En finanzas, como en muchos otros aspectos relacionados con
la empresa, el negocio y el dinero, conviene marcar una estrategia en el medio
y largo plazo de cara a asegurar el éxito. Así lo hacen los grandes gurús y los
especialistas, que de manera recurrente trazan una línea de inversiones de la
que tratan de salirse lo menos posible.
El primer paso para conseguirlo es definir correctamente el
perfil de riesgo del inversor.
¿Qué
es el perfil de riesgo?
Básicamente consiste en saber cuáles son nuestras características
a la hora de invertir. Incluso está tipificado legalmente, y las entidades
financieras tienen obligación de categorizar a sus clientes en función de sus
intereses y de sus conocimientos sobre economía e inversión para saber qué
productos pueden ofrecerles y cuáles no. La directiva que recoge esta
información es el Mifid, Markets in Financial Instruments Directive, y que se
plasma en un cuestionario que cada cliente bancario tiene que rellenar a la
hora de contratar un producto.
Sirve para, entre otras cosas, saber cuál es nuestra
propensión o aversión al riesgo. Si somos clientes conservadores, que no nos
sentimos cómodos con la volatilidad y las fluctuaciones, nuestra estrategia de
trading tendrá que ir orientada al largo plazo, buscando rentabilidades
coherentes. Hay que tener en cuenta un axioma que se cumple siempre: a más
rentabilidad, mayor riesgo.
Por tanto, un perfil conservador en condiciones normales
tendrá menor rentabilidad que uno propenso, pero también tendrá una evolución
más estable.
Los productos más adaptados para él son las letras y bonos
del Estado y la bolsa a largo plazo, invirtiendo en valores consolidados y que
repartan buenos dividendos anuales.
El
trading a corto plazo
En el caso del inversor sin aversión al riesgo, el abanico
de oportunidades es mucho más amplio, pudiendo lanzarse al trading diario con
muchas más expectativas. Pero siempre cumpliendo una serie de patrones que,
como decimos, minimicen el riesgo. Hablamos de productos como futuros, metales,
combinados… Todos ellos los podemos gestionar desde una plataforma online de
confianza. Por ejemplo, podríamos iniciarnos en el corto plazo invirtiendo en Forex
con 1000Extra.
Lo primero que ha de hacer un inversor de trading es coger
el hábito de estar informado. Vivimos en un momento de la historia en el que
acceder a la información de manera globalizada es muy sencillo, y hay que
aprovecharse. Por eso hay que leer blogs, foros y revistas para palpar qué se
cuece en el mercado, y tratar de anticipar los cambios de tendencia.
Es una tarea que roba muy poco tiempo y es muy agradecida,
porque además de formarnos y hacernos expertos en la materia de marras, nos
hará darnos cuenta de las cosas antes que el resto de inversores. Cuanta más
información se pueda tener, más son las posibilidades de éxito.
En segundo lugar, hay que aprovecharse de las herramientas
que las plataformas de inversión online ponen a nuestra disposición: hablamos
aquí de los simuladores, que nos permiten operar con dinero ficticio, sin poner
en juego nuestros ahorros. Y, por otra parte, de las órdenes de stop&loss,
que al momento de entrar en un valor nos permitirán saber cuál va a ser el
riesgo que asumimos.