Reseña "Maurice" del escritor E. M. Forster

Homosexualidad. 1914.

 

. 1914.
Es el tema y la fecha de escritura de este clásico.

«Dedicada a Tiempos Mejores», escribió Edward Morgan Forster, consciente del revuelo que armaría su contenido en la época. No se publicó hasta 1971, al morir el autor.

En este contexto se comprende mejor el valor del manuscrito porque la historia transcurre a principios del siglo XX, inmersa en una cerrada atmósfera victoriana donde hablar de la homosexualidad era como mínimo, sinónimo de escándalo y perversión. Una auténtica bajada a los infiernos con su correspondiente sufrimiento dado el grosor de la venda de la sociedad, tan voluntaria como interesada y destructiva.

Maurice es estudiante en Cambridge. Con su compañero Clive descubrirá la sexualidad que intuye en cuerpo y alma y en la que no se ha permitido ni pensar, ni mucho menos sacar a la luz. Hasta que reconoce quién es y cómo siente, los debates internos y externos serán desquiciantes. Pero nada comparado con el giro que dará Clive puesto que optará por el camino de la curación para mayor desconcierto de Maurice.

Qué locura emocional y de identidad tan terribles. El proceso vital de Maurice me resultó angustioso: aceptación, ruptura con lo que su entorno considera correcto y sujeto a la norma, vacío ante el silencio que debe guardar por mucho que finalmente acepte su condición.

Habrá que dejar a un lado, eso sí –para no odiarlo– la misoginia de Maurice además de su carácter clasista y tiránico. No es comprensible, pero esta cuestión es secundaria en la obra. Porque el centro de esta novela es la historia de quien vive sin libertad para sentir, para ser, privado de la posibilidad de aceptarse.

No hay posibilidad de diálogo. La homosexualidad es pecado. Sin más. A partir de ahí solo queda ocultarse e intentar curarse. Sabido es que no fueron pocos los médicos que intentaron terminar con la enfermedad (dejaré a un lado también las voces que hoy así lo defienden, porque realmente, el problema es la homofobia). En las páginas de Maurice el lector será testigo de momentos tremendos en ese sentido. Por más que sepamos que es real, cuesta creerlo.

Forster elegirá un final feliz para la novela. Una especie de justicia poética después de que un nuevo capítulo en la vida sentimental de Maurice lo cambie todo. Y también de paso, rompa, o deba romper con sus terribles prejuicios de clase.

La novela es un lujo si se tiene en cuenta, insisto, la época en la que fue escrita. Otra cosa es la escritura, con frases y diálogos a veces poco comprensibles, en los que me he perdido aunque se entienda perfectamente el fondo de la cuestión. No sé si tendrá que ver con la traducción, pero es cierto que la lectura no resulta amena. Un libro, sin embargo, muy interesante.

UNETE



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