Podemos quiere acabar con la limitación
salarial para sus cargos públicos, una de las propuestas con las que cazaron
más votos.
Con el coronavirus en plena
efervescencia, ahora llega Podemos y monta su Vistalegre III. Nunca mejor dicho
eso del montaje porque parece que es el momento de desdecirse de la casta, la
regeneración del país y acabar con los partidos tradicionales de corte
bipartidista. Todo eso va a cambiar: ahora ya no quieren limitar los sueldos,
de tal forma que llegue más dinero a sus manos; hay que mantener el casoplón,
la tropa y la nutrida red de “abrazafarolas”, asesores, sirvientes, esclavos,
aduladores, sumisos, genuflexos y vulgares aprovechados. Eso cuesta una pasta
gansa, sobre todo si se quieren mantener los privilegios que ya se han
alcanzado. Y ello con el apoyo interesado y el ruego del PSOE: alguien dijo que
siempre tiene que haber un traidor que abra las puertas al enemigo. Ese enemigo
suele ser el inconfundible socialismo a la española. Menos mal que se “matarán”
entre ellos. Al tiempo.
¿Se acuerdan de la
limitación salarial que propugnaba Podemos allá por 2015, equivalente a tres
Salarios Mínimos Interprofesionales? Pues eso ya no va a ser así, como tampoco
tendrá validez la limitación de mandatos. Ahora quieren poder ‘chupar de la
canoa’ y estar en primera de corrupción más de 12 años aunque hablan de
matizaciones. Se conoce que ven cómo pasan los años y todo les parece poco. Se
sienten cómodos en la alfombra roja. Algunas podemitas abarraganadas hasta
llevan a sus retoños a jugar al Ministerios (prueba de que no hay mucho trabajo
que hacer) y montan cutres “besamanos” que antes o después se les volverán en
contra. Los “marqueses de Galapagar”, para unos, y los “Ceaucescu”, para otros,
ya no quieren límites a sus lujos de casta advenediza, como no quieren
investigaciones sobre sus muchas, y todavía presuntas, actividades delictivas.
Pero besarán polvo, cada cerdo tiene su San Martín. Al tiempo.
“Hundidas” Podemos es un
truco mal planeado y muy propio de la siniestra ultra. Me recuerda a Stalin y
la gallina desplumada viva. Es la explicación gráfica de cómo el seguidor de la
siniestra ideológica, a pesar de los sufrimientos y de los malos tratos que
sufre permanentemente, además de engaños, sigue a su maltratador con apenas ver
un puñado de trigo. “Pablo Iglesias y su
barragana –decía un medio-- se han convertido en casta y han descubierto que
para mantener a la prole y su hortera casoplón no tenían suficiente, (…), al tener los beneméritos vigilando su casa
y ha descubierto que tiene que pagar los salarios mínimos íntegros a jardinero
y cocinera”.
Aquellas banderas que aventaban, cuando se
dieron a conocer, ya no sirven. Han caído en las mismas trampas que el
bipartidismo y lo han hecho en apenas dos años. El dinero y la casta los han
absorbido: con un poco de pasta se hace uno casta. No solo son rancia casta
sino que ya son el hazmerreír de esta España nuestra que tan bien ha retratado
a los políticos a lo largo de la historia. El ‘machito alfa’ y su barragana son
los protagonistas de los carnavales de España entera, incluso a él lo pintan y
difunden en memes, el Jueves y todas revistas de humor.
Ella –su aludida barragana y actual “menestra”—
pregona la falsa igualdad o igualdad cuota (florero) y hace méritos todos los
días del año para llevarse todo el estiércol dialéctico de las redes sociales
y, cuando habla, no sabe si mata, hiere o espanta; su falta de madurez, su chip
reiterativo de vacía vociferante y su asilvestrada capacidad para construir en
el Ministerio de “Igual Da” son sus avales. Una dimisión a tiempo es una
victoria. Alguien debería de haberse preocupado por formarla y explicarla que
“cada uno es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras”. No sé si aún es
tiempo, pero con la ley del “Sí es Sí” vuelve a demostrar que sigue en la
caverna, al igual que con el tema de los piropos, algo que ya desapareó y que
ni siquiera se da en las clases menos formadas. Como dice la siniestra: los
piropos desaparecieron con Franco.