Reseña "ANA" de Roberto Santiago

No sabía quién era Roberto Santiago, ni lo conozco, pero leer su primera novela para adultos, Ana, me ha hecho buscar información para saber quién es este autor: guionista, dramaturgo y escritor, quien me ha sorprendido muy gratamente. En 1999 rodó su primer cortometraje y fue el guionista de la película, El penalti más largo del mundo, que fue nominada a los premios Goya como guion mejor adaptado. Entre cortometrajes y películas suman doce. Cuarenta y ocho libros de temática juvenil entre los que destaca: el fenómeno Los futbolísimos. Y Ana. El teatro también forma parte de su vida escribiendo y adaptando hasta once obras.

 

. En 1999 rodó su primer cortometraje y fue el guionista de la película, El penalti más largo del mundo, que fue nominada a los premios Goya como guion mejor adaptado. Entre cortometrajes y películas suman doce. Cuarenta y ocho libros de temática juvenil entre los que destaca: el fenómeno Los futbolísimos. Y Ana. El teatro también forma parte de su vida escribiendo y adaptando hasta once obras.
Dicho esto, debo destacar que han sido 864 páginas absorbentes y absorbidas en pocos días, con una planificación de escritura excepcional.

Rodeando a la historia de la abogada penalista Ana Tramel, Santiago, en su primera novela para adultos, nos presenta un thriller trepidante protagonizado por una mujer muy brillante en su especialidad, aunque está acabada pese a ser relativamente joven: es autodestructiva, lo sabe y no tiene ninguna intención de remediarlo.

Él nos va desvelando, sin resuello en la lectura, de lo que es capaz Ana en sus vertientes familiares, laborales, de amistad, de compañerismo… En cada una de ellas nos presenta a una mujer estudiada, de la que ha hecho una buena ficha de personaje para que ningún hilo quede suelto, haciéndola que se desenvuelva en los bajos fondos de las más abyectas adicciones y de las que no tiene intención de salir, aunque ahora se vea forzada a denunciarlas y defenderlas para acusar a quien las promueve.

Santiago, a través de Ana, nos va a meter una serie de sucesos, tramas y subtramas, con giros muy bien argumentados que, mientras vas leyendo, te hace preguntarte, ¿qué pasará con esto?

Los inicios de las novelas han de ser fuertes para que el lector quede atrapado desde las frases iniciales, y así pasa con Ana la cual, desde que lees la primera página, ya tienes una trama, pero antes de que llegues al final de la segunda ya tienes una subtrama, aunque alguna más irá apareciendo.

Mientras está atiborrándose de alcohol y yaciendo en la cama con un jovenzuelo que ni ella misma sabe quien es, recibe una llamada de su hermano Ale con el que hacía tiempo que no tenía contacto. Este le pide que lo defienda de un asesinato que ha cometido y que lo visite en la comisaría en la que está detenido. El suicidio de su hermano, cuando ni han pasado veinticuatro horas, la lleva a investigar el porqué de la necesidad de poner fin a su vida.

Como no me gusta desvelar casi nada de lo que leo, diré que, siendo una persona ignorante en los temas del Derecho, sí que me ha hecho despertar un ligero interés en los procesos que se llevan a cabo hasta llegar a un juicio, así como conocer de qué se valen los investigadores para presentar pruebas tanto en la defensa de los acusados como en la acusación.

La fina escritura sencilla del autor se aprecia, en especial, en la escena del último alegato correspondiente al cierre del juicio contra un afamado casino, en el que defiende los intereses de la viuda y del hijo de su hermano, el cual es digno de releer.

Ana como protagonista en primera persona, pone en nuestro conocimiento un tema que existe en la sociedad pero que está bastante silenciado, la ludopatía, y en ese alegato final al que antes me refería manifiesta la impunidad que hay con los temas del juego a nivel gubernamental. Si se suprimió la publicidad del tabaco y del alcohol, ¿porqué no se suprime el de las casas de juegos y las apuestas?...

Ana se considera una yonki de muchas adicciones, menos la del juego, pero si que juega con todos aquellos que están involucrados en los motivos que han llevado a su hermano al suicidio y con su intuición y pocos escrúpulos conseguirá lo que se propone.

La Tramel consigue que el lector sea empático con ella; es más, ya me imagino que al autor le deben llover ofertas para que la novela sea película o serie de televisión… ¿Pero se lo permitirá una censura que dicen que no existe? Ya me gustaría que esta abogada tuviera más casos y yo pudiera leerlos, aunque las pretensiones de ella no es seguir en la brecha… pero las editoriales mandan.

Primero lean el libro y después esperen… que esto último que apunto se lleva a cabo.

Buena lectura.

UNETE



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