Carlos
Urzúa, virtual Secretario de Hacienda del gobierno de López Obrador delineó lo
que serán parte de las acciones de corto plazo para el nuevo gobierno en
materia presupuestal. Interesante el giro y papel del gobierno, sin duda, poner
orden y tomar decisiones con lógica económica debe ser la prioridad.
En este
contexto: ¿Es sostenible el plan para duplicar las pensiones de adultos
mayores? ¿La propuesta para las gasolinas es la mejor posible? ¿De dónde
saldrán los fondos para el traslado de las secretarías fuera de la CDMX? ¿Es
sensato dejar los impuestos como están? ¿Hay margen para subir, bajar o crear
gravámenes?
Todas
estas preguntas están en el aire; sin embargo, precisamente para eso servirá un
Consejo Fiscal Independiente que también forma parte de las propuestas de
Carlos Urzúa. Es muy claro el mensaje: “Para mejorar la calidad de la discusión
sobre estos temas y tener mejores decisiones de políticas públicas serviría un
Consejo Fiscal Independiente”. Algo a lo que se negó rotundamente Hacienda
desde que Felipe Calderón era presidente.
Medio
centenar de países cuentan con organismos de este tipo, entre ellos Estados
Unidos y Canadá; también España, Chile, Holanda, el Reino Unido y Colombia.
Cada país tiene su propia versión, pero hay un denominador común: se trata de
un organismo integrado por personas con capacidad técnica, sin filiación
partidista.
En
el 2017, el FMI recomendó a México la instauración de un Consejo Fiscal
Independiente (CFI). La Coparmex y el CCE lo han pedido en todos los tonos. La
propuesta ha sido rechazada por dos secretarios de Hacienda: José Antonio Meade
y por José Antonio González Anaya. Argumentan que México no lo necesita, porque
ya hay muchos controles, por ejemplo las agencias calificadoras y el Congreso
de la Unión.
¿Lo
necesita México o no? Dos datos para justificar el Sí. La deuda pública pasó de
30% del PIB hasta cerca de 50% en los primeros cuatro años de este sexenio. Fueron
discrecionales y no hubo contrapesos a esta decisión. Tampoco hubo manera de
evitarlo. Dos “evidencias” adicionales: El Ramo 23 es una caja negra que mueve
más de 130,000 millones de pesos anuales, sin controles y, en el Ramo 33,
presumiblemente, lleva mano la delincuencia organizada en gran parte de los
municipios del país.
Carlos
Urzúa, próximo secretario de Hacienda, ve con buenos ojos la creación de un CFI
para México, así lo dijo en el noticiero de Loret de Mola, en una declaración
que no tuvo la resonancia que merece. Implica, de parte del próximo titular de
Hacienda, la aceptación de contrapesos a su poder y el reconocimiento de
mayores obligaciones para informar y tomar decisiones.
Él
tiene en mente la Oficina del Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, que
hace proyecciones sobre las variables económicas y evaluación de proyectos. No
es el único modelo. En otros países, los consejos fiscales tienen facultades
para intervenir en la “cocina” del presupuesto y hacer recomendaciones públicas
que deben ser acatadas o respondidas en documentos públicos.
¿Por
qué aceptaría tales restricciones el próximo secretario de Hacienda? Hasta
ahora, en México, quienes ocupan esa cartera gozan de amplios poderes en
materia económica y presupuestal. Sólo responden ante el presidente. Un
secretario de Hacienda es un vicepresidente que está por encima de otros
funcionarios del gabinete... y de las personas a las que afectan sus
decisiones.
¿Por
qué cambiar algo que ha funcionado tan bien? Yo quisiera subrayar que, a pesar
de la luna de miel postelectoral, el próximo gobierno se enfrentará al reto
cotidiano de convencer a los mercados y a los inversionistas. Entre más grandes
sean los cambios que quieran implementar, mayor será la necesidad de convencer.
Un
incentivo adicional, para aceptar un CFI de parte de Carlos Urzúa es reducir
y/o compartir riesgos. El funcionario puede ser un héroe, si las cosas salen
bien, pero pasa a ser villano o chivo expiatorio, cuando las cosas salen mal.
Si una decisión fue revisada y avalada por un órgano externo verdaderamente
independiente, es más difícil que todos los rayos caigan sobre el secretario o
contra AMLO.
El
“Pacto por México” es un ejemplo de la desidia, desdén y falta de miras de un
grupo político. Al comerse el pastel solitos, cavaron su propia tumba. Pronto
sabremos si habrá Consejo Fiscal Independiente en el próximo gobierno.