. “El país de las mujeres” es un lugar donde hay que limpiar y al que se saca brillo: esas labores que “tan bien se le dan” a la mujer porque así lo han creído los hombres y tan estupendamente se han encargado ellos de hacer creer, cual inventores del término «desigualdad». Pasen y lean: Gioconda Belli abre la puerta a este mundo nuevo en el que probablemente, como fantasía, muchas mujeres hemos pensado.
La presidenta de Fraguas, Viviana Sansón, –la nación latinoamericana imaginaria donde se gesta el proyecto– ha sufrido un atentado y en el limbo del coma va encontrándose con aquellas cosas que simbolizan el universo creado. Una efectiva fórmula para hacernos una visita guiada por los logros y fracasos del PIE, el Partido de la Izquierda Erótica que la llevó a dirigir el país.
El PIE subvierte el orden de las cosas para demostrar que la mujer es capaz de hacer y gestionar políticas acordes con la realidad, modificando hechos, actitudes y pensamientos asentados con el paso de los tiempos gracias a los hombres que crearon un escenario a su gusto, grabando a fuego en la psique femenina, para qué está capacitada o no una mujer. Todo parece inamovible y sin embargo, es posible. Así planteado parece un cuentecito happy y sin embargo, Belli construye este edificio con un grupo de heroicas mujeres dispuestas y conscientes de que respirarán el recelo y el odio. Intentarán convencer a los hombres de que su proyecto no tiene nada de descabellado. Hay que ver y poner en práctica para creer; un ejercicio necesario para ponerse en el lugar del otro. Como experimento –ya que el hombre llevaba (lleva) tantos años gobernando el mundo en Fraguas– el PIE manda a los varones a casa. El único lugar donde probarán dónde han estado hasta entonces sus mujeres; lo que supone y lo difícil que es crear un hogar junto a la crianza de los hijos. Mientras, las mujeres se encargan de gobernar y ocupar los puestos de los que fueron excluidas. La cotidianeidad de lo doméstico cambia de género. El método es la imposición y por tanto, el camino se presenta con curvas y tiene todas las papeletas para despertar la ira de los incrédulos varones. Incluso de las mujeres convencidas de que lo tradicional no debe tocarse. ¿Es una utopía? ¿Es una distopía? Las conclusiones son personales. Por eso deben leerlo. En mi opinión Belli maneja maravillosamente la batuta para que presidenta y ministras maniobren y pongan en práctica sus propuestas, que se concretan en las páginas de este libro. También es verdad que hasta un volcán se confabulará con el gobierno de las hembras. Su actividad influirá en el movimiento de la testosterona que ha gobernado el mundo desde su creación. Me parece absolutamente divertido y genial este recurso si te dejas llevar por el nuevo Fraguas. La política necesita de humor y de reinvención. Belli nos entrega estos ingredientes por toneladas. Lo mismo que el erotismo que proclama el PIE en sus siglas. La denuncia y la sátira política colman las letras. Es lógico. No puede ser de otra manera. Esta escritora nicaragüense vuelve a hacer gala de la escritura comprometida, de los mensajes valientes a los que nos tiene acostumbrados a lo largo del tiempo en la búsqueda de soluciones a la injusticia y la opresión, sea quien sea la víctima o el oprimido. Aunque “El país de las mujeres” pueda parecer un simple juego y una hipótesis ingeniosa sin más, no lo es. Es casi la expresión de un deseo, un objetivo plausible con o sin erupción de volcanes feministas. No tiene Belli que echar mano de escritura rebuscada para plantear una historia tan hermosa. Su lectura resulta cómoda sin privar al lector de la belleza que tan bien sabe manejar cuando escribe. Esta es de esas reseñas que fluyen, que gusta escribir cuando se disfruta entre magia y realidad, magia y realidad. Con Gioconda Belli el orden de los factores no altera el producto. Este particular Fraguas, sin duda, me ha parecido genial.FacebookPinterestWhatsApp