.
A veces la democracia se equivoca,
a veces los votos de confianza se equivocan, a veces la esperanza se equivoca;
cuando depositamos nuestra confianza en alguien con la esperanza de que hace lo
que hace por el bien de los demás y no por uno propio nos estamos equivocando,
equivocando por haber dado el voto, equivocándonos al creer que acertará o
creer que fallará. Puede que hayamos acertado en el resultado, pero al final
nos estaremos equivocando en el no acertar.
Eso me sucedió en dos de mis
columnas escritas, he apostado porque Maduro no es tan malo, no es un súper
villano quizás solo un villano y he fallado, fallado en el resultado pues
aposté por la bondad y ganó la tiranía, te he fallado Venezuela.
La constituyente, que fue planteada
como un medio para darle voz al pueblo, fue violado por el cartel de Maduro
quien adecuó las elecciones a su gusto pues los candidatos que participaron en
la elección fueron elegidos por él, los votantes solo fueron una pequeña parte
de la población: 8 de 19 millones registrados en el padrón.
Al estilo del mismo guasón el
pequeño pupilo de Chávez logró crear el plan perfecto para perpetrarse en el
poder al crear una dictadura con cara de “democracia” y es que este hombre que
altera canciones populares para volverlas canciones electorales convocó a unas
elecciones que parecían la mejor alternativa para empoderar al pueblo, hacerlo
renunciar y darle una solución pacífica, un camino de paz, a los conflictos del
país del petróleo latino.
Sin especialistas electorales, sin
observadores de prestigio, sin académicos, doctores o investigadores políticos
y sociales, sin actas, sin evidencias, sin un sistema de respaldo que parece
seguro con el registro de huellas dactilares en el padrón electoral y sin la
voz de la verdadera oposición, el pueblo, el presidente creador de la “Dieta
Maduro” llevó a cabo este fin de semana las elecciones más decisivas para
Venezuela.
Tras arrogarse los resultados y
coronarse como el vencedor, el chavismo venezolano aseguró su futuro y
supervivencia por unos cuantos años, esperemos que no, más acosta de la muerte
de Venezolanos que no solo caen abatidos en las calles sino que mueren de
hambre o enfermedad en sus casas lejos de reflectores y cámaras tanto
nacionales como internacionales.
Se dice que la asamblea constituyente
tomará el poder en Venezuela desplazando así a la asamblea nacional la cual era
mayoritariamente opositora, el contra peso, pues no solo ocupará su espacio en
el palacio legislativo sino también muchas de sus funciones además de que según
expertos y periodistas las elecciones serán suspendidas pues el plan de Maduro
contempla perpetrarse en el poder, y no podría conseguirlo con elecciones
democráticas pues ya nadie lo quiere.
Todas estas predicciones se basan
en el hecho de que Maduro hizo la constituyente sin omitir una parte
fundamental del plan: la discusión previa. Y es que mediante esta discusión se
estiman cuáles serán los artículos a reformar y cuáles serán los artículos a
redactar, algo así como sucedió en la discusión del proyecto de la constitución
de la Ciudad de México en paneles como el de la feria internacional del libro
en Guadalajara, pues así se permite tanto la colaboración de expertos
nacionales e internacionales como se informa al público en general que es lo
que va a pasar; grave error Maduro.
Y ahí fue cuando nos dimos cuenta
del teatro de Maduro pues si bien todo podrían ser conjeturas, se apunta más al
hecho de que Maduro nos utilizó mediante el recurso de su teatro dramático y su sentido sobrenatural
para hablar con Chávez, engañándonos que iba a salvar a Venezuela cuando en
realidad sería él quien le pondría la soga al cuello.
Es de humanos equivocarse amigos,
así como yo lo hice dándole un voto de confianza a Maduro al pensar que
actuaría de buena fe. Es válido ya que los errores nos permiten así aprender y
no volver a tropezar, nos permiten conocer el fracaso para así animarnos a
buscar el sabor del triunfo.
Es válido equivocarse, pero no es
válido fingir Nicolás Maduro, fingir que quieres ser el héroe de la película
con paz y democracia cuando en realidad quieres apretar raíces en el poder, no
es válido decir que salvarán al pueblo con balas de goma y una bolsa CLAP con
comida para un día que tiene que rendir treinta, y para toda la familia; con
violencia solo pides más violencia, como un niño brabucón que está provoca y
provoca con pequeños golpes solo recibirá uno mayor.
Maduro, no se puede pretender ser
Batman cuando tienes el corazón del guasón.