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Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (2014) en Estados
Unidos las principales causas de defunción reportadas para ese año, destacan
aquellas relacionadas con el sistema cardiovascular (cardiopatías, accidentes
cerebro-vasculares e hipertensión), las enfermedades respiratorias y trastornos
del sistema nervioso (enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson) y cáncer.
Entonces deberíamos preguntarnos, sin con el transcurso de los años ha
evolucionado la tecnología, existe más conocimiento y acceso a las fuentes de
información, tenemos una diversidad de vacunas, nuevos medicamentos y
tratamientos disponibles ¿Por qué estamos cada vez más enfermos?
Existen varias respuestas,
pero una de ellas si no la más importante es, por la alimentación. Tenemos una
campaña en contra de los alimentos altos en grasa saturada, azúcares,
colesterol, carbohidratos, refrescos o sodas, colores y sabores artificiales
sin embargo poco se ha mencionado a través de los medios de comunicación y
grandes entidades que se dedican a velar por la salud y seguridad de las
poblaciones, sobre los alimentos GMOs. Y ¿Qué son los alimentos GMOs? Según el
Proyecto Non GMOs (2020) los Genetically Modified Organisms y/o en español los
Organismos Genéticamente Modificados es una planta, animal, microorganismo u
otro organismo cuya composición genética ha sido modificada en un laboratorio
utilizando ingeniería genética o tecnología transgénica. Esto produce
combinaciones de genes de plantas, animales, bacterias y virus que no se
producen en la naturaleza o mediante los métodos tradicionales de cruzamiento. Unos
sectores de la comunidad científica le han atribuido ciertos beneficios a la
ingeniería genética en la agricultura tales como el aumento de los rendimientos
de los cultivos, la reducción de los costos de producción de alimentos o
medicamentos, la reducción de la necesidad de pesticidas, una mejor composición
de nutrientes y calidad de los alimentos, resistencia a las plagas y
enfermedades, mayor seguridad alimentaria y beneficios médicos para la
creciente población mundial (Phillips, 2008). Sin embargo, a
pesar de los posibles beneficios que les puedan adjudicar, en los laboratorios
se han llevado a cabo experimentos con ratas las cuales fueron alimentadas con
esta modalidad de alimentos genéticamente modificados y han tenido efectos
significativos e irreversibles. Las ratas que fueron alimentadas con papas transgénicas
desarrollaron células pre-cancerosas en el estómago, daño en el crecimiento de
cerebro, hígado y testículos, atrofia del hígado, agrandamiento del páncreas e
intestino, daño al sistema inmunológico. Las que fueron alimentadas con tomates
transgénicos presentaron sangrado estomacal la mayoría de ellas posteriormente
fallecieron. Y por último aquellas que se alimentaron con maíz transgénico tuvieron cambios en células sanguíneas, hígado y riñones.
No solamente los
animales son los que presentan manifestaciones adversas luego de la ingesta de
alimentos genéticamente modificados, los humanos también están en riesgo de tener
cambios especialmente en su ADN (Ácido Desoxirribonucleico) y ARN (Ácido Ribonucleico).
La inserción de genes altera el ADN y puede crear problemas de salud impredecibles.
La modificación genética introduce nuevas combinaciones y mutaciones de ADN,
que aumentan la probabilidad de que se produzca accidentalmente ARN dañino. Otros
problemas de salud que se han identificado en los seres humanos está la aparición
de nuevas alergias por introducción de nuevas proteínas en los alimentos, aparición
de resistencias a antibióticos en bacterias patógenas para el hombre (en
algunos GMO se utilizan genes antibióticos como marcadores), aparición de
nuevos tóxicos en los alimentos (debido a los cultivos Bt o a las proteínas que
se utilizan como marcadores en los GMO), incremento de la contaminación en los
alimentos por un mayor uso de productos químicos en la agricultura y disminución
en la capacidad de fertilidad.
Si la mayoría de
los alimentos pueden estar cultivados a base de semillas transgénicas o genéticamente
modificadas, entonces qué podemos hacer para evitar este tipo de productos.
Expertos han identificado varias alternativas que nos pueden ser útiles. Lo
primero es identificar los alimentos más comúnmente genéticamente modificados (soja,
el maíz, el algodón, la canola (para el aceite), la calabaza, el calabacín y la
papaya. Compre alimentos orgánicos, los
alimentos orgánicos se cultivan a partir de semillas no transgénicas. Consuma
carne de animales que han sido alimentados con pasto. Las vacas, los pollos,
los cerdos e incluso los peces de cultivo a menudo siguen una dieta de maíz o
alfalfa genéticamente modificados. Deténgase y lea las etiquetas, los dos
principales cultivos genéticamente modificados son el maíz y la soja. También
son los ingredientes más utilizados. Evite los productos que contienen
ingredientes como el jarabe de maíz y la lecitina de soja. Identifique las marcas
etiquetadas como Non GMO. Algunos productos están etiquetados como no modificados
genéticamente, lo que significa que no usan ingredientes genéticamente
modificados. Las fuentes de alimentos libres de GMO se enumeran en el sitio web
del Proyecto No GMO. Haga sus compras en los mercados locales de agricultores.
La mayoría de los alimentos GMO provienen de grandes granjas industriales y están
expuestos en las grandes cadenas de los supermercados.