Un pescador de Janitzio
Inicio >
Cultura
10/12/2019
319 Visitas
Tempranito en la mañana
con el alma por campana,
se levanta el pescador
motivado por su amor.
Ya está lista la canoa,
pega el viento rumbo a proa,
la saluda, sube a élla,
la respeta cual doncella.
Escenario de montañas,
al frente tiernas cabañas,
chimeneas, humos al aire,
que nunca tenga desaire.
Andan inquietas las olas,
las aves hacen cabriolas,
penumbra rumbo al oriente,
oscuridad al poniente.
Rema, rema, el pescador
janiscience con candor,
se habla de tú con la niebla,
no a las penas, no hay tiniebla.
El, sí sabe que es el frío,
de su experiencia me fío,
piensa en la Virgen
Bendita,
en el lago que lo invita.
A escudriñar su interior
con hilos, sin ningún temor,
respetando ley de veda
su conciencia limpia seda.
Ama la naturaleza,
a San Jerónimo reza
la “Oración del Pescador”,
pidiendo le haga el favor.
Con la fauna que él atrapa,
brota el tul y la chuspata,
trucha, acúmara ancestral,
pesca el achoque, charal.
Va buscando el pescador
un pez blanco soñador,
Urápiti medicinal
que le cure todo mal.
Kurucha del Redentor,
tira su anzuelo el señor,
¿picará, no picará?,
¡claro!, no se vencerá.
¡Viva su presa cautiva!,
que por ella sobreviva;
el paisaje es celestial
en Michoacán, . . . sin igual.
Barca que tierna se mece,
un p’urhépecha que crece
siente vida al cien por ciento,
nubes, sol, renacimiento.
Chinchorro tejido a mano,
blanca espuma, fiel hermano,
mariposa malla al viento,
Pátzcuaro en el firmamento.
Lirio verde, azul remanso,
Dios le prepara un descanso,
vuelve presto con su amada
Refugio, . . . mujer sagrada.
Autor: Lic. Gonzalo
Ramos Aranda
Isla de Janitzio,
Pátzcuaro, Michoacán, México, marzo del 2012
Para mi compadre
grande, José Rosendo López Guzmán
Reg. SEP. Indautor
03-2012-083012362100-14