Un personaje tiene sentimientos en los que el lector se reconoce. ¿Cómo transmitirlos? Investiga en tus propias emociones. […] Coloca esos sentimientos en tu personaje, que si bien sufre o se alegra por motivos muy diferentes a los tuyos, lo que rescatas es la carga de la angustia, la tristeza, el entusiasmo. Como las emociones son universales y ese peso residual del sentimiento se parece en todos los seres humanos, el lector se implicará en la historia. La comprenderá, la vivirá, la creerá.