.(CNE) Los motivos principales para esto
vienen dados por la disponibilidad de estas centrales, ya que poseen la
capacidad de generar en todo momento, teniendo así una rápida respuesta ante
los cambios en la demanda, “sin embargo, tienen como inconveniente que los
precios son muy volátiles, altos costos de operación, cortes de energía que son
impredecibles para las reparaciones y un impacto ambiental, que en
contraposición las energías renovables no convencionales (ERNC) no producen.”
(Rudnick, et. al)
El efecto producido por las fluctuaciones en este tipo de
combustible pueden verse reflejado en el periodo 2006 – 2013, donde el alza
internacional en el petróleo junto a la crisis económica, llevan a un alza
significativa en los precios, donde la familia chilena promedio finalmente paga
un 20% más en la cuenta de la luz respecto a periodos anteriores.(CNE) El alto
impacto económico para la sociedad, sumado al efecto medioambiental producido
por las emisiones de CO2 por parte de este tipo de instalaciones llevan a la
promulgación de la Ley 20.805, en donde la integración de ERNC a la matriz
energética chilena se vuelve una prioridad, por lo que las generadoras
nacionales sufren grandes cambios en los procesos de licitaciones energéticas;
no solo existen nuevos actores en el marco generador del país, sino que la
matriz energética comienza un cambio hacia las energías renovables.
A diferencia de las plantas a base de
combustibles fósiles “en tecnologías ERNC como las fotovoltaicas, el
‘combustible’ es la luz solar, la cual es gratuita, pero tiene el inconveniente
de solo poder generar durante el día; a no ser que exista el sistema de
almacenamiento necesario para abastecer el consumo para el resto del tiempo.”
(Rudnick, et. al) Por implicancias como esta, sumada a los altos costos de
inversión para plantas como hidroeléctricas, de biomasa o geotérmicas, era
necesaria una forma de comparar los costos entre ambos tipos de generación
eléctrica. De esta forma, se hace uso de el costo nivelado de energía (LCOE),
que corresponde a “un costo constante por unidad de generación, que se calcula
mediante la creación de un modelo específico de financiamiento de proyecto para
cada situación. Dicho modelo se utiliza para calcular el precio de energía
necesario para obtener un determinado retorno sobre el capital invertido” (Herrera,
et. al), permitiendo así comparar con un único valor las diversas tecnologías
presentes hoy en día, por lo cual es posible considerar aquellas que son capaces
de ser altamente competitivas en el mercado.
En base a lo previamente mencionado, el uso del LCOE
como instrumento comparativo permite una mayor competencia en el mercado, ya
que el número de centrales de generación va al alza, distribuyendo la
generación del país no solo en 3 grandes empresas, sino en diversas
instalaciones de baja – media capacidad que han surgido por causa de medidas
tomadas en la ley 20.805, aumentando la energía ofertada en las licitaciones
energéticas, llegando así a ser hasta 7 veces la energía requerida por la
licitación, que ha implicado un costo menor para el consumidor, ya que, con el
sistema anterior, todo el riesgo del cambio en los valores del indexador -como
precio del petróleo- era traspasado al cliente residencial. El precio nivelado
tiene incorporado el largo plazo en la evaluación, pues contiene información
respecto a los valores futuros esperados de los indexadores de costos propios
de la generación de energía. Para ello se emplea la proyección de los índices
de combustibles publicada en el Annual Energy Outlook. Se esperaba que, con este cambio, los
oferentes internalizaran a largo plazo en sus ofertas a través del conjunto de
indexadores propuestos, de manera que las ofertas se comparen sobre una base
común respecto del valor presente esperado del contrato. (Herrera, et. al) Además
de esto, el uso del LCOE nos permite desmentir ciertas creencias erróneas sobre
la incorporación de ERNC al sistema, ya que un error común es creer que solo
estas tecnologías poseen un costo de integración al sistema, ya que son fuentes
de generación variables, y aunque los modelos actuales permiten estimar con
mayor precisión la generación de estas plantas, aun necesitan del respaldo de
centrales que queman combustibles fósiles. Esto no es del todo cierto, ya que
la realidad es compleja, puesto que a pesar de que los generadores térmicos se
despachan, tienen una probabilidad de interrupción finita, lo cual significa
que el sistema debe cargar con reservas considerables para mantener la
fiabilidad. El suministro de estos recursos y el costo de cumplir con los
estándares de fiabilidad a menudo se incluyen implícitamente en la línea de
base, pero esto nos deja con una imagen incompleta de los contos enfrentados al
planificar la matriz futura. Para tratar todos los recursos energéticos de una
manera equiparable es necesario incorporar el costo de integrar centrales termales,
así como los costos ‘ocultos’ asociados con recursos energéticos. (Herrera, et.
al)