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No son exabruptos aislados de machos ibéricos de bar, los que estamos escuchando
contra la sentencia de la Manada, contra la ministra de justicia o contra las
mujeres que se atreven a denunciar ese machismo resurgido en tiempos de
reivindicación de la igualdad de las mujeres. Qué casualidad. Estamos
asistiendo a un contrataque de los sectores más reaccionarios de la sociedad,
capitaneados por la ultraderecha, ahora reagrupada en torno al trasnochado
fascismo de Vox y coreado por algunos medios de comunicación, que en nombre de la libertad de información
se han convertido en el amplificador de las invectivas dialécticas de ese
partido surgido de las cenizas del franquismo.
Lo
peor que se puede hacer en la sociedad actual es dar pábulo al cerrilismo
ideológico, porque despierta los instintos más primarios de ese fascismo
larvado que anida en una parte de la sociedad, que siente el progreso como un
atentado contra su posición de poder, ya sea este en la política, en el trabajo,
en la pareja, en la familia o en la escuela. Y pábulo le están dando a estas
ideas regresivas quienes se están sirviendo de ese nuevo fascismo, que detrás
del griterío en nombre de España, esconde un cuerpo ideológico incompatible con
la democracia.
El
aumento del discurso machista de la ultraderecha, asentido por una importante
parte del Partido Popular, tiene como valedor inesperado a Ciudadanos. Este
partido, que utiliza el metalenguaje del limbo ideológico, es decir, que nadie
sepa lo que pienso para hacer lo que me dé la gana, es el máximo responsable
del auge de Vox y sus ideas ultranacionalistas, ultraliberales y ultramachistas.
No se puede saciar la sed de poder de sus líderes, apoyándose en el neofascismo
de Vox, porque lo único que están consiguiendo es que ocupen un espacio
político desde el que pueden amplificar sus retrógradas ideas sobre las mujeres, por mucho que el partido naranja lo quiera
disimular, por muchas piruetas dialécticas que estén haciendo, por mucho enfado
que muestren sus dirigentes cuando se les acusa de ser la muleta del machismo
de Vox.
No
hay trampolines que posibiliten alcanzar el poder a la derecha saltándose a Vox.
Cuando se manifestaron con ellos en la Plaza de Colón de Madrid, o cuando han
conseguido que Begoña Villacís sea vicealcaldesa de la capital, o en el caso
del PP, Díaz Ayuso, posible presidenta de la Comunidad madrileña con los votos
de la ultraderecha, lo que han conseguido es la visibilización política de esta,
haciendo que obtengan parcelas de poder. Y llegará a pasar lo que en Andalucía,
que la necesidad de sus votos para la gobernabilidad de la Comunidad, está
haciendo que Vox, poco a poco, vaya introduciendo medidas contra la igualdad,
sin que en Ciudadanos hayan saltado las alarmas.
La
regeneración se ha quedado en regresión, desde que Rivera y su mano derecha
Arrimadas, hayan dado por bueno, sin avergonzarse, que Ciudadanos, para ser
algo, tiene que ir de la mano de la extrema derecha. Único pacto de la infamia
que se ha hecho en este país, en los últimos tiempos. Nuestro querido Benito
Pérez Galdós dijo de los hipócritas: «Bajo el hipócrita candor, se esconde una aritmética parda que supera en agudeza y perspicacia a cuanto idearon los matemáticos más expertos». Lo puedes leer también en: https://laescrituraesferica.blogspot.com/2019/06/las-derechas-descorchan-el-machismo.html