Internet ha sido uno de los elementos que con su
aparición ha logrado dinamizar de forma impensable a la sociedad de finales del
siglo XX y comienzos del XXI. Esta revolución digital ha logrado tener gran
incidencia en la mayoría de los seres humanos de todo el planeta, pues a partir
de esta han emergido nuevas formas de relacionarse, de interactuar, de
compartir, de pensar, de opinar, de expresarse, de informar, de reunirse y sin
número de cosas más a través de la red, que, si bien no sustituyen las formas
tradicionales y establecidas, en gran medida las está transformando.
Siguiendo las ideas de Pierre Levy (2002), la
apertura realizada por el Internet se ha orientado de forma orgánica hacia una
mayor libertad de los ciudadanos a nivel político y cultural, y una
visibilización mucho más amplia de las acciones de las instituciones e
integrantes de los gobiernos (transparencia). Dicha apertura ha supuesto
un crecimiento de la esfera pública si se tiene en cuenta las posibilidades de
comunicación, debate y diálogo colectivo entre la ciudadanía, así como la
visibilidad a los múltiples discursos y visiones de mundo en este nuevo
escenario.
Gracias al desarrollo y la expansión de la Internet
y las TICS, se han logrado ampliar las posibilidades de acción política
ciudadana puesto que dicha ciudadanía cada vez va teniendo mayores
posibilidades de participación e incidencia directa en el ejercicio del poder
político, que en épocas anteriores estaba totalmente apartado y oculto para los
ciudadanos de a pie. Todo lo anterior podría leerse como una profundización
de la democracia.
Una muestra fehaciente de lo anterior son las
revueltas políticas en el marco de la denominada Primavera Árabe, donde se ha
logrado demostrar que en países como Túnez, Egipto y Libia “Internet y redes
sociales funcionaron como elementos de apoyo al proceso y como contrapeso a la
censura oficial y a los medios afines al régimen, y fueron útiles para superar
el aislamiento de la sociedad árabe, para hacer visibles los conflictos y para
conseguir apoyos relevantes en el exterior.” Soengas (2013:147).
Ahora bien, todo este proceso según el cual Internet de forma orgánica es orientado por sus usuarios hacia una
apertura de la democracia, valida algunas de las premisas de Foucault
(1975), donde enunciaba que las masas no necesitan de los intelectuales para
saber ni para denunciar los abusos por parte del poder que intercepta, prohíbe,
y censura, porque ellos ya lo saben, ya denuncian por sí mismos. En esa medida
es importante destacar que no es el Internet como tal el que
está generando las transformaciones políticas en el mundo, sino los usuarios del ciberespacio.
Toda esta gran actividad de carácter político que
se viene dando en las redes sociales y el Internet, se puede leer desde la
perspectiva de Pierre Levy (2002) como una liberación de la palabra puesto que
el ciudadano tiene acceso a gran diversidad de discursos, pero también puede
expresarse, denunciar, decir, plantear, recitar, narrar, mostrar y compartir a
través de la red. Este ciberespacio se va configurando como múltiples ágoras
virtuales abiertas donde fácilmente se puede acceder o crear un foro de
discusión y debate, un sondeo de opinión etc. Así mismo, se puede acceder a
opiniones de expertos, se puede realizar comentarios en torno a un tema, se
puede contrastar múltiples fuentes de noticias e información, se puede
comunicar directamente con los representantes políticos.
Son en realidad innumerables actividades las que se
pueden realizar a través de la red y por ello este escenario va constituyéndose
como un elemento de gran valor a la hora de analizar la política nacional y las
dinámicas de poder, teniendo en cuenta que (si hablamos del poder político
hegemónico), en este se están generando fisuras y fracturas, pues ya no le es
tan fácil imponer su interpretación de la verdad como verdad para todos a
través de los medios (Foucault: 1975), en la medida en que ya no es únicamente
este quien controla, domina, condiciona, forma y moldea las conciencias y las
subjetividades de los preceptores (ciudadanía).
Pero si bien el rastreo que anteriormente hemos
realizado permite pensar que el Internet y las redes sociales han sido, son y
serán herramientas sumamente importantes en la apertura democrática de los
gobiernos a nivel global, existen elementos que pueden poner en riesgo este
potencial. El control de los contenidos en la Internet, las posibilidades de
censura a contenidos, los ataques y sabotajes cibernéticos a diversas páginas,
el uso indebido de información de usuarios, la creación y propagación eficiente
de fake news, son elementos que en la actualidad parecen poner en duda los
alcances futuros de esta herramienta.
Un caso muy claro se ha dado en torno a las
dinámicas de la política colombiana, donde (en el marco de las elecciones
presidenciales), se logra percibir una gran afluencia de noticias falsas en la
red (fake news), información tergiversada y amenazas a críticos de la política
de este país. También es evidente la propagación instantánea de mitos en torno
a la política (castrochavismo, ideología de género, venezolanización).
Otro de estos elementos que ponen en
entredicho la profundización democrática gracias al Internet ha sido
expuesto recientemente por investigaciones que giran en torno a la empresa
Cambridge Analityca y la campaña presidencial de Donal Trump en Estados Unidos,
la cual ha develado la forma en como se ha recolectado información de más
de 60 millones de usuarios de Facebook con el fin de realizar desde la publicidad operaciones psicológicas: un
conjunto de técnicas entre las que se encontraban la difusión de rumores,
desinformación y noticias falsas, todo esto con el objetivo de hacer cambiar de
opinión a la gente e influirla no mediante persuasión, sino mediante dominio
informativo.
La denominada “neutralidad de red” es otro de los
elementos problemáticos en relación con las posibilidades de impulso y fomento
de la libertad a través de la red. Este consiste en que se garantice el libre
acceso a todos los contenidos de la web y que todos los usuarios puedan dar uso
de las herramientas, la información y los contenidos sin limitaciones.
Lastimosamente esta neutralidad de la red, así como ha sido promovida y apoyada
por distintos gobiernos del mundo, ya se ha visto suspendida por parte del
gobierno de Estados Unidos, el cual en diciembre de 2017 permitió que los proveedores de Internet puedan priorizar el acceso
a determinados contenidos.
Los elementos anteriormente señalados dan para
repensar y debatir en torno a las perspectivas triunfalistas que consideran que la democracia viene
siendo fortalecida y profundizada por las nuevas dinámicas sociales que supone
la entrada de la Internet y su manejo por parte de la población en el mundo. Si
bien, no son elementos suficientemente fuertes para desvirtuar dicha idea, si
son elementos importantes que logran ponerla en cuestión, propiciando nuevos
debates y planteamientos en torno a la relación democracia – poder – Internet–
ciudadanía.