Entrevista al guionista y escritor Agustín Martínez

Agustín Martínez. Nacido en Lorca (Murcia). Estudió Imagen y Sonido en la universidad complutense de Madrid.

 

. Nacido en Lorca (Murcia). Estudió Imagen y Sonido en la universidad complutense de Madrid.
  Tras unos primeros pasos en publicidad se dedica –y sigue haciéndolo– a guiones de cine, radio y televisión. En este último formato ha participado de series de gran audiencia.

  “Monteperdido” es su primera novela publicada en 2014, que precisamente nace de una idea gestada en el marco de una miniserie de televisión.

  “La mala hierba” es su nueva novela que al igual que en su estreno literario se mueve en el mundo del suspense.

Entrevista concedida a ELD y realizada por Begoña Curiel.

–“Monteperdido” y ahora “La mala hierba”. ¿Dónde encontrábamos antes en la literatura a Agustín Martínez?

Antes, y ahora, en la series de televisión. Llevo muchos años trabajando como guionista, un lugar en el que hay excelentes profesionales que, quizás, merecerían más visibilidad, porque para el público somos auténticos desconocidos, aunque hayan pasado horas viendo nuestras historias.

–¿Cómo se produce ese paso de los guiones de televisión y el cine a la novela? ¿Habría escrito novelas si no hubiera estado en ese mundo? ¿Tiene relación directa o indirecta?

La verdad es que el paso a la novela fue prácticamente casual. “Monteperdido” era, en principio, un proyecto de televisión. En su fase de desarrollo, escribí el inicio como si fuera el capítulo uno de una novela y estas primeras 20 páginas llegaron a David Trías y Alberto Marcos, mis editores. Se enamoraron de la historia y aparqué el proyecto de televisión para centrarme en la novela. Así que, sí: hay una estrecha relación entre el hecho de que sea guionista y ahora escriba novelas.

–Ahora que ha probado ¿ha sido una sorpresa, un placer, un revulsivo, algo que esperaba…,  entrar en este otro mundo de las letras?

La experiencia ha sido, y está siendo, una alegría; primero, por la cercanía con los lectores. Recibir un feedback tan directo para mí es muy importante. Y, por otro lado, la novela me da la posibilidad de abordar historias desde una perspectiva más personal. La combinación de ambas cosas es lo que convierta este trabajo en algo tan satisfactorio.

–En ambas novelas, muertes en extrañas circunstancias, lados oscuros en perfiles psicológicos. ¿Por qué?

Tal vez porque soy un miedoso y tratar temas así es una forma de exorcizar mis propios demonios. Ésa puede ser una razón, pero también porque lo que más me interesa es el ser humano. Creo que el centro de mis historias son los personajes y llevarlos a situaciones límite es una manera de desnudarlos y conocerlos mejor.

–Definen sus novelas como thrillers. ¿Es así?

Es difícil colgar una etiqueta a las novelas: thrillers, novela negra, “domestic noir”… Personalmente prefiero otra más genérica: “suspense”. Creo que ese es el género que mejor define lo que hago.

–Ahora se lee más novela negra porque se escribe más novela negra, ¿o es al revés?

Creo que el auge de la novela negra (que es un contenedor donde caben muchas cosas) tiene más que ver con la conexión con los lectores. Tengo la sensación de que la gente había dejado de ver la literatura como algo que también puede ser, además de muchas otras cosas, “entretenido” y, a través de la novela negra, lo está recuperando.

–Los escenarios de sus novelas son lugares digamos, pequeños. ¿Los espacios físicos son también protagonistas en sus historias?

Tanto en “Monteperdido” como en “La mala hierba” es así. Las montañas del Pirineo o el desierto de Tabernas son un personaje más en la trama y como tales los trato. De hecho, su presencia marca gran parte de lo que sucede en ambas historias. Creo que no se puede aislar a los personajes del entorno ya que ellos son como son por el lugar donde están.

–¿Es complicado cambiar el chip de los guiones a la narrativa literaria o se alimentan uno a otro?

Yo creo que se alimentan el uno al otro. La técnica que he aprendido como guionista me resulta muy útil a la hora de enfrentarme a una novela. Por otro lado, centrarme en la escritura literaria me sirve para oxigenarme de los guiones y las presiones de la televisión.

–¿Necesita de rituales para escribir? ¿Tiene alguna manía e incluso son diferentes, dependiendo de si trabaja en un guion o en una novela?

Soy muy metódico. Tengo un horario de trabajo y, más o menos, repito los mismos pasos a la hora de enfrentarme a un nuevo proyecto, sea novela o guion. Desde el trabajo de la historia en una pizarra a la posterior escritura del texto. Tal vez, la única manía que tenga sea la música: siempre trabajo con música de fondo y la escojo dependiendo de lo que esté escribiendo, como si fuera la banda sonora de la historia en la que tengo que concentrarme.

–¿Qué le ha parecido la respuesta de los lectores con estas dos novelas?

En ambos casos, muy buena. Supongo que lo que más me ha sorprendido es que las dos novelas hayan salido fuera de España, algo que no esperaba. Comprobar que son historias que funcionan igual para un lector nacional, un alemán, un francés o un taiwanés.

–¿Piensa compaginar la literatura con su labor como guionista, o hay una que prevalece?

De momento, el guion es mi medio de vida, además de que es una profesión que disfruto. Por eso me gustaría seguir compaginando las dos cosas. Cada una me ofrece cosas distintas.

–¿Qué ha leído Agustín Martínez en estos primeros meses del año?

De todo lo que he leído, destacaría tres novelas: “Nos vemos allá arriba”, de Pierre Lemaitre, “La chicas”, de Emma Cline, y “Canción dulce” de Leila Slimani.

–¿A qué autores admira? Díganos cuál o cuáles son los títulos que le han impactado de manera especial a lo largo de su vida y que nunca ha podido olvidar y/o que siempre recomienda.

Soy un lector heterogéneo y mis influencias literarias son bastante dispares. Algunas tienen muy poco que ver con lo que hago. Como las lecturas de adolescencia marcan especialmente creo que citaría a Bioy Casares o a Ernesto Sábato. También a Boris Vian. Pero son muchos los autores con los que disfruto, sin ser fan de ninguno en concreto: Roberto Bolaño, David Foster Wallace, o John Banville. Si hay que recomendar un libro, siempre recomiendo “El mar” de Banville, que me parece una obra maestra.

–¿Es escritor de los que busca la inspiración o atrapa la idea cuando le llega?

Casi siempre empiezo por un tema que me interesa tratar. Supongo que soy de los que piensa que la inspiración te tiene que llegar trabajando. Y eso es lo que hago. Luego, suelo partir de alguna imagen. De un momento concreto a partir del cual desarrollo el resto de la historia.

–¿Le ha pasado por casualidad que mucha gente le haya conocido ahora como autor de novelas y que desconociera su trayectoria como guionista?

Es lo más normal. Como guionista, soy invisible. Nadie conoce los nombres de los que escriben las series de televisión. Lo que se recuerda es el nombre de los actores, la marca de la productora como mucho. Sin embargo, en la novela, soy yo quien defiende la historia.

–¿Qué papel juegan los blogs y las webs literarias en la difusión de la lectura? ¿Cree que contribuyen con ese objetivo? Porque desgraciadamente en este país, la lista de lectores no crece…

Me parece que los blogs y las webs literarias juegan un papel fundamental. La prensa tradicional apenas reseña los libros que más se leen. Es como si para ellos no existiera una enorme parte del público y se centraran exclusivamente en cierto sector. Por otro lado, y aunque se lea poco, se publica mucho. Por eso es tan importante que haya blogs que, de alguna manera, destaquen aquello que merece la pena y lo recomienden. Además, el trabajo que se hace desde blogs y webs desprende una pasión contagiosa por la lectura. Esa es la labor a la que todos deberíamos contribuir para que la gente redescubra la literatura como el placer que es.

UNETE



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