Muchas veces hay que hacer
un giro de 360° no solamente para cambiar la conciencia sino para ver la misma
realidad. Basta viajar por nuestro país, recorrer las ciudades del interior de
las provincias y vas a encontrar una variada diferenciación social que no es la
misma que solemos ver recorriendo la provincia de Buenos Aires.
Esa diferenciación que marco
va desde lo laboral hasta lo alimentario. No son curiosidades, son aspectos
diferenciales de un pueblo a otro. De carencias diferentes. En cada viaje al
interior del país difundiendo mis libros en las escuelas o bibliotecas necesito
de monedas y cambio sencillo que no uso en la ciudad que vivo, Campana. Un
oasis en medio de esta crisis sociopolítica. Un oasis que no usa monedas, ya no
tenemos monedas ni cambio. Vas con 100$ a un comercio campanense y te volvés
sin vuelto. En una ciudad entre cerros tenés que llevar el cambio y pagar los
13,50$ que gastás. Diferencia primordial que he encontrado y me he dispuesto a
estudiar sociológicamente.
Ellos no saben de tarjeta
para colectivo, por 8$ rigurosamente pagados con monedas o cambio te llevan de
una pueblo a otro distante más de 40 km. El sencillo mueve al pueblo y a sus
vecinos.
Estamos inmersos en una
sociedad nacional de crisis social. En las grandes ciudades el impacto se
siente. Es estas pequeñas poblaciones es parte de su organización social comer
un plato de locro de trigo, sin carne, claro. Es un lujo comer un gigote con
cuatro cubitos de carne de llama y de papa.
Son ellos ciudadanos de
nuestra República Argentina perdidos entre cerros y montañas. Olvidados en el
tiempo y en espacio. En sus casas de adobe y techos de paja sueñan con el día
que sigue tener un plato de comida para todos los integrantes de la familia y
cuando no lo hay solamente come el jefe de la familia y los niños van a las
escuelas y toman el mate cocido que los maestros rurales han comprado juntando
su magro sueldo para que al menos ellos tomen un desayuno y coman un pedazo de
pan.
De ellos tenemos que
aprenden cómo se sotienen en el tiempo, sin contaminarse con apenas unas
monedas y subsisten día tras día.
El tema de la contaminación
empieza a preocupar a hombres y mujeres inquietos con la presencia de mega
mineras que están empezando a explorar las zonas para extraer minerales.
El compromiso es de cada
uno. Cada uno de nosotros debemos y tenemos que aportar una evolución personal,
no en lo material sino en lo emocional y en comprometerse con causas necesarias
para seguir nuestro adn sin contamicación.
Cada viaje de investigación
que realizo al corazón de la tierra nuestra, de difusión de mis libros,
promoción de la lectura o del mismo turismo cultural es un paso a mi forma de
vivir, a esta filosofía de vida que llevo como escritora emprendedora,
investigadora cultural. Todo lo demás del aprendizaje se da adjunto y
subyacente que me aporta un cimiento sólido en esta manera de observar y
relatar al lector.
Lo social debe comenzar por
el cambio de uno mismo y lo ambiental es la contribución para mantener nuestra
tierra en las condiciones que ha permanecido por millones de años. No
permitiendo que el uso del cianuro para disolver el oro en un cinco por mil
mate o aquellas mineras que trabajan los 360 días del año, las 24 horas
moliendo piedra o aquellas otras que usan el ácido sulfúrico para obtener el
uranio. Solamente para citar unos pocos ejemplos que he estado conversando con
los vecinos de estos cerros.
En cuánto a lo ambiental ya
no depende del cambio de uno mismo sino depende de los gobiernos y de las
grandes empresas. Uno puede resguardar la tierra no entregando la licencia
social diciendo -Basta de saqueo para muerte; si la política del gobierno sigue
ofreciendo a las mega minerías sus licencias políticas, poco podemos hacer. O
mucho, como lo están haciendo los famatinenses y los chileciteños que afirman y
que ratifican que no habrá mega minería contaminante a cielo abierto en el
Cerro Famatina porque no otorgarán la licencia social y esta resistencia no es
precisamente una inyección mediática, es cotidiana, diaria y organizada entre
las comunidades resistentes.
Defender nuestros recursos
mineros es defender el agua, defender la vida, defender los millones de años de
la tierra.
Pude averiguar que hay 30
proyectos con factibilidades en Argentina por los gobernantes y empresarios que
están listos para la inversión de capital para desarrollar el potencial minero
argentino en estas tierras.
Como propia visión puedo
decirles que no es el mismo cielo abierto que he recorrido el de la extensa
Patagonia que el de Los Seismiles, ubicados en Catamarca, paso de San
Francisco, Paso internacional a Chile donde ya se visibilizan trabajadores
explorando la zona que van y vienen por caminos entre ambos países. Solamente
hay que hacer la ruta hasta el paso fronterizo para ver el camino de
exploraciones con grandes camiones y campamentos que comienzan a establecerse
en la región. El lector pensará su propia conclusión.