Para los mexicanos la finalización de un sexenio
presidencial tiene un solo significado, y no, no hablo de la alegría de ver que
un presidente deja la silla entre caos y victorias, entre sangre y billetes; la
llegada del 2018 solo tiene un significado, la política ha vuelto.
Muchos dirán que la política jamás se va, que entre
bambalinas y detrás de telones sigue haciendo sucios enredos pues así es como
se mueven los hilos del país, y si, concuerdo con ellos más difiero en algo,
para mí la política se esconde cuando inicia un sexenio y sale a la luz cuando
va a terminar, entonces ¿Se esconde o no?
Con un sexenio de Peña Nieto agonizando como un moribundo
viajero en el desierto, a la espera de que el dolor por fin cese y el descanso
llegue, las aves carroñeras comienza a sobrevolar sobre el ya agonizante
presidente que dejará vacío uno de los escaños favoritos de los ambiciosos, los
ladrones, corruptos y prometedores políticos mexicanos: la presidencia de la
república.
La carrera ha comenzado ya desde hace unos meses, los
aspirantes han empezado a afilar sus garras, a darle brillo a sus picos y a
limpiar sus plumas con el propósito de poder tener una ventaja sobre su
oponente, el que está al lado.
Hemos podido ver a un Andrés Manuel López Obrador, mesías
y salvador del pueblo, tratando de hacer uso de los más bajos recursos de
retórica populista engañando al más fácil de engañar, a aquel campesino o a
aquel indígena que jamás ha tenido acceso a internet pero que cree falsamente
en las palabras de su salvador quien vino para prometerle que le quitará a los
ricos para darle a los pobres, que embargará el rancho de aquel empresario para
dárselo a ese humilde pueblo campesino y que serán ellos los que dirigirán las
políticas públicos, y peor aún, el destino del pueblo.
Entre el horizonte también se ha asomado una pequeña pero
letal ave, capaz de asesinar a los de su misma especie si estos interfieren en
su objetivo, ser el presidente de México. Claro, estamos hablando del pequeño
pero brillante Anaya quien a través de enredos, tradiciones, puñaladas por la
espalda, besos y abrazos se ha logrado colocar en una posición estratégica pero
de alta presión en la que debe luchar por tirar al de arriba pero también
evitar que lo tire el de abajo. Al puro estilo de Obrador, con una especie de
populismo refinado, y del PRI con una guerra sucia donde tira la piedra y
esconde la mano, Anaya ha comenzado a subir peldaños en su sueño de ser
presidente.
Meade, el tan aplaudido pero tan apedreado Meade, no has
tenido la culpa de tu poca popularidad pues si fueras realista e hicieras un
ejercicio de introspección profunda te darías cuenta que tú no eres más que un
funcionario, no eres político, no eres orador, solo eres un funcionario más.
Además parece que tus ganas de pagar favores ha cegado a tu propia razón pues
traicionar a quienes fueron tus amigos y empleadores para mudarte a la competencia
ha sido el mayor clavo de tu cruz pues en ella tendrás que cargar la suciedad,
los pecados, la corrupción y todo lo negro que se pinta de verde, blanco y rojo
para llamarse Partido Revolucionario Institucional.
Si bien los independientes han hecho todo por ganar un
lugar en esa tan cotizada y custodiada planilla electoral, ellos parecen ser
vela de otro entierro pues desde que el Bronco demostró que un ciudadano podía
ganar un puesto de importancia en el gobierno, las personas al igual que en la
fiebre del oro, lo han dejado todo por conseguir un poco de ese hueso
independiente dejando solo una cosa en claro: Son iguales que los que están en
los partidos.
La mafia del poder no se limita a los Itamitas, al PRIAN,
o a los independientes, la mafia del poder es como la materia obscura en el
universo, lo domina todo, está presente en todo, es todo pues no hay ni un solo
político que escape a esta mafia del poder ya que en México la política se
trata de ver primero por tus intereses antes de los del país; se trata de vivir
del pueblo y no vivir para el pueblo.
Una utopía y un sueño siempre tendrán luces y sombras,
siempre tendrá momentos de gran brillo y de gran obscuridad.
Un México utópico también las tendrá pues por cada cien
personas que voten por el negro siempre habrán otras cuarenta que voten por el
blanco, la democracia no se trata de lo que todos quieren si no de lo que la
mayoría quiere, por lo que no podemos aspirar a un México utópico donde todo
sea luces sin sombras, donde marchemos perfectos, sincronizados todos tomados
de la mano mientras un arcoíris se forma en el centro del círculo.
El México utópico que todos queremos y que jamás llegará
es un México donde el político viva realmente para el pueblo donde las palabras
no solo sean retórica y donde las políticas públicas no solo sean demagogia, donde
no te amenacen con dejar de recibir el apoyo por votar por otro partido y donde
no se den apoyos a quienes no solo necesitan solo para tener su voto; El México
utópico que queremos es donde no se tenga que votar por el menos peor.
Las temporada de elecciones ha comenzado, y al igual que
en la temporada de cuervos, veremos muchos cráneos sin ojos en las calles de
aquellos que fueron desangrados por los picos afilados de los miembros de la
política mexicana.
Esta temporada de cacería se presta a la perfección para
el análisis, la interpretación, para la información, por lo que no deberían
sorprenderse queridos lectores que mis columnas sean ataques frontales hacia los
candidatos convirtiéndose así mis páginas en sangrientos carnicerías donde destriparemos
al fondo a personas, a partidos y a propuestas hasta por fin responder la
siguiente pregunta ¿Por quién para presidente?
Nuestro México utópico jamás llegará pues los conflictos
de intereses comienzan desde casa ¿Multa o Soborno? ¿Mentir o admitir tu
equivocación?
La clase política ha dado el banderazo de inicio para una
temporada de guerra y muerte, y nosotros hemos dado inicio a la diversión, solo
no se sorprendan si entre tantos recuerdos de la batalla aparece algún dedo cercenado.
La política de México es tan sucia e interesante que a
pesar de las náuseas que me provoca quiero seguir conociendo más de ella.