es
Euskal Herria. En pleno siglo XXI los nacionalismos siguen mirando hacia atrás,
sin perspectiva de futuro y con el afán de encerrarse en su ámbito más próximo.
Revisando con
detenimiento los libros de texto de esa parte del Estado español, en algún
momento he tenido la sensación de estar leyendo “Las aventuras de Mortadelo y
Filemón” o de haber aterrizado en un país desconocido que ha accedido a la
categoría de Estado en fechas recientes. España no es un país, una nación o un
Estado, según leo. Haciendo “parapente doctrinal” nos encontramos en los libros
de texto que en la Península Ibérica
hay cinco pueblos culturales: Euskal Herria, Portugal, Galicia, Países
Catalanes y Países Españoles. ¡Toma castaña! Han pasado del “parapente
doctrinal” y patológico al absurdo más ridículo y enfermizo. ¡Además de
hipocresía, destaca la torpeza y el interés, junto con otras valoraciones no
mencionables, por respeto al lector! ¿Qué pensará el alumnado vasco cuando
madure con la edad y compruebe el alto grado de irresponsabilidad e idiotez de un
importante sector de sus mayores y de sus políticos?
Menos
mal que tales atropellos solo se cometen en editoriales pro nacionalistas. Hay
que levantar una bandera por otras como Santillana, Anaya y Edebé, quienes sí
saben escribir ESPAÑA en los libros de texto vascos y distinguen perfectamente
entre Euskadi y Navarra. Lo que no sé es qué tipo de ventas pueden tener las
citadas editoriales y la cuantía de las mismas en una circunscripción donde
todo lo que suene a España o lleve ese nombre es enemigo, objeto de acoso y
derribo y punto de mira para la destrucción y el escarnio. En el caso que nos
ocupa, y preocupa, el pagano final será el alumnado y el responsable único el
trasnochado nacionalismo excluyente, a quien el Gobierno de Rodríguez ha dado
alas e impulso para seguir incordiando, malmetiendo y negando la mayor.
Toda esta situación
debe llevarnos a una detenida reflexión. Quien, al final, cargue con la
responsabilidad del atropello que se está cometiendo en la circunscripción
vasca, lo hará no por ser mala persona, sino por ser muy mal calculador. Con
ello eximimos a Rodríguez de mala fe y peor intención.
Suele decir un buen
amigo mío, periodista de investigación e infiltrado por su diario en terreno
abertzale, y con el que suelo discutir con cierta frecuencia la trayectoria de
ETA, Batasuna, Bildu, Etxerat y sus ‘satélites’, que lo mejor es dejar que se
relaje la imaginación, porque el que tiene mala memoria se ahorra muchos
remordimientos.
Jesús Salamanca
Alonso