Como historiadora que soy,
egresada de una de las más prestigiosas universidades venezolanas -Universidad
Central de Venezuela- me he dado a la tarea de indagar en los últimos años,
acerca de lo que es el capitalismo y el socialismo. En efecto, como es bien
sabido, en Venezuela existe una diatriba constante entre estos dos modelos
económicos debido a que el actual gobierno de este país sudamericano, es de
corriente socialista y en muchas ocasiones, el ciudadano Presidente de
Venezuela ha declarado a los medios en reiteradas oportunidades que:
"Venezuela está viviendo un proceso de transición, del capitalismo al
socialismo"; que "el capitalismo es un sistema perverso" y
que el socialismo, "es la salvación de la humanidad". Ahora bien, ¿es
el capitalismo un sistema perverso? ¿Es el socialismo la solución a los males
que aquejan a Venezuela, a los países latinoamericanos y del mundo? Me permito
responder a estas y a otras interrogantes a través de una perspectiva bíblica.
Tal vez usted que está leyendo estas líneas se reirá y dirá: "¿La Biblia, ese libro
"religioso" ofrece respuestas a la economía de un país? Le puedo
decir sin dudar que SI. La
Biblia, ese libro que para muchos es anacrónico, ofrece
respuestas no sólo para la condición espiritual del ser humano, sino también
para los problemas y crisis que a diario, aquejan a nuestras naciones.
En Venezuela actualmente hay un
problema que está preocupando a un sector de la sociedad, y es el Derecho de
Propiedad y de la Libre
Empresa. En efecto, se han efectuado expropiaciones a
empresas nacionales y extranjeras y se han realizado invasiones a bienes
inmuebles en nombre de una revolución socialista, afectando moral, económica y
emocionalmente a los dueños de estos inmuebles y empresa, y a la ciudadanía en
general. ¿Qué enseña la Biblia
al respecto?
El Dr. en Filosofía, Alvin J.
Schimidt es su libro "Impacto Demoledor", nos expone
magistralmente en uno de los capítulos del libro antes mencionado, la
importancia que tiene para los ciudadanos de un país, la propiedad y la
libertad individual, por encima del colectivismo. Esta importancia capital,
tiene su fundamento en principios bíblicos. A continuación, transcribo un tema
tratado por este autor denominado: Derechos de propiedad y libertad individual.
Le sugiero, apreciado lector, que lo lea con detenimiento. Usted observará que,
la Biblia nos
enseña la importancia de la libertad económica e individual y que en ningún
momento, Jesucristo y los cristianos primitivos enseñaron el socialismo a las
personas del primer siglo de nuestra era.
"El trabajo y la vida
económica de una persona tienen poco o nada de dignidad cuando carece de
libertad y del derecho de propiedad. Estos están arraigados en dos de los Diez
mandamientos: "No robes" y "No codicies" (Éxodo 20:15,17).
Ambos proponen que el individuo tiene libertad y derecho de adquirir, retener y
vender su propiedad a su discreción.
Los derechos de propiedad privada
son vitales para la libertad de las personas. No pueden separarse. Sin embargo,
esta verdad elemental no se reconoce y se enseña raramente en la actualidad,
aun en los países democráticos. Los promotores del socialismo y especialmente
del comunismo condenan y desprecian los derechos de propiedad privada alegando
que los derechos humanos son más importantes. Este discurso es un engaño y
carece de apoyo histórico (el subrayado y las negrillas es
nuestro), porque donde no hay derecho de autoridad privada virtualmente no hay
derecho humanos ni civiles. ¿Qué derechos tenía el pueblo de la ex Unión
Soviética, donde todo era propiedad del Estado? Aparte de unas pocas
excepciones personales, el derecho de propiedad privada no existía. La falta de
derecho de propiedad estaba estrechamente ligada a la carencia de libertad
religiosa, libertad de expresión o libertad de prensa. En forma similar, ¿qué
derechos humanos tienen en la actualidad en Cuba o en China, donde tampoco
existe el derecho de propiedad?
Desde la aparición de la
filosofía económica y política de Carlos Marx, conocida como comunismo, hasta
ahora, se atacó la propiedad privada. El Manifiesto Comunista de Marx y Engels,
de 1848, afirma: "La teoría comunista
puede resumirse en una sola frase: abolición de la propiedad privada". E inmediatamente después de la revolución de octubre de
1917, Lenin, el primer líder comunista de Rusia, tomó en serio las palabras del
Manifiesto Comunista cuando secretamente: "ordenó la destrucción de
todo documento legal...a fin de imposibilitar a los ex propietarios la prueba
con un título". Después de la fundación del Partido
Comunista, numerosos políticos y escritores, aun algunos teólogos, han alegado
que el socialismo, palabra usada en forma intercambiable con comunismo en el
Manifiesto Comunista, es más compatible económica y filosóficamente con los
valores cristianos (...) Cabe enfatizar que en ninguna parte del Antiguo o
Nuevo Testamento se desprecia el derecho a la propiedad. Por el contrario, el
mandamiento "no robes" subraya tales derechos. Además, en sus
parábolas y otras enseñanzas, Jesús se refiere con frecuencia a la propiedad y
a los bienes materiales, pero nunca condena a nadie por poseerlos. Sólo condenó
el apego desmedido de la gente a sus posesiones porque interfería con el amor
de Dios y al prójimo. La parábola del Joven Rico en Mateo 19 ilustra claramente
este punto. En otra parábola Jesús hace aparecer al dueño de la viña diciéndole
a uno de sus obreros: "¿Es que no tengo
derecho a hacer lo que quiero con mi dinero?" (Mateo
20:15). En forma similar, el libro de Hechos relata de Ananías que cayó muerto, no por retener algo de su propiedad, sino por haber mentido en cuanto
a haberlo dado todo, cuando en realidad no lo había hecho. La posesión de una
propiedad privada se asume en la pregunta que Pedro le hace: "¿Acaso no era tuyo antes de venderlo?" (Hechos
5:4).
Dignificación de la Libertad Económica
Aún cuando el cristianismo no
defiende determinada ideología económica, sería completamente erróneo concluir
que, en consecuencia, ninguna ideología económica es compatible con los valores
y creencias cristianas. Sin embargo, algunos llegan con frecuencia a esa
conclusión, especialmente quienes simpatizan con el socialismo. Muchos, debido
a la venta de sus propiedades por algunos cristianos primitivos y porque tenían
"todas las cosas en común" y daban "a cada
uno según su necesidad" (Hechos 4:32,35), o porque esperaban ser
guarda de su hermano, piensan que los gobiernos socialistas del presente son un
reflejo del cristianismo. Las personas que piensan de esta manera cometen por
lo menos tres errores. En primer lugar, olvidan que no todos los cristianos
primitivos del Nuevo Testamento vendieron sus propiedades. Por ejemplo, María,
la madre de Marcos, retuvo su casa (Hechos 12:12); y Simón, curtidor de
Cesárea, también retuvo su casa y hospedó a Pedro (Hechos 10:32). Segundo, no
lograron notar que el "socialismo" practicado por los cristianos
primitivos era completamente voluntario. Todo lo que tenían en común era
por amor a personas a las cuales Cristo redimió, no porque se vieran obligados
por medidas coercitivas de un gobierno (el subrayado y las negrillas,
es nuestro).Como se hace notar en el capítulo cinco de Hechos, la conducta que
resulta forzada, no importa cuán noble sea su objetivo, ya no es cristiana.
Tercero, aunque Cristo quiere que todos lo sigan, también les deja la libertad
de rechazarlo, precedente que Dios Padre ya estableció desde el tiempo de la
creación, cuando dio a Adán y Eva el libre albedrío. Cristo sanó a diez
leprosos, pero sólo uno regresó a darle gracias. No negó a los demás la
libertad de rechazarlo. En otra ocasión dice que quería reunir al pueblo de
Jerusalén espiritualmente con él, como la gallina reúne sus polluelos, pero
ellos no quisieron. Hasta lloró por la obstinación espiritual de Jerusalén,
pero su modus operandi no era la compulsión.
Como Dios no quiere que se
coaccione a la gente en materia espiritual, tampoco quiere que se lo haga en
asuntos terrenales, por ejemplo, en sus actividades económicas. No hay una sola
referencia en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento en la que Dios niegue la
libertad económica a su pueblo, como la hacen el fascismo, el nazismo y el
comunismo. Las parábolas de Jesús que tocan asuntos económicos siempre se
formulan en el contexto de la libertad (el subrayado y las negrillas,
son nuestro). Considérese la parábola de los Talentos, en que un hombre recibió
cinco talentos, otros dos y un tercero, uno (Mateo 25:15-30). Da entender algo
muy claro: cada uno era libre de invertir o no invertir; no había compulsión.
Si no logramos ver que la naturaleza no voluntaria, coercitiva del socialismo
con sus programas estatales es totalmente incompatible con las prácticas
económicas en que se comprometieron algunos cristianos primitivos cuando
voluntariamente "tenían todo en común" (Hechos 2:44), podríamos
pensar que el socialismo es una buena forma de practicar el cristianismo. Este
engañoso pensamiento llevó a F.D. Maurice, en 1848, a crear la expresión
"socialismo cristiano". Como ya se dijo, algo que no se hace
voluntariamente o se hace como resultado de una coerción, ya no es cristiano.
El "socialismo cristiano" es una contradicción. El socialismo como
afirma el economista austríaco FFA. Hayek, no advierte a la gente que sus
promesas de libertad de las preocupaciones y necesidades económicas solo se
pueden dar "si se exime el individuo al mismo tiempo de la necesidad y de
la capacidad de elección". Dostoievski expresa la incompatibilidad del
cristianismo y el socialismo cuando Miüsov, en Los hermanos Karamazov,
dice: "El socialista que es cristiano debe ser más temido que un
socialista ateo".
Libertad Económica: Su
relación con el Capitalismo
Desde que el ateo comunista
Carlos Marx escribió Das Kapital (El Capital), a mediados del siglo XIX,
el sistema económico del capitalismo ha sido gravemente mal entendido y aun
castigado, en parte por la definición que Marx hace del trabajo. Erróneamente
vio el trabajo como una antítesis del capital, cuando en realidad el capital es
solo trabajo transformado. Otra razón para la falta de comprensión del
capitalismo viene de la falta de entendimiento de lo que se quiere decir por capitalismo.
Aunque Marx no usa la expresión, pronto llegó a ser un concepto insidioso
para sus seguidores y simpatizantes, que lo usaban en su propaganda
anticapitalista. Los medios de comunicación con frecuencia describen el
capitalismo en forma negativa. Irónicamente, mucho de los medios informativos
que reciben un sustento de millones de dólares al año - un salario capitalista-
de las empresas capitalistas ponen en entredicho al capitalismo, de modo que en
realidad muerden la mano que les da de comer.
En realidad, el capitalismo
solo es sinónimo de libre empresa o libertad de mercado. Si se usara la
expresión libre empresa o libertad de mercado en forma coherente en
vez de capitalismo, los socialistas tendrían más dificultades para hacer que la
gente vea el capitalismo como malo. Esto sería especialmente válido en
sociedades que tienen una firme tradición de libertad, como los Estados Unidos,
Canadá y Gran Bretaña. La gente se preguntaría: "¿Cómo puede ser malo
este sistema económico si es el resultado de la libertad política y económica,
y nunca se le encuentra donde no hay libertad?".
El Papa Juan Pablo II formuló una definición de capitalismo que es pertinente.
En 1996 preguntó retóricamente si los países de la Europa Oriental,
donde fracasó el comunismo, debían optar por el capitalismo. Dijo: "Si
por capitalismo entendemos un sistema que reconoce el rol fundamental y
positivo de los negocios, el mercado, la propiedad privada y la responsabilidad
resultante por los medios de producción, como también la libre creatividad
humana en el sector económico, entonces la respuesta es afirmativa". Como
ya se observó, esta definición subraya que capitalismo es solo un sinónimo de libre
empresa.
El capitalismo es un subproducto de la libertad aplicada a la vida y a las
actividades económicas. Es cierto, se puede cometer abuso y mal uso de la
libertad del capitalismo, y lamentablemente esto ha ocurrido. También,
lamentablemente, es lo único que los anticapitalistas (socialistas y
comunistas) prefieren saber sobre el capitalismo. Carlos Marx creía que los
abusos del capitalismo lo destruirían inevitablemente. Como ateo, no pudo
prever que el espíritu humano del cristianismo asimilado por una gran cantidad
de límites en Occidente iba a corregir los abusos económicos. Así el
capitalismo o libre empresa no solo ha sobrevivido, sino que han dado a una
gran proporción de personas más prosperidad y libertad que cualquier otro
sistema económico en la historia de la humanidad (el subrayado y las
negrillas, son nuestras). Como lo ha mostrado Milton Friedman, en los países
donde no se permite la operación de libre mercado la brecha entre ricos y
pobres se hace más grande.
El capitalismo (...) no hace coerción ni obliga a los individuos a realizar
determinadas transacciones económicas. Permite que individuos y empresas actúen
voluntariamente. Las personas no tienen que vender o comprar sus productos si
no lo desean. Además, no se obliga a las personas a producir determinado
artículo contra su voluntad, como es la norma en las economías socialistas o
planificadas.
Finalmente, dada la positiva relación entre la libertad económica y la
prosperidad de una nación, es necesario hacer esta pregunta: "¿Es
solo accidental que la mayor cantidad de libertad y la prosperidad económica
acompañante se dé en países donde el cristianismo ha tenido y sigue teniendo
una presencia e influencia dominante?" La evidencia muestra más bien
de manera positiva que "el cristianismo tiende a crear un modo capitalista
de vida donde no se impone condiciones de estado de sitio" "*
______
*
Alvin J. Schmidt, "El trabajo y
la libertad económica, dignificados" en: Alvin J. Schmidt, Impacto
Demoledor. Editorial Vida. 2004. pp.220-226.