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Ciudades
como Salamanca, Oviedo, Granada, Toledo, Huelva, y del resto de España han aclamado
durante estos días a la Guardia Civil en su partida hacia Cataluña para impedir
el referéndum. El objetivo es poner orden ante la degeneración, las amenazas y la
violencia que la CUP y demás partidos de la vehemente izquierda radical han
extendido por toda la comunidad autónoma. Nadie puede decir que no es un golpe
de Estado, por eso no entendemos la cobardía del Gobierno, las dudas de la
Fiscalía General y el infundado temor que atenaza a ambos. Tampoco entendemos
la inexistencia de manifestaciones contra esa sedición y el golpe de Estado;
muy diferente al momento en que Antonio Tejero Molina vio frustrado su intento
el 23F del año 1981.
Esto es
consecuencia de la educación. Empezó Rodríguez Zapatero haciendo la vista gorda
con el Estatuto de autonomía y ahora tenemos esta metralla social amenazando,
exigiendo, protestando y jurando la muerte a España, a los españoles, a la Guardia
Civil y al Cuerpo de la Policía Nacional. Una amenaza que no han dudado en
extender a los directores de los centros públicos para que cedan locales para
las urnas. Todo lo que se está generando estos días es una bomba de relojería
porque ni el PP ni el PSOE supieron parar las bravuconadas de la Generalidad y
sus delirantes aspiraciones.
La violencia
está servida como está servido el adoctrinamiento en las escuelas. Hoy podemos
decir que la Alta Inspección en Cataluña es una pérdida de tiempo, una sinrazón
y una mayúscula imbecilidad donde la cobardía ha sido el escudo que siempre ha
llevado el alto inspector. Algo parecido sucede en el País Vasco, a lo que hay
que añadir la mediocridad de esa figura en todo el territorio nacional,
empezando por Castilla y León, siguiendo por Extremadura y terminando por todas
las demás. ¡Manda huevos, cuánto vago y cuánto gaznápiro hemos pagado desde
1985! (Momento de su creación).
Al menos la UNICEF,
programa de la ONU, ya se ha mojado y, tras solicitud argumentada de numerosos
profesores españoles, ha instado al MECD a retomar las competencias educativas
de Cataluña. Muchos profesores hemos trabajado para llegar hasta aquí –no sin
disgustos y contratiempos en nuestra profesión, amenazas incluidas-- una vez
comprobado que el Gobierno se escondía y manifestaba su cobardía para volver a
asumir las competencias educativas.
Dichas competencias
han sido mancilladas por el profesorado independentista catalán. Incluso se ha
llegado a amenazar a los padres en muchos centros educativos y a ridiculizar al
alumnado, si se descubría que eran hijos de guardia civil o de policía
nacional. Solo Cataluña ha llegado donde llegó Hitler en el abuso infantil y en
el adoctrinamiento, y donde hoy está Corea del Norte. Hechos
como éste hacen que Cataluña se haya convertido en una vergüenza para el
profesorado español; si a ello unimos la situación de Cataluña en el informe
PISA, entonces sí que debe resetearse el sistema educativo catalán porque no
soporta ni un paso en falso más.
Quienes
conocemos el tema desde hace tiempo, podemos comprobar y demostrar que la
educación en Cataluña ha llegado a mínimos. De la misma forma que podemos
demostrar que la figura de la Alta Inspección catalana es el mayor atraco y la
mayor vergüenza ministerial desde 1985: no puso los medios para dar equidad a
la educación y no sabe qué hacer para parar la revuelta que se le avecina al
alto inspector; seguramente, la figura que más sufrirá si algún día el Gobierno
pierde su cobardía y decide recuperar esas competencias educativas, hoy
denigradas por sus conceptos falseados y su Historia tergiversada intencionadamente,
para provecho de cuatro dirigentes ineptos, caducos e insensatos con
claras muestras de la indigencia intelectual más absurda.
Ahora toca
volver a empezar. Pudo poner orden Zapatero y después pudo hacerlo Mariano
Rajoy, pero ambos presidentes se escondieron por cobardía, ineficacia e
indignidad. Confío en que no toque llorar el día 1 de octubre y no saquen a
relucir las presuntas armas que presuntamente se ha encargado de difundir la CUP,
porque alguien debe responsabilizarse. Sería muy preocupante que esas armas
fueran el resultado de los zulos que ETA dijo abandonar y entregar, pero que no
entregó ya que aún tiene en su poder más de quinientas armas cortas y otro tipo
de ellas, además de munición. ¿Tendrá algo que ver la presencia de Otegi estos
días en Cataluña? ¡Tiren, tiren de la
manta y ya verán!
No es de
recibo el hecho de mancillar a España así, tal y como lo ha hecho Cataluña.
Estamos ante otro 1934, donde todos los ‘Mossos’ fueron detenidos por defender
al traidor Companys antes que la legalidad española: “El Estado Catalán solo duró diez horas y finalizó con la detención de
todo el gobierno catalán y los responsables de los Mossos d’Esquadra, a
excepción del ‘conseller’ de Gobernación, Josep Dencàs, que había huido a
Francia. Todos ellos fueron encarcelados en el barco ‘Uruguay’. Un cautiverio
que se prolongó hasta febrero de 1936”
Y no olviden
que tras ese 1934 llegó el periodo febrero-julio de 1936, donde la izquierda
asesinó sin juicio, violó cuanto encontró a su paso, vejó monjas conventuales,
utilizó como animales de tiro a los frailes, incendió conventos e iglesias y,
en definitiva, “incendió el alma de los españoles”, en palabras de Ricardo de
la Cierva. Y cuando eso sucede, la ciudadanía se arma de virtudes, amor a su
patria y esperanza de acabar con la degeneración, el adoctrinamiento, la
violencia y el ‘perroflautismo’ de la
ominosa izquierda radical, cavernícola y tabernaria.
No olviden
que ese sector de la izquierda radical, que siempre anda tras de introducir
palos entre los radios de las ruedas, aún pretende ganar la guerra civil;
sí, esa en la que los perdedores no supieron defender España, por lo que salieron
con el rabo entre las piernas. Al parecer, todavía ansían algunos ganar la
guerra; una guerra que no hay que olvidar para no volver a repetirla, bien es
verdad que en Cataluña se empeñan en lo contrario y eso es hacernos perder el
tiempo y perderlo ellos. Ya decía Napoleón que “Hay ladrones a los que no se
castiga, pero que nos roban lo más preciado: el tiempo”.
Finalmente,
no quiero dejar pasar la ocasión sin escribir un pensamiento de don Camilo José
Cela respecto al nacionalismo y el patriotismo, que tanto se confronta en
nuestros días: “El nacionalista cree que el lugar donde nació es el mejor lugar
del mundo; y eso no es cierto. El patriota cree que el lugar donde nació se
merece todo el amor del mundo; y eso sí es cierto”.
En fin, ya
se sabe que hay mucha gente que cuando ha de hacer algo, hace algo; aunque no
sea exactamente lo que ha de hacer, en palabras de Clarasó. Al igual que hay
muchas personas interesadas en que todos tengan qué callar, para que no hablen
de ellos –decía don Jacinto Benavente—y eso es lo que le pasa al ‘Gover’ de la
Generalidad.
Jesús Salamanca Alonso
Director de Centro de EPA y Analista político