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A través de la historia, el accionar de los imperios ha sido coherente, trátese del Azteca, Inca, Persa, Griego, Mogol e inclusive el Romano. Todos conquistaban los territorios, esclavizaban a sus habitantes e imponían sus cánones religiosos, culturales y políticos. El imperio norteamericano promueve sus valores de libertad, libre comercio, democracia, independencia e igualdad, siempre y cuando no se vean amenazados los intereses de los Estados Unidos. Esta conducta es percibida por el resto del mundo como una política exterior de "doble rasero" y odiosamente hipócrita, que pudiera explicar la actual animadversión global hacia este país. Una expresión actual de esta política está representada en la posición del presidente Trump ante el cambio climático.
En medio de la Guerra Fría y del Macartismo, Guatemala, un pequeño y atrasado país de solo 3 millones de habitantes, decide emular los ideales profesados por su país modelo, los Estados Unidos. En 1951, Jacobo Árbenz, después de ganar las elecciones con comodidad, se empeña en mejorar las condiciones de vida de los indígenas, la población mayoritaria, estimulando la producción agrícola y el comercio. Rápidamente percibe que esto no será posible por medios ordinarios debido a que la mayoría de las tierras agrícolas están ociosas, pero en poder de los grandes terratenientes; en particular, la multinacional norteamericana United Fruit Company (UFCO), la mayor productora y exportadora de bananas de Centroamérica. Con mucho entusiasmo y logrando un gran consenso nacional, Árbenz aprobó la Ley de Reforma Agraria que expropió solo las tierras ociosas de la UFCO y le impuso el pago de impuestos al Estado, cuestión que esta Compañía nunca había hecho. A Árbenz le pareció una política y, en particular una Ley, totalmente justa y en plena coincidencia con los valores norteamericanos: libre comercio, independencia, democracia y justicia para todos.La política agraria se inició con buen pie y rápidamente comenzó a dar frutos. Solo que la UFCO la consideró una afrenta a sus intereses- y a los de los Estados Unidos- y urdió un plan para derrocar el gobierno de Árbenz, bajo la dirección de la CÍA y el propio gobierno de Eisenhower. Se acusó al Coronel- presidente, en plena época macartista, nada menos que de comunista y de facilitar el establecimiento de una "cabeza de playa" de la Unión Soviética en América Latina.Tiempos Recios relata de manera entretenida e históricamente precisa como se tramó y ejecutó el golpe contra Árbenz con la participación de la CÍA, el Departamento de Estado de USA, los dictadores Trujillo de República Dominicana y Somoza de Nicaragua. Da cuenta de las intrigas en el entorno presidencial y de las trapisondas de Marta Borrero Parra, amante del presidente impuesto por la CÍA, Carlos Castillo Armas.En sus reflexiones finales, Vargas Llosa da rienda suelta a su otra pasión existencial, la política. Emite un juicio durísimo en relación con la participación de los Estados Unidos en el derrocamiento de Jacobo Árbenz y su posterior repercusión en el devenir político de Latinoamérica.Aún consciente del reto que representaba enfrentar un complot por parte de Estados Unidos, el presidente Árbenz, en mi opinión, parece haber tenido una percepción un tanto cándida de la amenaza que tenía enfrente. Aún cuando nunca se ha demostrado que él era comunista, no tomó medidas efectivas para limpiar su imagen pública de esta acusación. Incorporó en su gabinete a José Manuel Fortuny, fundador del partido comunista guatemalteco y le encargó la compra de armas en Checoslovaquia. El partido comunista de Guatemala celebró su II Congreso con la asistencia de miembros del gabinete de Árbenz. Curiosamente, Vargas Llosa no resalta esta displicencia de Árbenz en su novela. Por su parte, esto si parecía preocuparle a María Vilanova, la influyente e inteligente esposa del presidente Árbenz, quien un día aciago de esos, justo antes de irse a la cama le susurró: "Jacobo, cuando se echa a correr una bolita desde lo alto de una montaña se puede desencadenar una avalancha". ¡Ah! La sabia intuición femenina.