La derecha
no tiene a la educación como uno de sus valores más preciados y mucho menos
como uno de sus objetivos.
Si alguien
piensa que, por ser el título un tanto
duro e imperativo, voy a ser irrespetuoso con el director general al que se
refiere este artículo, en las formas o en el fondo, no solo está muy equivocado
sino que es mejor que no siga leyendo el artículo. Hay muchos temas de
educación en Castilla-León que requieren ser tratados con minuciosidad y de
forma urgente, pero como las elecciones autonómicas están a la vuelta de la
esquina, lo haremos en su momento. Hoy solo nos centraremos en la educación de
personas adultas, los centros, sus plantillas y el abandono al que han sido
condenados por la Junta de Castilla y León.
Varios
centros de educación de personas adultas de Castilla y León han pedido en los
medios de comunicación la dimisión del director general de Recursos Humanos.
Los “destrozos” efectuados en este tipo de centros, durante los cuatro últimos
años, han sido evidentes, patentes y manifiestos. De ello, como testigo
presencial doy fe.
Toda la
labor que se hizo, en todo el territorio nacional, durante los gobiernos de Felipe González,
donde los centros destinados a la población adulta se potenciaron sobremanera,
los gobiernos de derechas se la están cargando. La derecha no tiene a la
educación como uno de sus valores y mucho menos como uno de sus objetivos.
Castilla-León precisa en este momento de un giro a la izquierda. Y además lo precisa
con urgencia. De ahí que el profesorado se muestre
satisfecho ante la sustitución del candidato para optar a la Junta de Castilla
y León: Alfonso Fernández Mañueco, incendiario político como pocos, va a contribuir
a que haya un giro hacia la izquierda y esta variante del sistema educativo lo
necesita, pueden estar seguros.
En cierto
modo, la actitud de la rancia derecha española respecto a la educación me
recuerda el chiste de aquel director general que volcó recursos en un centro
penitenciario al que no le faltaba detalle y, sin embargo, infravaloró y despreció
las muchas necesidades existentes en un colegio de secundaria. Cuando el
secretario del Ministerio le preguntó el porqué de ese desprecio al centro
educativo, el ministro respondió: “¿Acaso cree usted que vamos a volver al
colegio?” ¡Pues eso!
Allá por el
año 2016, la Dirección General de Recursos Humanos publicó una resolución
aprobando la relación definitiva de las plazas vacantes para el concurso de
traslados y la modificación definitiva de las unidades de determinados centros
de educación de personas adultas, además de otro tipo de centros. ¡Qué
destrozo! ¡Qué desatino! ¡Qué desprecio a la educación de personas adultas!
¡Qué atropello más vulgar y traicionero! ¡Qué sufrimiento para el profesorado!
¿Acaso algún docente está dispuesto a votar al Partido Popular, cuando se conocen
medidas tan hipócritas y miserables como las que aparecen en el Anexo VI de la
resolución a la que antes aludíamos? ¡No es conveniente seguir ‘alimentando’
gobiernos formados por indigentes intelectuales o catedráticos de la estupidez,
fantasmas del sentido común y ‘besamanos’ al uso! Esa sangría ha continuado año
tras año hasta 2018.
Pues esta
misma gente –que adopta ese tipo de medidas contra la ciudadanía– es la misma a
la que se le llena la boca cuando habla
de corregir la despoblación de Castilla y León. No tengan ustedes duda de que
eliminar centros educativos de la zona rural es lo que conduce, entre otros
muchos motivos, a que la población acabe deslocalizándose y formando parte de
ese éxodo rural que aumenta cada día en comunidades autónomas como Castilla y
León. Y si a eso se une el hecho de que las empresas se marchan y el gobierno
regional no es capaz de alentar ni fomentar nuevas inversiones y empresas,
además de que las Cortes van “a su bola” y el Gobierno regional monta mentira
sobre mentira, falsedad sobre falsedad e hipocresía sobre hipocresías,…
¡Créanme que vamos “jodidos” hacia el futuro, sobre todo en comunidades
autónomas como la que todavía preside Herrera Campo!
Si alguien
duda de los destrozos de plantillas llevados a cabo en los centros de educación
de personas adultas (mueven en Castilla y León cerca de 33.000 matrículas) a
los que aludíamos, que entre en internet y consulte el BOCyL del 26 de abril,
desde la página 16888 y Anexo VI. Ahí podrá encontrar cómo se ha destrozado la
plantilla de maestros del centro “Victoriano Crémer” de Burgos; “Faustina
Álvarez” de León; “San Jorge” de Palencia; “El Inestal” y “Giner de los Ríos”
de Salamanca; “Antonio Machado” de Segovia, así como “La Victoria” y
“Muro de Valladolid”. Un destrozo de ese mismo calibre se llevó a cabo en el
centro “Felipe II”, de Valladolid, durante los tres últimos cursos, con tres
supresiones sucesivas e injustificadas.
Siempre
pensé que la educación era un derecho y no un comercio. Pues en Castilla y León
la actitud mercantilista de la administración educativa canta y huele, en
cuanto se refiere a la educación de personas adultas. Tal vez me digan… ¿Y qué
hacen los sindicatos docentes? Pues… ¡Mejor ni me lo pregunten! Ni creo en
ellos ni creo que sirvan para defender derechos del alumnado adulto o del
profesorado. Como lo desconocen, no se ocupan de esta variante y, por tanto,
cuando hablan del tema no saben si matan, hieren o espantan. Doy fe.
Se me
olvidaba, señor director general: Antes de que sea tarde y prescinda de usted
el señor consejero… ¡Váyase cuanto antes! No espere a que llegue otro consejero
de distinto color y le saquen a usted los ídem. Si al consejero actual ya le
cae gordo, imagínese al que pueda llegar. Para dar argumentos, mañana
hablaremos del desequilibrio y trato entre centros. Si sigue por el camino
actual, usted acaba despoblando Castilla-León en tres cuartos de horas.