La crisis migratoria se convierte en unas controversias entre los países de la Unión Europea.
Los días 8 y 9 de octubre en Lyon (Francia) los ministros de Interior de los 6 mayores países de la UE (G6)
(Alemania, Francia, España, Italia, Gran Bretaña y Polonia)
participaron en una reunión, la agenda de la cual fue la crisis
migratoria. Sin duda, querría mucho resolver este problema una vez para
siempre. Pero al parecer, no esta vez.
El primer día de la reunión podemos ver las tensiones entre los
participantes de la cumbre. El vicepresidente del Gobierno italiano y
ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, consideró el lunes que España
se estuvo quedando sola en su política migratoria y se preguntó “cuánto
tiempo podrá aguantar a un ritmo de llegadas de 700 inmigrantes
clandestinos al día”.
Además el gobierno italiano intenta renunciar a la acogida de los refugiados y modificar los tratados de la inmigración. Matteo Salvini
amenaza con cerrar los aeropuertos a los refugiados que regresan de
Alemania. A pesar del tratado de Dublín que permite reenviar a los
inmigrantes ilegales al país por el que entraron en la Unión Europea.
Por otra parte, a mediados de septiembre el ministro del Interior
alemán, Horst Seehofer, dijo que se había llegado a un acuerdo con Italia
para devolución de solicitantes de asilo que se encuentran en la
frontera de Alemania con Italia. Pero hasta la fecha este tratado no se
ha firmado y, tal vez, no se firme.
Pero aún así, Francia está tratando de convencer a Italia de abandonar su “política de puertas cerradas”. El primer ministro francés, Edouard Philippe,
le alienta a Matteo Salvini a que comience a trabajando en “la posición
común de la Unión Europea” al asunto de la acogida de los inmigrantes.
Probablemente, esto no funcione. Ya que todos recordamos el reciente
conflicto entre Salvini y la administración del presidente francés, E.Macrón.
A fines de agosto, Salvini criticó duramente a Macrón, calificándolo de
“hipócrita” por rechazar a los inmigrantes mientras pontifica a otras
naciones sobre la política de “fronteras abiertas”. Y agregó: ¿Es esta
la Europa solidaria y que acoge de la que habla Macrón y los buenistas?
Antes de dar las lecciones a los demás, invitaría al hipócrita
presidente francés a reabrir sus fronteras y acoger a los miles de
refugiados que había prometido recibir”.
En su torno, en junio el líder francés acusó a Salvini de “cinismo e
irresponsabilidad”, después de que Italia decidiera cerrar sus puertos a
los barcos de rescate humanitarios en el Mediterráneo. La semana pasada
el ayudante de Macrón le acusó a Salvini que éste vivía de la crisis
migratoria y bloqueaba todos los intentos de elaborar una política
migratoria común de la UE.
Sin embargo, no puede decirse que Salvini no tiene aliados en París.
Antes de viajar a Lyon, se reunió en Roma con la jefe del Frente
Nacional, Marine Le Pen, quien había llegado a la conferencia sobre el
Crecimiento económico y las perspectivas sociales en Europa de las
naciones. La líder francesa de los ultraderechistas decidió unirse con
Salvini para ganar las elecciones al Parlamento Europeo en mayo de 2019.
Juntos pretenden llevar a cabo una ” la revolución del buen sentido” en
la Unión Europea.
Hay que reconocer que la crisis migratoria está lejos de resolverse en
casi todos los países de Europa. Y cada día éste solamente agudiza.
Diariamente miles de refugiados de Oriente Medio y África penetran en la
Europa próspera en busca de la vida mejor y más cómoda. Algunos países
de la Unión Europea ya están tratando de resistir activamente,
construyendo las cercas altas con alambre espinoso. Sin embargo, estos
obstáculos ya no pueden detener los flujos migratorios.
Y no me gustaría que la crisis migratoria estuviera fuera de control
y dañara de alguna manera a la comunidad europea, y finalmente,
condujera a una división de la Unión Europea…