. Se trata del Proyecto 333, sobre el que escribió Joshua Becker, autor
de "Menos es más" (The More of Less), en cuyo movimiento - de ahí el
nombre - los participantes solo usan 33 prendas de ropa en el curso de tres
meses. La tendencia no es nueva.
Hoy, gracias a la red, ha crecido el número de
consumidores que quiere simplificar sus vidas. La invitación es simple: revisar
los closets y empezar a deshacerse de aquellas prendas que no usamos, evitar
las modas pasajeras y concentrarse en lo permanente. Con poco se puede hacer
mucho, sería el slogan.
Hay
que desempolvar la palabra 'suficiente' del baúl de vocablos añejados por el
desuso. El frenesí del exceso nos ha llevado a un consumismo irrefrenable, en
que todo parece poco; en que no hay medida, donde reemplazamos cosas, lugares,
trabajos, con la misma facilidad con que nos cambiamos de camisa.
Identifiquemos
lo que usamos; seleccionemos y reemplacemos lo innecesario. Establezcamos una política
de "uno por uno". Cuando compremos una prenda o utensilio nuevo, donemos
o tiremos lo viejo. Solemos darle un significado a nuestras pertenencias que
realmente no lo tienen. El desprendimiento debe ser la norma y no la
acumulación ociosa, menos en un tiempo en que lo reemplazable es la tónica. No
hay razón para que nuestra ropa nos genere "emociones". Le hemos
atribuido a colores, tonos y formas la calidad de ser "fuente de sentimientos"
como alegría o gozo que, de suyo, no tienen ¿Cómo se explica que Santa Teresa
de Calcuta irradiara tanta alegría siendo que siempre usó el mismo tono crema
sencillo de su hábito? ¿O san Francisco, con su talar café oscuro, santo de la
alegría y sencillez? Algo dicen los colores, sí. Pero no en la medida
artificiosa que le ha dado nuestra cultura. Por otra parte, la sencillez disminuye
la fatiga de tomar decisiones, un fenómeno que lleva a tomemos peores
decisiones después de haber tenido que efectuar muchas. Una cultura de la
sencillez, supondrá que las cosas tendrán que ser más duraderas. Un desafío
para las próximas generaciones, ante una sociedad de lo desechable e
intercambiable.
Dice el Papa Francisco en "Laudato Si":
"Cuando las personas se vuelven autorreferenciales y se aíslan en su
propia conciencia, acrecientan su voracidad. Mientras más vacío está el corazón
de la persona, más necesita objetos para comprar, poseer y consumir". Una
sociedad que cultive la austeridad, la simplicidad, será más feliz. "La
obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos
puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca"
alerta el Papa. El exceso y sofisticación terminan agobiando, distanciándonos
unos de otros. Optar por la simplicidad aliviana el alma, permite el encuentro
y vida feliz.
P.Hugo Tagle
twitter: @hugotagle