Entrevista al escritor José Luis Fernández Juan

Para ti, ¿escribir es una necesidad?

 

. No hay que confundir mi evasión con la economía de opción, ni con la elusión fiscal. Mi evasión es meramente literaria; el poder de las letras siempre acaba triunfando.

Las letras han de quedarse aquí puesto que nos dan la fortaleza necesaria establecer una relación cordial con nuestro entorno. No hay alternativa de fuga y creo en ellas. Más allá de esta certeza incontrovertible, me evado con la escritura como otros se evaden con esculturas de arena, con tallados de jabón, con cirugías corporales, con restauración de muebles, con documentales de la 2 o con juegos de dispositivos electrónicos… El azar es tan caprichoso como el peso de una orquídea.

¿Cómo justificas tus períodos de silencio literario?

Mis silencios son un reflejo especular de mis múltiples aficiones: espeleología, aromaterapia, baloncesto, diy, pintura, senderismo, petanca, dioramas, senderismo…

También ejerzo de conductor, psicólogo, calificador, estimulador y orientador; soy profesor.

Los puntos concomitantes entre los sistemas y los síntomas son una constante de anclaje emocional. No los puedo evitar.

Al final mis silencios literarios siempre acaban pintando colores en el aire. Pinceladas de Harmonía va de eso.

¿Cómo te enfrentas a una hoja en blanco?

La hoja en blanco denota el nirvana ideal para el curioso. Aunque no lo evidencia; intuyes en ella belleza, magnitud, proceso, seguridad, densidad o sugerencia…Y tan solo a un suave golpe digital.

Ella es mi amiga. Nunca me enfrentaré a una hoja en blanco; siempre la llenaré de cariño… y de palabras.

¿Cuál es tu punto débil como escritor?

Mi desprejuicio. Pretendo quebrar con fantasía y atrevimiento la precisión quirúrgica que tiraniza al escritor. Frente al tópico, lo ilusorio. Me parece ideal.

¿Qué programa de televisión te ha resultado más inspirador para tus libros?

En mi infancia me marcaron profundamente El hotel de la mil y una estrellas, Retrato en vivo con Tequila, la Edad de Oro, Caja de ritmos o La bola de cristal. En aquella época consumía bastante televisión, pero me fui quitando poco a poco. Actualmente estoy libre de adicciones televisivas. De los últimos 10 años podría rescatar algunas series como Siete vidas, Merlí o La Alquería Blanca. No más.

Estos programas, en mayor o menor medida, me resultaban culturalmente muy potentes. Los tengo grabados en el intelecto y en un disco duro y; por supuesto, me han dejado una huella abisal que me ha ayudado a sedimentar mis gustos literarios en la orientación que se refleja en mis libros; sin duda, una parte importante en mi oficina de proyectos.

¿Qué manías tienes a la hora de escribir?

Escuchar canciones ambientales que ayuden a concentrarme como Me confunden con un hípster de Los Nikis, Lo siento de Luis Tseng, P.S. I love you de The Beatles o Acid in the Grass de The Rolling Stones. Esta música que ni tiene fragilidad, ni fecha de caducidad, me traslada a esos mundos propios y ajenos tan necesarios para mi inspiración. Intento aprovecharme de la coyuntura.

¿Qué libros recomendarías a quien siente aversión por la lectura?

Libros de humor. Enganche asegurado. Para empezar, Melocotón en almíbar de Mihura o Amor se escribe sin hache de Jardiel Poncela. Para acabar, Pinceladas de Harmonía y El diccionario de JLFJ.

¿Libros en papel o en digital?

No participo de esta guerra de preferencia. Cualquiera de los dos consigue para el lector la eternidad del instante ¡Lo importante es que se lea! De todas formas, si de mí dependiera la publicación de mis libros, lo haría en papel estucado. Por su tersura, resplandor, calidad de impresión y reducción a la absorbencia de tinta. Eso sí, con su correspondiente certificado medioambiental.

¿Crees que tus lectores pueden flotar en los universos paralelos que creas en tus libros?

Intento (mediante metáforas, sinestesias o metonimias) crear un cosmos diferente. Su rumor de fondo es el que armoniza mis libros.

Se trata de proponer, desde la imaginación, realidades alternativas que nos hagan ver que pueden existir firmamentos mínimos que nos proporcionan la máxima ventura. La magia, como decía el músico James Paul McCartney está “Aquí, allí y en todas partes”. Solo has de saber verla.

Para finalizar, ¿a qué escritor actual te gustaría conocer personalmente?

A Joaquín Rodríguez Fernández, el autor del libro NPI de música. Es el letrista de las canciones del grupo punk-pop Los Nikis. Indirectamente me ha inspirado sobremanera. Piensa que tanto Pinceladas de Harmonía como El diccionario de JLFJ son obras absolutamente musicales. Cada frase tiene su ritmo y cada palabra su melodía. Mis paisajes y naturalezas domésticas forman un universo emocional muy en la línea irreverente de Joaquín. Él ha compuesto obras míticas del siglo XX como Venganza, Inquisición, La fiesta medieval o La chica indigerible. Pero también del siglo XXI como La madre de Jimena o Vivo sin vivir en mí. Imposible abstraerse de su inspiración. Las fábulas siempre acaban dotando de individualidad los destinos propios. Los dos miramos, a través del lenguaje, imágenes con sonidos. Reinventamos nuestra imaginación y nos mantenemos al margen de la gran historia oficial. Recurrimos con síncopas y jeroglíficos al juego de ver con nuevos ojos. Y siempre con humor. La mirada de espumas hacia el mundo actual no tiene imposturas porque es bondadosamente simple.

UNETE



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