Los hermanos Lumiere nunca creyeron que su pequeño invento,
capaz de proyector imágenes en la pared o sobre una pantalla pudiese llegar tan
lejos pues conforme fueron pasando los años se fueron añadiendo nuevas mejores
como sonido, alta definición, efectos especiales en tercera dimensión e incluso
movimiento, olores o sensaciones. Pero todo esto parece quedarse corto a
comparación de la nueva manera en que se puede vivir una película de terror y
acción en Europa.
Y es que parece que los productores han vuelto a hacer de
las suyas con una proyección esta vez en Barcelona donde la misma fórmula
parece repetirse: una camioneta, un par de atacantes, ambos con lazos u
origines musulmanes, atropellados, muertos y heridos, dolor, sangre y sobre todo
terror; la fórmula de éxito.
No, no estoy siendo insensible ante el dolor ajeno, el
sentimiento de pérdida que conlleva la muerte de alguien y la impotencia que
deriva de no poder hacer nada, cuantos quisiéramos ahorcar a los malhechores causantes
de todo este dolor.
Ciudades tan importantes e icónicas del viejo continente
han sido blanco de tan sucios planes donde la velocidad parece haber remplazado
a las bombas. Paris, Niza, Londres, Estocolmo, Barcelona, Berlín y muchos otros
puntos en el mapa donde la gira del cine de terror que promete sentirlo en
carne propia y de la manera más real ha hecho aparición ¿Qué es lo que está
pasando?
Algunos dicen que es parte de un sucio plan ideado por las
más altas y exclusivas esferas políticas donde solo los putrefactos millonarios
de millonarios pueden acceder, la crema y nata de color dorado, pues la secta
que los ilumina y el control mundial son temas que los hacen pensar incluso
sentados en sus baños de oro.
Por otro lado algunos dicen, los oficialistas, que todo
esto es una respuesta a la lucha que se vive actualmente en medio oriente, un
tira y afloja de potencias tras naciones más débiles lanzando bombas a propios
y extraños, a terroristas, soldados, a extremistas y sobre todo a civiles ¿Por
qué los civiles aparecen en nuestra lista?
La lista que revela la escalofriante cifra de heridos, y
peor aún, la de muertos no solo revela que los atentados en su mayoría fueron
exitosos, después de un muerto para ellos es como haber acertado al centro de
la diana, sino también que existe un común denominador y ese es los civiles.
Los civiles, madres y padres, niños y abuelos,
trabajadores, oficinistas, choferes y turistas, policías, bomberos,
homosexuales y médicos, entre otros más, que pagan los precios de estar en el
lugar incorrecto en el momento incorrecto
Humanos que están en la sala del cine listos para disfrutar
una película que los hará vivir la más realista experiencia en efectos
especiales, una función tan exclusiva que se paga con la muerte.
¿Por qué invitarlos a ellos? ¿Por qué no mejor a alguien
que lo merezca?
Personas comunes, tú querido lector y yo querido escritor,
podemos ser requeridos en esa función sin darnos cuenta, podemos ver a nuestras
familiares entrar a las fauces del terrorismo que castiga a quien menos debe de
castigar, que sangra a quien menos debe sangras y que deja incompleto a quien
más necesita de un padre, de un hijo, una madre o un amigo.
Es hora de que el terrorismo se ponga los pantalones, afine
su mira y se dirija a quien más debe dirigirse, a los políticos, a los
empresarios y a todo aquel que mueve los hilos de soldados y personas que
mueren gracias a una causa ajena de la que nunca verán ni flor ni fruto más que
un pésame escrito en un formato que solo se rellena y un miserable cheque.
Señores líderes mundiales, es momento de que vivamos y
dejemos vivir. Buscar la forma de solucionar crisis humanitarias, políticas,
sociales, económicas, bélicas y cualquier otro interés o conflicto sin recurrir
a las armas y a las cifras de daño colateral, civiles muertos.
Es momento de que los invitados a la función estelar del
terrorismo sean los mismos que las han organizado y no los que queremos ver una
simple película en 2D.