Lo queramos entender o no, Dunald Trump es el
síntoma más atinado de ese México en proceso de saneamiento que tanto esperamos
y no, no se trata de poner en un pedestal al presidente Andrés Manuel si no, de
comprender que las declaraciones del estadounidense sobre los cárteles
mexicanos y su nuevo estatus 'terrorista' no responden a ninguna casualidad.
Finalmente, durante su primer año de
administración, AMLO ha demostrado que el combate a la corrupción no es una
simple promesa de campaña, si no, una realidad y, seamos honestos y claros, en
un México menos corrupto, ¿quiénes resultan ser los más afectados?... exacto,
los políticos y empresarios que por años acostumbraron abusar y ordeñar no sólo
las arcas de la nación si no también, los bolsillos del pueblo sin tregua
alguna pero, y entonces el gringo roji-güero aquél, ¿qué busca o persigue con
esta nueva actitud?
No podemos olvidar que estados unidos es el
consumidor principal de drogas del mundo, el proveedor número uno de armas de
infinidad de movimientos y agrupaciones criminales alrededor del mundo, el
principal explotador de los recursos naturales a nivel global y, por medio de
su retorcido brazo de manipulación -la CIA-, ha convertido a México y a
Latinoamérica en un terruño baldío y un hervidero de corruptelas, intrigas,
impunes genocidios y desastres político/sociales inimaginables.
Pero, te preguntarás, ¿por qué voltear bandera a
sus aliados –los grandes capos del crimen organizado mexica y los grandes
políticos corrompidos del cuerno de la abundancia- y pretender forrar de
soldados estadounidenses (mal llamados americanos) a su tortillero vecino del
sur justo ahora cuando, por años, nunca nadie se detuvo a pensar en esto?,
recordemos que ahora que Andrés Manuel representa el cierre del cerco de una Latinoamérica
anti capitalista -es decir anti yanqui-, su modus operandi se ha visto
amenazado, ahora que el panorama político Hispano ha comenzado a crecer, a
solidarizarse y a avanzar en pos de una defensa económica, territorial, de
recursos y sobre todo de dignidad, la estructura empobrecedora, opresora,
invasiva y nefasta de nuestro vecino del norte se ha visto tan amenazada, se ha
descubierto tan frágil, se ha evidenciado tan decadente, que su única
alternativa es retomar las viejas y obsoletas estrategias desestabilizadoras
para evitar el paulatino pero irrefrenable crecimiento de la tendencia que
tanto ha comenzado a afectar sus intereses.
Esa actitud oligofrénica, obtusa, psicopática, retrógrada e
inhumana no refleja más, que una incapacidad política rotunda y un ridículo
pero evidente servilismo a intereses superiores que, dicho sea de paso, no
ignoramos –o no deberíamos ignorar-, porque no hemos olvidado que fue dentro de las filas gubernamentales estadounidenses
donde se ideo y llevó a cabo el ataque y la demolición programada de las torres
gemelas (2001), que fue bajo el escritorio principal de la casa blanca en donde
se decidió orquestar los golpes de estado de Paraguay y Guatemala (1954),
República Dominicana (1963), Brasil (1964), Argentina (1966 y 1976), Bolivia
(1971), Uruguay (1973), Chile (1973), El Salvador (1979), Panamá (1989), Perú
(1992), Haití (2004), Honduras (2009) Venezuela (1948 y 2002) y Bolivia (2019),
que fue entre bambalinas gringas que se autorizaron las invasiones de
Afganistán (2001), Irak (2003), Libia (2011) y Siria (2014) –por mencionar sólo
algunas- en pos del acaparamiento de petróleo y otros recursos naturales y,
tras todo ese terror derramado en el mundo, tras todas esas matanzas de corte
verdaderamente terrorista, tras toda esa podredumbre política y militar ¿no
tiene el señor Trump algo qué decir?
Ahora que el saqueo de gasolinas ha comenzado a
combatirse efectivamente, que los precios de la misma han comenzado a disminuir
en algunas zonas del país –muy despacio pero está sucediendo-, que las
refinerías nacionales han comenzado a incrementar su producción y que el
presidente estadounidense se encuentra al borde de perder la reelección
venidera quizás un “golpe al crimen mexica” sonaría como la mejor estrategia a
seguir pero, de verdad, los casi seis años de “guerra” de Felipe Calderón,
misma estrategia que dejó su administración en harapos y la convirtió en un
estado fallido, ¿no sirvieron para escarmentar en cabeza ajena?
Ahora hablemos de todos esos años en los que el creador de la
burlesca política tuitera pasó persiguiendo migrantes –legales e ilegales-,
exigiendo la construcción de un muro que nunca sucedió, discriminando a los
mexicanos en su territorio, tildando a sus vecinos de criminales, de escoria,
de despreciables, ¿por qué esperar hasta este momento para considerar combatir
al crimen organizado de nuestro país?, ¿por unos cuantos votos de más?, ¿por el
control de nuestras vastas reservas petroleras?, ¿de verdad considera que pasar
a la historia como uno de los más ridículos personajes de la política gringa
vale la pena?
Entonces, ¿quién es el verdadero terrorista de este cuento Donald?