Post Verdad. Una reflexión sobre la palabra del año 2016

Cada año, el Diccionario Oxford elige una palabra que refleja las tendencias o cambios más importantes del año. El término escogido para el año 2016 fue "post-truth", traducido como "post-verdad". 

 

. El término escogido para el año 2016 fue "post-truth", traducido como "post-verdad". 
Difícil definirlo en pocas palabras. Más que un concepto cerrado, es una descripción de circunstancias, vagas e imprecisas, sentimientos y sensaciones, que van #construyendo realidad". El concepto se atesoró a raíz de la forma en que medios de comunicación y más concretamente las redes sociales, van compartiendo las noticias, construyéndolas, generando una sensación de verdad que se termina imponiendo. Es sabido que los hechos objetivos tienen poca importancia o influencia en la formación de la opinión pública. Son más bien los llamados a la emoción, la interpelación a las creencias personales lo que finalmente construye eso que llamamos "verdad". El término no es nuevo, pero ha crecido a raíz del explosivo aumento de las redes sociales como camino para compartir información. O, peor, para adaptarla a los propósitos del informante. Y ese es el punto ¿Qué es la verdad? la pregunta que hace Pilato a Jesús antes de entregarlo a sus verdugos adquiere hoy renovada actualidad. Más que el hecho en sí, es lo que se nos diga de él y el cómo lo compartimos lo que finalmente adquiere relevancia. Las apariencias pasan a ser más importantes que la materia, el envoltorio más que el contenido, el chisme más que el dato cierto. Las cifras, de suyo inobjetables, pueden llegar a ser tan relativas como la forma de presentarlas. Una ácida muestra de lo relativo de estas últimas lo ilustra Nicanor Parra en su poema Dos Panes: “Hay dos panes. Usted se come dos. Yo ninguno. Consumo promedio: un pan por persona”. Tristemente incuestionable.

El lenguaje crea realidad. Lo experimentamos tristemente en las cadenas de alarma pública a raíz de los incendios en Chile, las peligrosas profecias de desastres en los matinales televisivos (un canal de TV chileno fue duramente amonestado por la alarma que causó un supuesto vidente de una posible desgracia nacional).

Hoy, la realidad se ve coaptada por las palabras con las que se las describe. Las redes sociales, con todos sus bondades, nos inundan con medias verdades, chismes, comentarios, opiniones personales, que adquieren tanta y mayor relevancia que el hecho mismo. Moldeamos la realidad a nuestro antojo y terminamos creyendo que eso es "la verdad". Ya se ha citado como efecto de esa suma de ilusiones el triunfo del Brexit en Inglaterra o del No en Colombia en relación a las Farc. Se construyó una ilusión de triunfo que finalmente fue derrotada por la "realidad real". Ni las imágenes se salvan. Hoy, con los cada vez más avanzados programas de manipulación de imágenes, éstas se pueden trucar y regalar una apariencia de verdad casi imposible de refutar ¿Cuál es el antídoto? Doble: por una parte, medios de comunicación más inquisitivos, diversos, que obliguen a una sana competencia donde la triunfadora será la verdad. Pero a su vez, "fomentar la verdad " y ahí los cristianos tienen mucho que decir. El promover lo bueno, no hacerse parte de chismes; no ser carbonero o pájaro de mal agüero, es un imperativo del tiempo. El hombre de fe "crea realidad" positiva, aunque todo camine o se vea mal. Que la post verdad de este tiempo sea construida a partir de lo bueno, lo positivo. Hace bien para el alma.

 

P.Hugo Tagle

twitter: @hugotagle

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