Es
irónico ver a los habitantes de Finlandia, Suiza, Japón, Irlanda, Macao,
Noruega, Chile entre otros países que poseen limitadas riquezas naturales, disfrutando
una vida cómoda y esperanza futura, gracias a una educación de calidad, en
contraste con los desesperados habitantes de una empobrecida Venezuela,
injustamente colmada de riquezas naturales, dilapidada por un pueblo
encandilado por la buena vida y despilfarro, desde el ciudadano más sencillo
hasta el mismo populista presidente.
La
agitada tierra de Francisco Miranda preñada de caos, ha sido bendecida por el
destino, al poseer la reserva más grande de petróleo en el mundo, certificada y
científicamente comprobados a enero de 2018 según el CIA World Factbook,
irrumpiendo
como su producto estrella, teniendo como norte que este 2019 el mundo consumirá
aproximadamente cien millones de barriles al día pronosticado por la OPEP.
Aunque
no tengamos acceso a fuentes oficiales, según las informaciones más serias,
este desabastecido país, arruinado por sus hipnotizados habitantes, exporta
aproximadamente dos millones de barriles diarios, considerando el precio a 61,91$,
por barril de crudo según la
OPEP para este febrero 2019,
alcanza una suma astronómica superior a los 40 mil millones de dólares anuales,
convirtiéndose cerca del 90% de sus exportaciones, aunque ahora con los precios
del petróleo en el piso, abatidos esperan un legendario apocalipsis.
El actual caótico país de Simón Bolívar,
avergonzada de su riqueza natural, encierra la segunda reserva de gas más
grande del planeta según los expertos venezolanos, aunque indagando en los
rankings mundiales, este país aparece como la quinta potencia de reserva de gas
que, casi en su totalidad por explotar.
Según
Dossier dirigido por el periodista Walter Martínez, esta derrumbada Venezuela,
ostenta la segunda reserva de oro más grande del planeta después de EEUU, el
mismo aún no está confirmado científicamente esa aseveración, sospechándose más
de once mil toneladas bajo sus suelos, que Maduro ha empezado vender este
preciado metal a otros países para enfrentar la hiperinflación generada bajo su
déspota gobierno.
Asimismo
el precario país de Simón Rodríguez, según los científicos, podría poseer en el
mundo, la reserva más grande de Thorium, indispensable para la
tecnología de punta de hoy y del mañana; mineral que produce una energía
superior a las energías producidas por el plutonio o el uranio, de explotarse
científicamente otorgaría poderío nuclear de dimensiones insospechadas.
Sorprendentemente
la vapuleada tierra de Andrés Bello, según
Dossier de Walter Martínez, aguarda el
segundo caudal de agua dulce más grande del planeta; la segunda reserva de
uranio del planeta y la segunda reserva del planeta de Coltán, conocido como el
oro negro, también indispensable para la fabricación de piezas de los
Smartphones entre otros artefactos de última generación.
Finalmente,
podremos resumir estas sorprendentes riquezas naturales que posee
Venezuela, comparándola con la suerte de
un joven “tercermundista” heredero de una plantación de paltos de mil millones
de hectáreas en tierra fértil con agua propia, sin ninguna deuda y en plena
producción que, enteramente dedicado a disfrutar los placeres de la tierra y
aun regalando un millón de hectáreas por año a los más pobres, el joven podrá
vivir cómodamente y sin trabajar cientos de generaciones que los venezolanos
renunciaron con todas sus fuerzas al desarrollo sostenido, hipotecando su
futuro en nombre de una ficticia vida fácil.