Me permito remitirles esta carta abierta en vista del
proceso de evaluación al que ustedes están sometidos ante la Consejo de la
Judicatura (CJ). Me tomo el atrevimiento de hacerles tres consejos no pedidos:
(1) saber que van a ser destituidos, (2) dar batalla, y (3) salir por la puerta
grande.
(1) Saber
que van a ser destituidos. La
evaluación a la que ustedes están sometidos está diseñada para destituirlos. El
Reglamento para su evaluación, aprobado por el CJ el 19 de febrero de 2019, contiene
escuetos criterios, entre los que resaltan los criterios de “legitimidad y
transparencia”, que además de violentar el principio de legalidad, deja en
manos del Comité Evaluador la tarea de interpretarlos a su entera discreción.
Adicionalmente, ustedes deben obtener al menos 80 de 100 puntos, puntaje que,
además de no estar previsto en la ley, se contradice con el puntaje que otras
autoridades públicas obtuvieron cuando fueron designadas. Basta señalar el caso
de la actual Fiscal General, quien obtuvo la peor nota (10 puntos de 20) en la única prueba objetiva
que realizó. Aunado a ello, nuestra legislación no prevé la conformación de “comités”
de evaluación, pero ustedes serán evaluados por un comité creado ad hoc por el CJ. Ya se ha hecho público
el nombre de los integrantes de ese comité, y debo reconocer que un nombre me
ha llamado mucho la atención. Se trata de un individuo que además de ser
presidente de un gremio de abogados, es sub-decano de una facultad de Derecho,
fue parte del proceso de nombramiento de la actual Corte Constitucional,
denunció penalmente a los actuales miembros del Consejo de Participación
Ciudadana y ahora los evaluará a ustedes. Está en todas partes. Sabe de todo.
Me recuerda a la publicidad que hace años circulaba en el país cuyo eslogan
era: “Trópico seco ¡Va con todo!” El CJ pretende disfrazar el proceso de
evaluación con un manto de legitimidad, cuando el único objetivo es removerlos
a ustedes de sus cargos. Todos sabemos eso. Lo saben la Fiscalía, la
Contraloría y la Procuraduría que en rueda de prensa exigieron que ustedes sean
evaluados cuando una de sus salas detuvo las pretensiones de la Fiscal de
mantener encarcelado a un perseguido político. Lo saben los medios de
comunicación que cuando hablan de ustedes no hacen un recuento de sus carreras
profesionales o académicas, sino de los fallos que ustedes han dado a favor o
en contra del “correismo”. El país ya vivió una cacería de brujas por parte del
Consejo de Participación Transitorio. Ustedes se salvaron por el simple hecho
de la fuente de su nombramiento. Ahora que
los transitorios se tomaron el CJ, siguen ustedes. Saber que van a ser
destituidos les da, paradójicamente, un poder que otras autoridades no
tuvieron. Sobre eso tratan mis dos siguientes consejos.
(2) Den
batalla. No se queden de brazos cruzados mirando cómo
el CJ continúa con su ilegal proceso de evaluación. Yo sé que la Presidenta de
la CNJ protestó públicamente por este proceso. Pero protestar no es suficiente.
Dar entrevistas a los medios no es suficiente. Que personas como yo no quejemos
en las redes sociales, no es suficiente. Se requiere que ustedes empiecen a
judicializar y a denunciar todas estas arbitrariedades. Den batalla. Hagan uso
de todos los recursos legales y constitucionales que tienen a su alcance. Probablemente
pierdan todos esos recursos, como los han perdido muchos de los perseguidos
políticos, pero con ello agotarán la vía interna para luego demandar al Estado
ante las cortes internacionales. Además, no es necesario esperar a que los
destituyan. Desde ya pueden hacer uso de las vías que el derecho internacional
les otorga. Denuncien el proceso de evaluación y todas las injerencias en la
independencia judicial ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Pidan una audiencia pública. Soliciten que el Sistema Interamericano dicte
medidas de protección a su favor. Acudan ante el Relator de las Naciones Unidas
sobre la Independencia de Magistrados y Abogados. No hay nadie mejor que los
pueda defender que ustedes mismos. Aprendan del pasado. Miren como las
autoridades públicas fueron destituidas por los transitorios y no hicieron nada
para prevenirlo. Lo peor que pueden hacer es no hacer nada.
(3) Salgan
por la puerta grande. No
traten de complacer a sus evaluadores o a la opinión pública con miras a
conservar sus puestos. Eso no es ni legal ni ético, pero tampoco les dará
resultados. Miren el vergonzoso accionar del ex Presidente de la Corte
Constitucional, Alfredo Ruiz, quien suspendió la sesión del Pleno de la Corte,
una vez que el Presidente Moreno remitió al CNE los decretos ejecutivos que
convocaban a la consulta popular de 2018. Miren como la antigua Corte
Constitucional se dedicó a emitir sentencias en casos “polémicos”, tirando
abajo incluso las enmiendas constitucionales del 2015. Esa actitud sumisa y
complaciente a los deseos del Presidente Moreno, de los transitorios y de la
prensa mercantil no les valió para nada. Todos ellos, incluido Alfredo Ruiz, fueron
destituidos. Miren también el caso del CNE cesado y de su Presidenta, Nubia
Villacís. Ellos dieron luz verde a la consulta de 2019, cuando debieron haber
exigido al Presidente Moreno que espere al dictamen de la Corte Constitucional.
Villacís incluso apareció en los medios de comunicación afirmando tajantemente
que “nada ni nadie podía parar la consulta” ¿De qué les sirvió eso? ¡De nada!
Villacís y sus colegas fueron destituidos. Comportamientos como ese no solo que
son ilegales y antiéticos, sino que son inútiles para proteger sus cargos. La
forma legal y ética es la que menciono en el punto (2) arriba. Den batalla a
nivel nacional e internacional. No se sometan al poder. Ahora que saben que van
a ser destituidos, salgan por la puerta grande y no por la ventana, como
salieron los ex jueces de la Corte Constitucional y los ex consejeros del CNE.
Salir por la puerta grande significa mantener hasta el último día su
independencia. Liberen a los presos políticos injustamente detenidos y sin
pruebas en su contra. Archiven las causas que reposan en sus despachos que no
son otra cosa que persecución política. Cumplan su tarea de contrapoder frente
a las arbitrariedades del Ejecutivo y del Legislativo. Devuelvan un poco de
institucionalidad al país. Devuelvan un poco de tranquilidad a todas esas
familias que tienen seres queridos encarcelados o asilados en el exterior. Juzguen
conforme a derecho y no conforme a los titulares en los medios de comunicación.
Salir con la frente en alto es hacer bien su trabajo. Que el país los recuerde
como jueces y juezas valientes, y no como los pusilánimes de Alfredo Ruiz y
Nubia Villacís.
Aprovecho la presente para remitirles mis muestras de
la más alta consideración.