La
victoria de Andrés Manuel López Obrador vaya que ha generado reacciones. La
mayoría de satisfacción y felicidad, hay que decirlo. La gente votó cambio y ya
está en la antesala de tomar el poder no solo con el triunfo en las urnas sino
con una contundente mayoría en Congreso y Senado de la República,
respectivamente.
De
acuerdo a una encuesta nacional realizada por Consulta Mitofsky, dos semanas
después de llevarse a cabo los comicios, el sentimiento de los mexicanos es de
mucho más alegría que tristeza; mucho más felicidad que enojo, y mucho más
satisfacción que decepción. La proporción es casi 2.5 a 1. El optimismo está desbordado
(en la gente y en los ganadores) y eso tiene un riesgo: hay que satisfacer las
expectativas que se han provocado. Viene lo bueno.
No
hay tiempo que perder es el lema de López Obrador. Seis (6) de cada diez (10)
mexicanos consideran que en menos de un año deberán observarse cambios en
seguridad, economía y política. Uno de cada tres espera que los cambios se
noten antes de que pasen seis meses.
Los
detractores de AMLO y los perdedores de la elección argumentan que el activismo
de AMLO en los medios –borrando al Presidente del mapa- y generando la nota
periodística diariamente, quizás, sea una imprudencia del equipo
lopezobradorista; sin embargo, el tamaño del reto, lo justifica.
Vicente
Fox tuvo un escenario similar hace 18 años. Al cabo de un año, el entusiasmo se
había evaporado y, a mitad de sexenio, se puso a explicar por qué no podía
hacer los cambios que prometió. Algunos de sus allegados reconocen que uno de
los errores que cometió fue desaprovechar los cinco meses del periodo de
transición. Otros enfatizan el precio que pagó por apostar por una transición
sin rupturas ni grandes broncas con el “pasado”; por ejemplo, en la persecución
de los escándalos de corrupción o en acabar con el PRI. La realidad, no quiso y
no pudo hacerlo.
López
Obrador no ha perdido el tiempo desde el día posterior a la elección. Mantuvo
el ritmo de campaña en las dos primeras semanas posteriores a la elección y no se
tomó un descanso sino hasta la tercera semana. En estos días ha hablado con los
representantes de los grandes inversionistas para tranquilizarlos y ha lanzado
mensajes a los que votaron por él para refrendar algunos de sus compromisos de
campaña, en particular los relacionados con la austeridad y el ahorro en el
gasto público. Durante la tercera semana ya vimos las reacciones contra los
intereses creados dentro y fuera del gobierno: Ministros de la Corte y
Consejeros del INE.
En
la parte económica estamos en zona de riesgos. Lo más probable es que el
escenario internacional no ayudará. La Reserva Federal subirá las tasas de
interés y encarecerá el servicio de la deuda externa de México. Donald Trump
mantendrá la tensión con China y podría llevar al mundo a una recesión por
jugar a las guerritas comerciales. El TLC es un gran factor de incertidumbre
para nuestro país.
En
lo interno, Andrés Manuel López Obrador corre el riesgo de tomar medidas que
tengan efectos de corto plazo, pero no sostenibles. Por ejemplo, decretar alzas
de salarios o reducción de precios de productos como gasolina, gas o
electricidad. Los mexicanos necesitan mejores salarios y menores precios en los
energéticos, pero el reto es hacerlo bien. Tenemos una economía ordenada que
crece poco. Hasta ahora, AMLO y su equipo han sido muy prudentes pero aún no
toman control del gobierno.
Respecto
a la crisis de inseguridad, la inmensa mayoría de expertos consideran que
estamos tan mal que se requerirá mucho tiempo, varios años para hablar de una
solución. De cualquier modo, hay mucho por hacer en 12 meses. Lo más importante
es cambiar la certeza de la derrota por la esperanza de la victoria o la paz.
Ya hemos atestiguado el arranque de Olga Sánchez Cordero poniendo los temas de
pacificación en la mesa. En lo micro, será clave la coordinación con las
autoridades locales para la atención de los problemas en el transporte público y
en algunas zonas muy vulnerables, por ejemplo, los territorios donde campea el
huachicol y la siembre de enervantes.