La
región Latinoamérica, desde su descubrimiento hasta hoy en día, ha vivido
cambios exabruptos que la han ido moldeando de acuerdo a ciertos intereses
extranjeros y en algunos casos por intereses propios de los líderes políticos.
La idea del desarrollo se ha ido transformando y ha acompañado a nuestro
continente a lo largo desde que Cristóbal Colón la inventara. Los modelos de
desarrollos implementados en los países de la región han tenido un impacto
directo en las esferas políticas, sociales y económicas, pero también en la
educación, en la salud, en la seguridad social entre otros muchos temas
concernientes al día a día de cualquier latinoamericano. Partiendo de la noción
que los países latinoamericanos, a pesar de sus esfuerzos, no han podido
desarrollarse adecuadamente y que las crisis van en aumento, debemos estar
conscientes que se deben implementar modelos de desarrollo enfocado en las
personas que sean diseñados tanto por el gobierno como las personas. Mi
propósito no es más que ofrecer una perspectiva de nuestros modelos de
desarrollo latinoamericano y su incapacidad de mejorar la capacidad de vida de
nuestra gente.La
grave condición que sufre el pueblo venezolano en materia de derechos humanos
son pruebas que abonan a la idea que el actual modelo latinoamericano está
completamente superado. El reporte
de Amnistía Internacional establece que Venezuela
atraviesa por una grave crisis de masivas violaciones de derechos humanos, que
se evidencian en la pérdida de la calidad de vida, la falta de acceso a los
derechos a la alimentación adecuada y a la salud. Las cifras son crudas y
duras, datos del mismo reporte marcan que aproximadamente 3 millones de
personas han migrado de manera forzada buscando protección internacional mientras que los niveles de inflación de acuerdo al Fondo
Monetario Internacional se estiman del 10.000.000% para el 2019.
La crisis de derechos humanos en el caso de Venezuela es uno de
los muchos elementos que comprueban que los modelos de crecimiento y desarrollo
en América Latina viven una crisis existencial y que están a punto de explotar.
Adolfo Campos comenta que las crisis se manifiestan a través de varios aspectos:
disminuciones significativas en los niveles de empleo, tanto de recursos
materiales como de fuerza de trabajo; contracciones e las tasas de ganancias
que pretenden lograr los empresarios; bajos niveles de productividad; niveles
profundos de deterioro de las condiciones de vida de la mayoría de la población
de los países. Todos estos elementos de alguna u otra
forma están implícitos en nuestro caso de referencia.
Las causas de la debacle en
el modelo venezolano pueden ser compatibles con las causas del deterioro de
otros modelos latinos; éstas causas desde mi perspectiva, son tanto de forma
como de fondo debido a que América Latina no ha sido capaz de crear esquemas
adecuados en el que el principal beneficiario sea la gente. Los discursos
políticos han ido justificando acción tras acción bajo la promesa de
crecimiento económico real, que, si se mira con ojos críticos, no es más que
crecimiento irreal provocado por un aumento en el PIB, pero sin una disminución
en las tasas de inflación, tal como sucede con Venezuela. El ideal de la
democracia representa otro elemento que se debe evaluar, desde la década de los
80´s se creó una falsa expectativa basada en la noción que el modelo político
garantizaría un mejor gobierno y mantendría la noción de los derechos humanos
muy bien cuidada. Sin embargo, para Javier Campos en su textoEl
modelo latinoamericano del Defensor del pueblo: apuntes para el debate
menciona que el periodo de democratización fue de gran importancia para la
extensión de los derechos humanos. Sin embargo, las violaciones de derechos
humanos siguen dándose de manera cotidiana y fagrante en América latina. Basta
inclinar la mirada a la Venezuela de Maduro. El concepto de democracia no es el
que falla sino su correcta aplicación; los líderes de los países
latinoamericanos han construidos vastos imperios económicos y políticos al
implementar y justificar modelos de desarrollo que únicamente se sustentan bajo
la premisa de una expansión económica.
Los números y los
reportes anunciados a los grandes organismos internacionales se quedan en eso:
falsas promesas de desarrollo que no bajan a la realidad de las personas. Hoy
en el 2019, la situación pinta complicada, Venezuela ha estallado como modelo y
está sobre girado. Podríamos decir, parafraseando al maestro García Márquez,
que los modelos sufren una muerte que ha venido anunciándose desde hace casi 3
o 4 décadas. Considero que a medida que seamos capaces de entender y analizar
con una perspectiva crítica los nuevos paradigmas y modelos que impulsan
modelos de desarrollo en nuestra región, se podrán mejorar significativa la
calidad de vida del pueblo latinoamericano. La inacción en este tema nos puede
llevar a consecuencias futuras irremediables, en este mundo globalizado debemos
ser capaces como sociedad a exigir a nuestros gobiernos códigos mínimos en
derechos humanos para afrontar temas como la democracia, la participación
ciudadana, identidad, pena de muerte, ayuda humanitaria, derecho a la
privacidad entre muchas otras más y así corregir malas prácticas que se están
realizando que tienen un impacto directo en el desarrollo de una sociedad más
justa. Por otra parte, replantear la idea que los modelos de desarrollo deben
ser multidimensionales y no promover solamente un aumento económico mejorará
súbitamente a nuestro continente. tu artículo