Reseña "Hacia la belleza" de David Foenkinos

Con la belleza anunciada en el título se cumplen los presagios de un autor que ya no saldrá de las estanterías de mi casa. David Foenkinos me ha cautivado porque también creo en el arte como concepto global que regala belleza y se convierte en refugio y bálsamo que alivia y nutre el alma. Aunque no cure los males es toda una terapia sanadora.

 

. David Foenkinos me ha cautivado porque también creo en el arte como concepto global que regala belleza y se convierte en refugio y bálsamo que alivia y nutre el alma. Aunque no cure los males es toda una terapia sanadora.
  Antoine escoge la pintura como consuelo. En realidad es la puerta por la que huye de lo que el lector tardará en descubrir. Foenkinos nos presenta a un prestigioso profesor de Historia del Arte que deja sus clases en Lyon para convertirse, de un día para otro, en guardia de seguridad del museo de Orsay en París. Difícil no sospechar que existen motivos para un cambio del tal calibre. La primera que lo hará será Mathilde, la directora de Recursos Humanos del museo.

  Foenkinos se hará de rogar a la hora de dar respuestas. Irá descubriéndonos a ese misterioso profesor que habla con los cuadros y que está embelesado con el de la musa de Amedeo Modigliani, Jeanne Hébutherne (no se pierdan la trágica historia real de ambos. La literatura tiene esa magia de descubrirnos una y otra vez a conocidos y desconocidos).

  Me encanta cómo el escritor describe a este personaje taciturno, cargado de tristeza y de presencia enigmática sin pretenderlo porque en realidad, solo quiere pasar desapercibido. Por supuesto, no lo consigue.

  El escritor rebobina para ir dando claves al lector, sobre lo que esconde este hombre. Qué le ocurrió. Por qué tomó una decisión tan radical. Tranquilos. Lo sabrán, pero todo a su tiempo. El que se toma Foenkinos para deslumbrar con sus preciosas frases y una sensibilidad que hace de esta lectura algo delicioso, con descripción de momentos y sensaciones que transmiten, con las que asientes en silencio, identificándote con mensajes que resuenan en tu interior: «Las rupturas existen mucho tiempo antes de la mañana en que nos decimos: esto se ha acabado», «Cualquier persona mínimamente depresiva conoce ese estado en el que la mente se focaliza de un modo desmesurado en una tarea concreta», «Seguiría siendo imposible narrar lo que había vivido; como si las frases que tenía que formular sintieran a su vez asco de lo que iban a encarnar», «Ciertas personas tienen el poder de fijarnos por completo, totalmente, en una devoción del presente». Pese a las frases hermosas, no crean, aquí –como pueden comprobar– no siempre suenan violines bucólicos en todo momento. Muchas páginas pesan como la pena que transpira la historia.

  No hay nada más que decir. Es mejor que descubran las respuestas. Ni tan siquiera diré más nombres. Sería una pena mencionar más puntos estratégicos de esta narración. Es peligroso apuntar algo más. El riesgo de destrozar lo que pueden descubrir en estas páginas, me pide ahora silencio. Disfruten con sus propios ojos este camino a lo bello, que existe pese a la negrura que desea empañarlo. Disfruten de la evolución de estas almas rotas que transitan por el estilo realmente bonito y acertado de un autor al que desde ahora doy la bienvenida con los brazos totalmente abiertos.

UNETE



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