Reseña "Moby Dick" de Herman Melville

Título: Moby Dick

 

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Con 18 años se embarcó en un carguero y, años más tarde, en dos balleneros, y por último, como marinero raso en una fragata americana. En 1844 decide establecerse y dedicarse a la escritura, para lo cual se vale de sus experiencias marineras. Sus primeras obras, basadas en sus experiencias personales, fueron un éxito; merecen ser destacadas Typee, un clásico de la novela de aventuras, Omoo, y Mardi. En aquella época, colaboraba en la revista Literary World, cuyo editor poseía una amplísima biblioteca que le sirvió a Melville para colmar su insaciable voracidad de lectura. Por este motivo, a pesar de su falta de estudios oficiales, Melville, logró adquirir una cultura amplia.

Su novela más famosa fue Moby Dick, cuya redacción le llevo casi dos años y que terminó en 1850, cuando tenía 31 años. No obstante, sus novelas y poemas posteriores no fueron bien acogidas por los lectores.

Melville falleció en 1891, completamente olvidado. Es a partir de la segunda década del siglo XX cuando se revalorizó su figura, convirtiéndose en un clásico de la literatura universal.

Moby Dick es en esencia, una historia de autodestrucción, la del capitán Ahab, hombre siniestro y atormentado, dominado por la obsesión de venganza que le provoca una singular ballena blanca a la que llama Moby Dick. Sin embargo, lo que la hace una historia única e irrepetible es el estilo singular en que Melville lo narra. A modo de pequeñas pinceladas nos va describiendo, poco a poco y de manera minuciosa, el mundo que rodea la caza de ballenas: los cachalotes, los balleneros, arponeros, instrumentos de caza, mares y océanos por los que transitan. Todo un tratado del mar al que, sin lugar a dudas, hace homenaje. Y para ello utiliza un lenguaje rico y variado que va desde la prosa científica, los monólogos, diálogos teatrales, reflexiones filosóficas, la ironía y la comedia (memorable es la cómica conversación del cocinero con los tiburones). Todos estos pequeños ingredientes, salpimentados con la melancolía que inunda toda la obra, conforman una hermosa pintura que acompaña al protagonista principal, el capitán Ahab, hasta el grandioso final que, aunque se prevea, siempre sobrecoge.

Por otra parte, es una obra llena de símbolos, de mensajes ocultos que quiere transmitir el autor. Así, el Pequod, barco dónde se desarrolla la acción, es un espejo del mundo, en el que conviven hombres de distintas nacionalidades y razas; el mar y la ballena blanca, la naturaleza, la tierra, el espacio físico en que habitamos además de fuente de alimento y riqueza para el ser humano.

El capitán Ahab, es el símbolo del poder que dirige mal, manipulando a la tripulación para sus propios fines. El oficial Starbuck, es la voz de la cordura que intenta frenar al dirigente errado; y el narrador, que da inicio a la historia con el emblemático “Call me Ismael”, es el propio autor —único superviviente que como observador imparcial nos cuenta la historia—. El narrador simboliza a todos los escritores (lo cual puede hacerse extensivo a cualquier artista, ya sea pintor, cineasta, etcétera), poseedores de la obligación moral de mostrar la realidad mediante la escritura, de abrir los ojos a la humanidad, para logar un mundo mejor.

La ballena Moby Dick, que Ahab en su delirio transforma en un leviatán maligno, representa la verdad falseada, como instrumento de manipulación.

Podemos concluir que la principal moraleja de Moby Dick es que la venganza tan solo lleva a la venganza, y nadie sale indemne; no en vano dice el refrán: quien a hierro mata a hierro muere. Nos basta con leer la prensa de cada día para darnos cuenta de cuan actual e inmortal es la obra de Melville.

En suma, un libro magnifico, lleno de matices y de simbología, con una reflexión profunda sobre la condición humana y la relación del hombre frente a la naturaleza, que algunos han llamado, con acierto, El Quijote Norteamericano. El escritor D.H. Lawrence, definió Moby Dick como “el libro más grande del mar jamás escrito”.

Moby Dick ha sido adaptado de múltiples formas: desde 1926 en el cine mudo, películas de John Huston y Orson Welles hasta caricaturas de Hanna Barbera para la TV; aunque la mayoría de ellas no alcanzan la profundidad sicológica de los personajes ni el hondo sentido filosófico de la novela.

UNETE



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