. Aún recordamos la triste funa
que sufrió el ministro Valdés en medio de su inocente almuerzo. Una cobardía de
marca mayúscula. He sido crítico de medidas del gobierno en materia económica
pero las faltas de respeto, el abuso cobarde, violenta a la razón. Se encuentra
en las antípodas de una cultura democrática.
Caemos en el mal trato y
descalificaciones con demasiada facilidad. El otro no ha terminado de hablar y
ya saltan los improperios, sarcasmos e ironías. “Hemos aprendido a volar como
los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte
de vivir como hermanos” dice una sabia frase de Luther King. "La violencia
es el miedo a los ideales de los demás”, dice Gandhi. En efecto, la debilidad
de los argumentos va en directa relación con la violencia con que se expresan.
La verdad no requiere de gritos ni descalificaciones. Se impone por sí misma. “Puesto
que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás,
también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el
secreto que me permita ponerles remedio”, dice el pensador indio.
El saber respetar y apreciar al
otro es la clave para una sociedad sana y fuerte. El bien del otro es mi mejor
fortaleza. Dice Einstein: “Comienza a manifestarse la madurez cuando sentimos
que nuestra preocupación es mayor por los demás que por nosotros mismos”.
Cuando entiendo que ver al otro feliz redunda en mi felicidad, estoy
comprendiendo cómo construir sociedad. “Vivimos en el mundo cuando amamos. Sólo
una vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”. De ahí que cultivar
el sentido comunitario no es romanticismo. Es lo más práctico y urgente. Soy el
gran ganador en una sana convivencia, de respeto y valoración del otro. Al
revés. Una sociedad que solo cultiva el individualismo, la preocupación por la
propia persona, prescindiendo de los demás, está condenada al fracaso. Sociedad
no es un conjunto de soledades. Se trata de personas que interactúan, en que
aprenden y se enriquecen mutuamente. En año de elecciones esto es
particularmente importante. Afinemos el sentido de pertenencia y preocupación
por el conjunto y el otro.
La participación en las
elecciones será un claro signo de esa generosidad con el conjunto. Un gran desafío,
que deben abordar todas las fuerzas políticas. El mejor legado para las
generaciones futuras será un crecimiento en la tolerancia, respeto y aprecio
por el otro. Simple y barato. A ver si aprendemos.Hugo Tagle@hugotagleLink: df.cl