Quiero iniciar este articulo
lamentando los hechos violentos de esta semana en Aguililla, Michoacán, Tepochica,
Guerrero y Culiacán, Sinaloa. Es desgarrador escuchar los gritos de un policía
que ve a su compañero morir frente a sus ojos y no poder hacer nada o ver como
un padre hace hasta lo imposible por proteger con toda su fuerza a sus hijos y
alejarlos de las balas en horario pico a unos pocos kilómetros del centro de la
capital del estado de Sinaloa.Lo del día de ayer en Culiacan
fue triste, decepcionante, frustrante, impotente y un golpe de realidad muy
duro, no lo digo por la violencia que lamentablemente eso se vive a diario como
lo dijo la Secretaria de Gobierno, Olga Sánchez Cordero, aunque lamentablemente
esa frase fue sacada de contexto y termino viéndosele como una villana por
tales palabras.
Minutos incluso horas después
de que había un caos informativo por que no se sabía exactamente qué era lo que
había sucedido, más que balaceras en el primer cuadro de la ciudad y civiles
corriendo de los disparos para salvar su vida, después en un video que
circulaba se dio a conocer y ver como al menos 20 presos del penal de Aguaruto se
daban a la fuga ya tan solo estos hechos eran inaceptables, y dentro de lo
bueno era que se había detenido a el hijo de El Chapo Guzmán pero lo que
trascendió más tarde en la noche es el motivo de este artículo.
A las 21:33 el periódico La
Jornada informaba vía Twitter que las autoridades habían decidido liberar a
Ovidio Guzmán para pacificar a Culiacan. Las opiniones no se hicieron esperar y
entre que se buscaba una confirmación, la indignación y una esperanzadora
incredulidad surgía, por que de confirmarse podría ser algo imperdonable para
el estado mexicano.
Los minutos pasaron, el diario
Reforma confirmaba la primicia de la Jornada, y por último el abogado de Joaquín
Guzmán Loera y la agencia Reuters confirmaban la pesadilla, el estado mexicano
había liberado a un criminal para conseguir la paz en el estado de Sinaloa.
Investigando un poco en una
nota de El Financiero se informa que el gobierno del ex presidente Enrique Peña
Nieto había detenido a 93 de los criminales más buscados de este país, por su
parte a quien la mayoría responsabiliza de esta ola de violencia que vivimos,
otro expresidente Felipe Calderón, en su administración se habían capturado 25
de los más buscados, no recuerdo que en ningún momento se permitiera o que ni
siquiera se filtrara información de una negociación con delincuentes, hoy el
estado mexicano es frágil y ha sido vulnerado.
El lunes el Secretario de
Seguridad Publica, Alfonso Durazo dijo que se había llegado a un punto de
inflexión en la violencia vivida en este país, y vaya que se llegó a un punto
de inflexión, pero no el que él creía, el día de ayer jueves 17 de octubre será
recordado por el día en el que el gobierno cedió ante el narcotráfico, en el
que se humilló a las autoridades y en el que se evidenció que no se tiene un
rumbo certero.
El día de ayer se llegó a un
punto de inflexión, en el que hasta los más férreos defensores de esta
soberbiamente y mal llamada “Cuarta transformación” no tuvieron nada que decir
como Gibran Ramírez o fueron autocríticos a medias como Hernán Gómez.
El día de ayer se acabó la
luna de miel, y esto lo debe de saber el presidente, mira si el karma, el
destino o la fuerza que usted guste es canija. El presidente seguramente
esperaba salir en la portada de todos los diarios por iniciar con la obra del
aeropuerto en Santa Lucia pues ahora saldrá en los diarios por su ineficaz respuesta
a una sociedad sinaloense a la que le fallo y a la que le dijo “lo arreglamos
mañana” mientras en las calles de Culiacán hay sujetos con mascaras luminosas y
armas de alto calibre, celebrando que vencieron a la autoridad y que se sienten
más poderosos que nunca.ulo