. Este tipo de juegos retóricos son recursos que emplea el sector neoconservador pues les permite sostener ciertas premisas por un tiempo prolongado, dado que, si se quisiera entrar al juego y refutar los argumentos sostenidos -como en ocasiones activistas lo han hecho-, es probable que pasaran dos cosas, primeramente sus seguidores no lo aceptarían y segundo -tal como ocurre en ciertos debates públicos- se buscaría iniciar otro juego retórico. La lógica, empleada de manera perversa, puede iniciar dinámicas eternas para jamás llegar a acuerdos, esto, atenta contra cualquier forma de hacer política, pues si bien los debates son necesarios, juegos infinitos de lógica sólo retrasan las transformaciones sociales.
Cabe señalar que este modo de defensa retórica no es novedoso en la agenda neoconservadora, por ejemplo, en el 2012 se lanzó el Estudio Regnerus, esta supuesta investigación científica aparentemente demostraba que "los niños que crecen en familias homosexuales se ven mayormente perjudicados...", un año más tarde, se demostró las falencias de este estudio y su carencia de rigor científico, mismo que el propio investigador terminó por aceptar, sin embargo, los sectores conservadores lo presentaban -todavía algunos lo presentan- como algo serio y científico, todo esto, a pesar de que la propia Universidad de Texas publicó las irregularidades del estudio, mostrando además que Regnerus (el investigador) fue entrenado por el Witherspoon Institute (una institución conservadora donde se reúnen y forman expertos en ciertos temas pero con una línea ideológica conservadora y religiosa) para defender retóricamente su estudio. La retórica argumental y la lógica formal puede ser usada como una forma de retraer la política, esta es la nueva estrategia ideológica conservadora, dejaron los rezos para la masa y ahora entrenan gente para figurar en la vida pública de ciertos países y convertirse así en líderes de opinión, una especie de nuevos intelectuales orgánicos.Autor: Gustavo Bravo (Antropólogo Social, UAEM/UACH)Editado por: La Nota Sociológica (Blog digital)