Periódicamente se vienen
recibiendo y propalando noticias sobre el cambio climático, sobre sus efectos y
sobre las probabilidades destructivas en un futuro cercano, estableciendo como
una fecha de referencia el año 2050, en que supuestamente habremos llegado a un
momento en que la situación de amenaza a toda la humanidad será patente y hasta
irreversible si es que no se alcanzan, a esa fecha, reducciones significativas
de los gases de efecto invernaderos y consecuentemente una ralentización del
incremento de la temperatura media planetaria, que de acuerdo a los científicos
y expertos no debe superar los 2° centígrados para algunos y 1.5° centígrados
para otros, con respecto a la
temperatura promedio de la era preindustrial.
Valgan verdades, conforme uno lee
y conoce más, se da cuenta de que resulta casi un imposible alcanzar estos
valores y es que debemos tener en cuenta lo siguiente:
·
La Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE)
estima que las emisiones de carbono en 2050 como mínimo duplicarán los niveles
de 1990. Esto pone en peligro de manera creciente los logros obtenidos en
términos de desarrollo y que tanto esfuerzo han costado, e introduce una
complejidad mayor en nuestro trabajo como agentes de este proceso.
·
El mundo
actualmente está un grado centígrado más caliente que antes de que irrumpiera
la industrialización, de acuerdo a la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
·
La temperatura global promedio para los primeros
10 meses del 2018 fue 0.98 grados por encima de los niveles que existían entre
1850 y 1900.
·
Los 20 años más calurosos de la historia desde
que comenzaron las mediciones han sido registrados en los últimos 22 años y los
registros de 2015 al 2018 ocupan los primeros cuatro lugares.
·
Se espera que la población mundial aumente en
más de 1.000 millones de personas en los próximos 15 años, por lo que se
alcanzarían los 8.500 millones en 2030, 9.700 millones en 2050 y
11.200 millones en 2100, lo cual significa en la práctica, una mayor y
creciente presión sobre los recursos del planeta, con consecuencias negativas
sobre los factores que inciden en el cambio climático.
Así las cosas, si la tendencia
continua y es muy probable que continúe, la temperatura global podría aumentar
entre 3 y 5 °C aproximadamente para el año 2100, lo cual significa un cambio
catastrófico para el planeta y por supuesto para los ocupantes de este limitado
espacio terrenal.
Para graficar la situación
actual, se han hecho variados y amplios estudios que son difundidos y en alguno
de éstos, mencionan que si los países no actúan decididamente podremos llegar a
un incremento de 4.5 °C aproximadamente para fines del presente siglo. Si se
aplican efectivamente las actuales políticas, lo que significa un compromiso
global, podremos llegar al fin del siglo con aproximadamente 3.5°C de
incremento y si se logran materializar todos los ambiciosos compromisos
asumidos a nivel internacional podríamos estar ligeramente por debajo de los
3°C.
Como se puede apreciar, la
situación es muy compleja, más aún cuando entre los países que más emiten gases
de efecto invernadero, están algunos países desarrollados o en pleno proceso,
como China, USA, en primer lugar, siendo seguidos por otros países como India,
Rusia, Japón, Brasil, Irán, Indonesia, Canadá y México, totalizando entre todos
el 60% de las emisiones globales. Dentro de estos países también están los que
más población tienen y tendrán como son China y la India.
Entre los efectos y consecuencias
más importantes que podemos esperar del cambio climático tenemos:
·
Aumento del nivel del mar e inundación
consecuente de ciudades costeras.
·
Olas de calor severas, que ya se vienen dando y
son cada vez más comunes y extensas, con las consecuencias sobre la vida y
salud de las personas, sus medios de vida y la ocurrencia de incendios.
·
Tormentas intensas cada vez en mayor número y en
lugares inesperados.
·
Sequias, como consecuencia de una disminución
del agua dulce.
·
Extinción de especies vivas como producto del
aumento de temperatura, en tierra y en los océanos, desertificación, deforestación,
etc.
·
Enfermedades como consecuencia del desarrollo e
incremento de plagas y vectores que las transmiten.
·
Desaparición de glaciares, con las consecuencias
futuras sobre las fuentes de agua dulce de muchas regiones y de los microclimas
alrededor de éstos.
Estos efectos generaran a su vez grandes
inestabilidades económicas en un mundo que debe atender a una mayor población,
con recursos cada vez más escasos, lo que producirá a su vez grandes
desplazamientos de personas (millones)
en búsqueda de mejores condiciones de vida, ante lo cual surgirán
tensiones interregionales, internacionales y dentro de los propios países, como sabemos,
este tipo de situaciones pueden resolverse de dos formas, mediante la
cooperación o a través de la exacerbación de las tensiones que derivan en
crisis y a su vez en situaciones de conflicto.
Sin ánimo de ser pesimista y dada
una realidad que ya estamos viviendo, debemos tomar conciencia que el futuro va
a exigir al máximo la voluntad humana de encontrar soluciones racionales y
cooperativas, pero ellas no ocurrirán por generación espontánea siendo
necesario trabajar seria e intensamente en ellas.
En ese
contexto, existen Organismos Internacionales, como la Organización de las
Naciones Unidas (ONU) que representa la máxima expresión de éstos, al integrar
a prácticamente todos los países reconocidos en el mundo y al haber nacido de
la decisión de las principales potencias mundiales, ante la experiencia y
sufrimiento de dos guerras mundiales, estando sus principios orientados a:
1.
Mantener
la paz y la seguridad internacionales y con tal fin; tomar medidas colectivas
eficaces para prevenir y eliminar amenazas a la paz y para suprimir actos de
agresión u otros quebrantamientos de la paz; y lograr por medios pacíficos y de
conformidad con los principios de la justicia y del derecho internacional, el
ajuste o arreglo de controversias o situaciones internacionales susceptibles de
conducir a quebrantamientos de la paz.
2.
Fomentar
entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de
la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos y tomar otras
medidas adecuadas para fortalecer la paz universal.
3.
Realizar
la cooperación internacional en la solución de problemas internacionales de
carácter económico, social, cultural o humanitario y en el desarrollo y
estímulo del respeto a los derechos humanos y a las libertades fundamentales de
todos, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión.
4.
Servir
de centro que armonice los esfuerzos de las naciones por alcanzar estos
propósitos comunes.
Asimismo, y basado en los principios antes enumerados, se
ha establecido la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático como el principal foro intergubernamental internacional para negociar
la respuesta mundial al cambio climático.
Sin embargo la experiencia y las noticias que recibimos
con frecuencia, sobre conflictos armados en diferentes partes del mundo,
guerras comerciales, interétnicas, crisis entre bloques regionales, entre
naciones, desplazados y refugiados generando crisis humanitarias, cuestionamientos
al cambio climático etc. nos indican, que
existe una “Real Politik” o un pragmatismo político, que es en último término la que determina las principales
decisiones y el escenario mundial, donde se juegan intereses hegemónicos en los
diferentes campos del quehacer humano, auto entendidos y justificados como
condiciones de supervivencia de las principales potencias mundiales y es en ese
escenario, donde la mayor parte de los países, que no son potencias, buscan
hacer prevalecer sus derechos, sus objetivos, sus intereses, su supervivencia.
En definitiva, es muy bueno que existan los organismos
internacionales como la ONU, donde es posible exponer situaciones de injusticia
o desequilibrios e intentar en consecuencia lograr resultados más justos y
equitativos, pero ante condiciones extremas, es muy probable que los intereses
que prevalezcan sean los de aquellos capaces de imponerlos.
Entonces surge la pregunta lógica:
¿Qué debemos hacer como sociedad nacional?
·
En primer lugar, apoyar y participar activamente
de todos los esfuerzos serios que se hagan por reducir las condiciones que
exacerben el cambio climático, a sabiendas y aceptando que es muy posible que
otros no lo hagan de la misma forma.
·
Prepararnos para el escenario más realista
posible que tendremos que afrontar como país, que debe “construirse” en base al
conocimiento prospectivo que deben generar nuestras propias instituciones
científicas y técnicas, para lo cual es necesario creer en ellas y
consecuentemente financiar sus investigaciones, a la par de recabar y procesar
la amplia información disponible a nivel planetario.
·
En base al escenario anterior, orientar la
economía, las principales actividades productivas, para lograr desarrollarnos y
posicionarnos como país de la mejor manera posible, bajo la premisa que somos autores
y actores de nuestro propio destino.
·
Educar racional y realistamente a toda la
población, preparándola, sin caer en el alarmismo, para un escenario difícil y
distinto al actual, donde hay mucho espacio para cooperar y colaborar, pero sin
perder de vista la propia sobrevivencia, autonomía y resiliencia de la nación.
·
Dimensionar fuerzas de defensa y seguridad acorde
con el convulsionado escenario esperado, preparándolas consistentemente para
que cuenten con la capacidad de preservar la integridad, autonomía y seguridad
del país ante cualquier circunstancia interna o externa que pueda presentarse.
Finalmente y como he
mencionado, el Sistema Internacional que obedece
fundamentalmente a una visión realista y de intereses entre los estados, no es ni bueno ni malo, es como es y como
tal, es en el que nos toca interactuar y para ello debemos siempre asumir que
nadie va a hacer por nosotros lo que nosotros mismos no estemos dispuestos a
hacer, por tanto es de nuestra entera responsabilidad como integrantes de una
nación, sumarnos a ese gran y constante esfuerzo de construir el país que
queremos y que necesitamos para enfrentar un futuro lleno de riesgos e
incertidumbres, pero también de oportunidades.
Así ante la alarmante realidad
del cambio climático, no hay tiempo que perder, hay mucho en juego,
especialmente para las generaciones futuras, aquellas que hoy por hoy no están en
capacidad de decidir nada, sin embargo, podrán ser las principales víctimas si
no decidimos y actuamos bien y oportunamente ¿QUÉ HAREMOS ENTONCES?
PD: Estimado amigo/a lector, te agradeceré los comentarios que puedas hacer sobre el artículo.