"La
identidad colectiva va más allá del sentimiento de ser representado por algo en conjunto, la identidad va más allá de eso, la identidad va de la memoria y sin esta quedaremos sumidos en la crisis."
Con
esta afirmación hecha por María Mercedes Andrade en su libro La Ciudad Fragmentada, empezaré diciendo que hay una situación crítica ante la
identidad en la comunidad bogotana. Bogotá como una ciudad de grandes avances, capital
de Colombia y con un gran desarrollo sociopolítico y económico, con personas
trabajadoras y alegres. Una ciudad que tiene gente de todas partes, que
mantiene viva de las historias de sus antepasados, una ciudad tan diversa,
multicultural e histórica, que atrae a todo tipo de personas en el mundo. Pero
con tantos elogios a una ciudad como Bogotá hay un problema entre las personas,
una situación que afecta a la sociedad bogotana, es la pérdida de identidad,
pero no en la individual, sino en la colectiva y cultural que es influenciadas
por los medios de comunicación donde los
jóvenes son los más afectados por el consumo de está. Es por eso que quiero
justificar mi opinión acerca de falta de identidad colectiva y cultural en los
jóvenes, teniendo en cuenta factores sociales durante la historia y la
actualidad, y los impactos, las influencias de los medios de comunicación en
las personas y a lo que conlleva esto.
En primer lugar, hay que saber que siempre hay
un principio para todo, y con esa idea en mente se podría retroceder en el
tiempo a la época del bogotazo, uno de los eventos más violentos de la historia
colombiana, que llego a afectar a millones de pobladores, sobre todo a los que
habitaban en la capital. Quiero entonces, ilustrarles la ciudad antes del caos. Como se ha descrito a Bogotá y
la imagen que esta imponía en la época era la de un mundo totalmente diferente,
donde la gente de la alta sociedad eran los que solían habitar en la capital,
las características físicas y vestimentas elegantes, manteniendo el estilo fino
de los europeos; gente culta y educada, pero también se encuentran las demás
clases que habitaban en la ciudad de la capital. La clase media, la pequeña
burguesía urbana modesta, soñadora y trabajadora, gente decente y en palabras
de Pilino Apuleyo, periodista y escritor colombiano donde en uno de sus textos
de opinión para el periódico “El Tiempo” retrata de manera básica sobre cómo
era esa parte de los pobladores de Bogotá: “La clase popular daba unos
personajes de rolo picaresco, mezcla de vivacidad española y astucia, malicia y
plasticidad indígena sedimentada durante siglos” (2016). Por otro lado estaba la clase baja, aquellas
personas luchadoras de pueblos dóciles y sumisos respetuosas, grandes
trabajadores en las fincas, que durante la primera mitad del siglo XX la
historia colombiana nos muestra que las guerras civiles obligo a esta gente de
la zona rural a dejar sus tierras, sus costumbres y a sus familias personas que
sólo tuvieron una opción para seguir, su alternativa era dejar todo e ir a
refugiarse en la capital. Esta gente atormentada por el gran evento comenzó a
reprimir sus sentimientos de dolor, tristeza y pérdida, como consecuencia se
transformaron en una clase marginal y explosiva, llena de ira.
Ya con
una pequeña perspectiva de Bogotá, expondré cómo este momento fue el inicio que
desato la ruptura en la nueva identidad que los capitalinos habían creado y
desarrollado desde que Colombia se independizó. El evento aturdió y cambio a la
población, la gente comenzó a tomar bandos, dividieron sus creencias y alzaron
las armas, resultando en una ciudad envuelta en la crisis y el caos, se perdió
la ciudad pacífica. Se perdió la libertad que tanto se anhelaba, y con tantas
presiones, el quiebre colectivo empieza, creando rupturas en la identidad
causados por los hechos históricos que han creado un gran impacto en las
personas, a saber, el bogotazo cambios la actitud de los ciudadanos. En el
libro “La ciudad fragmentada: una
lectura de las novelas del Bogotazo”, María Mercedes Andrade comenta que los inicios de la pérdida de la
identidad colectiva viene de la memoria y el sentido de representación, en este
caso, el pueblo bogotano sentía que el líder del partido Liberal colombiano,
Jorge Eliécer Gaitán, quien representaba la necesidades de la gente, personas
que siguen escuchando la voz de Gaitán en su discurso: “Yo no soy un hombre, yo
soy un pueblo”. Sus ideales causaron su asesinato, este suceso dejo un legado quizás
no tanto en el ideológico o político para ser recordado, sino por las enormes
consecuencias que tuvo su muerte, una de ellas es el inicio de la fragmentación
y profundización de las contradicciones políticas, la desigualdad económica,
separación de clases sociales, y la discriminación. Es aquel momento donde se
quebró todo, de manera inevitable y justificable, murió la capital, la gente
pacífica, y su cultura. La ciudad se perdió después del acontecimiento, y de
los escombros apareció una Bogotá nueva pero con miedo, traumatizada y
violenta, la actual Bogotá.
Me resulta oportuno, hablar de la historia y como
esta le dio un giro de 180° a la gente, cambiando en cada aspecto, social,
político, económico, cultural y sobre todo el tema el cual estoy hablando en
este texto, la identidad. Otro punto clave en el quiebre colecto es la época de
los 90, un periodo lleno de movimiento, asesinatos, miedo y corrupción, donde
las consecuencias del Bogotazo comenzaron a ser más evidentes, tanto grupos
guerrilleros que se desmovilizaron y otros que siguieron en la lucha para
defender su causa, aunque estas llegaron a ser creadas por las desconformidades,
con el tiempo los ideales que estos grupos estaban peleando comenzaron a perder
el rumbo, y a divagar desapareciendo por completo la razón por la cual luchaban.
Esto me deja inferir que el inicio del cambio de la identidad colectiva y su ruptura
que fue creada a partir del bogotazo, como se mencionó anteriormente, llego a afectar
y a agrandar el quiebre del pensamiento colectivo y comenzó a priorizar el
individual, que fue altamente influencia por la globalización en esa época. Es
evidente entonces, la segregación en los aspectos ya mencionados.
Sobre la base de las consideraciones anteriores,
estos dos eventos de la historia colombiana han demostrado el inicio del
quiebre colectivo, con la pérdida de
representación y de pertenencia, desapareciendo el sentimiento de querer a la
ciudad, tanto la educación como los medios de comunicación son dos grandes factores
que siguen afectando a la sociedad actual, aquella que se fue criando con los
mismos sentimientos de las anteriores generaciones que vivieron estos dos
eventos importantes, con el miedo y la ira, con inseguridades y con un
comportamiento agresivo, usando la discriminación con un mecanismo de defensa
para no sufrir lo que la historia cuenta.
Ahora, después de estos acontecimientos que
afectaron a Bogotá, hablaré de las consecuencias que estos han provocado en la
actualidad y cómo los medios de comunicación obtienen un papel importante, hoy
en día impactando a la sociedad. En primer lugar, la población comienza a
crecer con el miedo, la preocupación, el dolor y la ira, cambiando a la gente
de la capital, que ahora con la priorización del “yo primero”, los encierra en
una burbuja de conformismo y se deja de pensar en su ciudad, de manera lógica y
no se tiene una conciencia de las acciones, es aquí donde sabemos que la
comunidad dejó de creer en la ciudad y solo se habita en ella. Una vez que todo
esto pasa, los jóvenes que son aquellos que se relacionan más con la
tecnología, comienzan a tener contacto con nuevas culturas y obtienen cierta
atracción por ellas, ya sea por su desarrollo económico, social y cultural o
por la modernización de la misma, y de esta manera la influencia llega a crear
la pérdida de valores, a difundir culturas extranjeras y llegar a desarrollar
subculturas, teniendo como resultado una fragmentación en la identidad
cultural, no saben de donde provienen, y es por eso que los valores que se
fomentaron cuando pequeños se pierde por no tener el interés y sentir
vergüenza, como resultado comienza el desarrollo de la aculturación donde los
jóvenes reciben nuevas culturas y pierden la suya por no tener una definición
concreta de su identidad, dando paso a la transculturación donde gradualmente
comienzan a tomar rasgos de la cultura que se llegó a recibir, y no es nada
malo, es más los jóvenes comienzan a conocer su alrededor y a desarrollar la
identidad, pero no se tiene en cuenta lo que se deja atrás perdiendo gran parte
de su procedencia, y se comienza a perder los valores, dando así el quiebre en
la identidad cultural.
Hecha la observación, es evidente que con los
sucesos del pasado haya fracturado la identidad colectiva, que como se mencionó
anteriormente estos eventos han hecho de la gente que habitan la capital tengan
miedo y se encierre en la burbuja del conformismo, siempre con el método de
defensa de pensar en sí mismo primero, dando como consecuencia la desaparición
o el aspecto de mala imagen a la cultura de los ciudadanos, por no tener algún
sentido de pertenencia ante está. Se nos educa con miedo.
Desde mi
punto de vista, Bogotá durante esta
década ha estado rodeada de publicidad con el propósito que todo aquel que viva
en la capital tiene total libertad de ser de otra parte y que pueda querer a la
ciudad, ya que la ciudad al recibir a tanta gente comenzó a formar la pluriculturalidad
en la ciudad, esta campaña busca hacer que las personas dejen de discriminar
por la procedencia, que se dejen los estereotipos y se piense más allá de lo
que la burbuja de conformismo no deja ver, y saber que todos nos quejamos,
queremos un cambio en todo aspecto para que podamos ver el desarrollo de la
ciudad pero para lograr eso todo tenemos que ser buenos ciudadanos, quiero
ilustrar la idea de otra manera, daré el ejemplo, si vas argumentar que para la
situación de un país incluso algo más pequeño como la ciudad cambie solo basta
con ser buen ciudadano, es como decir que para que la situación de una mujer
que sufre violencia física por parte de su marido cambie solo basta con ser
buena esposa. Pero si eres buen ciudadano no eres parte del cambio que se
sugiere, más bien si no lo eres, eres parte del problema en el cual se rodea
toda la ciudad, pero nos sentimos como víctimas, aunque nos saltemos las filas
y el semáforo, nos estacionamos donde no debes, cuando vas manejando miras el
celular, que el pensamiento de “yo primero” hacer dejar de tomar importancia a
la cultura vial; llegamos tarde a todos lados, nos robamos entre todos, le
debes al banco y a tus amigos, pero no quieres pagar y se prefiere comprar
cosas robadas porque son más baratas. Le ponemos el pie al que nos cae mal,
pecamos de clasismo, homofobia, racismo, machismo, misandria, malinchismo,
xenofobia, tiramos la basura a la calle, se maltratan a los animales, y tenemos
la lógica absurda de no aceptar los errores. Hacer caso al semáforo, tirar la
basura en el respectivo lugar o mínimo ser respetuosos no sirven para cambiar
la ciudad, sirven para tener una ciudad.
Debemos dejar de culpar al gobierno,
y no quiero decir que sean muy ejemplar, hablo que son el espejo más fiel sobre
la imagen cultural en la gente, sin dejar de aceptar que son una enorme parte
del problema, tenemos que dejar de hacer análisis mediocres, y mejor
investigamos para informarnos lo mejor posible; votar no es el único que
podemos hacer, es lo mínimo, pero nuestro trabajo como ciudadano no termina con
las elecciones, y no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que el
gobierno pueda representar nuestras necesidades si no sabemos cómo
comunicárselas, y no se trata de cambiar de dueño sino de dejar de ser perro.
La gente que
no llegamos a asumir que la ciudad es nuestra y es nuestro deber protegerla, pero
he podido
presenciar como personas baja la ventana del bus y tiran la basura, y siempre
se me viene a la mente esa frase “esto no es mío”, que perdimos la cultura a la
propiedad, que la ciudad es nuestra, es nuestro derecho, pero no se ha asumido
nuestra identidad colectiva y cultural, perdimos los valores y costumbre para que
la esencia de Bogotá se pierda, para eso tenemos que educarnos. Por esa razón hay
que educarnos para hacer preguntas en vez de aceptar respuestas.
Le
echamos la culpa a gobierno de todos los problemas que hay en la ciudad, y
esperamos a que ellos vengan a solucionar el problema que somos nosotros. Pero
¿Cuál es el problema? Nuestro problema es que no tenemos una identidad
colectiva y cultural, estás se perdieron con el tiempo porque se nos educó con
miedo dando paso al conformismo, y como tenemos una visión cómoda de la vida,
no se cambia la situación porque se está viviendo en una zona de confort, que
como se había hablado anteriormente, no
podemos ver más allá de la burbuja, otro punto importante que hace a los
medios de comunicación tan importantes en esta situación, es que siempre
intenta cambiar el rumbo de las miradas para que no vean la amarga realidad en
la que se encuentra Bogotá en la actualidad, llena de vandalismo y miedo. Teniendo
en cuenta las palabras de Jaime Garzón en una conferencia en la Universidad
Nacional “Si nosotros los jóvenes no asumimos la dirección de la ciudad, del
país nadie va a venir a salvarlos” (1989)
Y
¿es posible que la solución de esta crisis venga de quienes la han provocado?
Si, si es posible, somos más de ocho millones de habitantes en Bogotá en contra
de aquellos que no dejan ver la verdad, aquellos que se han apoderado de los
medios de comunicación, se han apoderado de todo y nosotros lo permitimos por
el simple hecho
de no saber quiénes somos, por
perder nuestra identidad, por ahora no hay una sociedad civil y no nos ha dado
por inquietarnos por el problema. Pero como no sabemos quiénes somos, nos
llegamos a comer las ideas que los medios de comunicación nos dan.
No
tenemos identidad, no tenemos una memoria, ni la conciencia y mucho menos una
educación o cultura. Si dejamos de ser amargados y ciegos del verdadero
problema, dejemos de tenerle miedo a la historia, que la imagen que una vez
Bogotá tuvo como una ciudad de grandes avances vuelva, no quiero ver más a esta
ciudad fragmentada, con las fronteras invisibles e inquebrantables, dejemos de
tener miedo por nuestra nefasta historia y comencemos a ver más allá a la
ciudad no como un sitio, sino como un hogar, la cultura es rescatable si los
jóvenes se concientiza y nos educamos.