. En su prólogo el escritor cuenta al lector por qué pensó que los documentos encontrados en los cajones de su padre, merecían salir a la luz. Sin duda, eran un tesoro. Toda una pena dejarlos amarillear más allí perdidos, aunque ni él mismo tenga claro qué es verdad y qué es ficción. Pero está claro que hay mucho de realidad en los hechos relatados y los datos encontrados que finalmente Vila-Juán ha convertido en novela.
“La heredera de Barcelona” tiene mucho de crónica periodística. El abuelo del autor Pablo Vilar, abogado y periodista vivió muy de cerca los acontecimientos de la época –de la parte que sea real, en todo caso– aunque la reconstrucción -tras una gran labor de investigación y documentación– y los aderezos narrativos del escritor, ponen en pie de manera acertada la trama de la que va a disponer el lector. Siempre con una una escritura amena y sencilla y no por ello, menos elaborada.
Pablo Vilar es un monárquico convencido, estirado, estricto, pero compatibiliza esa imagen recia y seria con los ratitos de ocio libertinos que le permite la pertenencia al círculo de altos vuelos en el que se desenvuelve. El cinismo es requisito imprescindible para llevar bien aquello que no se puede contar –faltaba más– en las casas de bien.Lo que sale de sus esquemas es que acabe siendo testigo de los mundos del sindicalismo revolucionario de la Ciudad Condal, durante aquellos años cruentos donde el pistolerismo era compañía constante del paisaje. Todo comienza cuando cae en manos del abogado el caso de la vedette María Nilo que le sumerge en una esfera casi de ciencia ficción para un señor de estas características: acabará conociendo y sabiendo demasiadas cosas de las luchas encarnizadas y ajustes de cuentas entre patronos y obreros que siembran de terror la calle y que llegarán hasta la dictadura de Primo de Rivera; tendrá ocasión de adentrarse en los bajos fondos de las cuevas del Montjuïc… Hasta sufrirá un atentado. Con semejante panorama, el ambiente exquisito en el que hasta entonces se manejaba será el radical contraste de la realidad de una sociedad convulsa, donde está la heredera que da título a la novela: Isabel Enrich. Mujer que le vuelve tan loco como las propias paradojas por las que se define este personaje. Pero si hablamos de personajes, el de cabecera sin duda es la propia Barcelona, la ciudad y la forma de vida de quienes la pueblan, donde las balas se entremezclan con las mayores dosis de jolgorio. Todo es posible en ese ambiente que tan bien describe y da a conocer Sergio Vila-Sanjuán. ¨Una heredera de Barcelona” es una novela bien escrita que entretiene e informa a quien sufra esa enfermedad llamada curiosidad que te empuja a saber más de los mundos lejanos y no tan lejanos tanto a nivel geográfico como histórico.