. Este hito marca el inicio del período que conocemos como “La
Patria Nueva” y el inicio de la libertad de todo el Continente.
Cuando la nieve se retira de la cordillera el general Bernardo O’Higgins
y luego de dos años de arduo trabajo, se reunió a la tropas, incluyendo a
esclavos libertos que formarían una parte importante de la fuerza que luchó en
Chacabuco; se debió preparar el vestuario, equipo militar, armas, ganado de
carga y caballares para los soldados.
El ejército de Los Andes estuvo compuesto por más de 5.000
personas entre fuerzas militares y auxiliares, comandadas por 14 jefes y 195
oficiales. Las fuerzas militares sumaron 4.000 hombres de los cuales
aproximadamente 3.000 fueron infantes que estuvieron divididos en 4
batallones.
Para confundir a los realistas, permanentemente se difundieron
informaciones falsas sobre el lugar por el cual pasarían los patriotas. Con este mismo objetivo se incentivó
la guerrilla, que fue encabezada por Manuel
Rodríguez.
Con ello, se buscaba dividir a las fuerzas del gobernador Francisco
Casimiro Marcó del Pont. Esta estrategia estuvo acompañada de avances de tropas
patriotas por distintos lugares: por el norte, estos fueron el paso Come caballos,
paso de Guana y por el sur, el paso El Planchón. El grueso de las fuerzas cruzó
por Los Patos, bajo la dirección de Bernardo O’Higgins y Estanislao
Soler; mientras que por Uspallata lo hizo la fuerza que dirigió San Martín. Una
vez logrado con éxito el cruce, los patriotas se reunieron en San
Felipe y Los Andes, para avanzar unidos hacia la Cuesta de Chacabuco,
en donde se pretendía sorprender a los realistas.
Pese a que los días 10 y 11 de febrero ya se habían realizado algunos
reconocimientos, los que incluyeron choques armados entre patriotas y
realistas, se dispuso desarrollar la batalla de Chacabuco el día 12,
organizando dos ejes de ataque de norte a sur: la primera división, al mando
del general Estanislao Soler, que atacaría el flanco derecho de las tropas
realistas y la segunda división, al mando del general Bernardo O’Higgins, cuya
tarea era atacar el flanco izquierdo de los realistas, a partir de
una posición avanzada.
Las fuerzas realistas estaban bajo el mando del general Rafael Maroto. Este
había sido designado, recientemente, por el gobernador Marcó del Pont. Durante
la noche del 11 de febrero, había llegado a las casas de Chacabuco para asumir
la responsabilidad de defender Santiago.
La primera línea de defensa de los realistas estaba ubicada en
la cumbre del cerro Guanaco y contaba con dos compañías de soldados. Pese a que
su misión era mantener el control del cerro, la acción de las fuerzas
patriotas los obligó a retirarse en dirección al Sur y pese a que se
intentó, por parte del coronel Quintanilla de la caballería del Rey, reforzar
el control de la cima de ese cerro, ello no fue posible. La batalla de
Chacabuco había comenzado, con el ímpetu de los patriotas que
deseaban derrotar y expulsar a los hispanos.
El general Bernardo O’Higgins, al mando de su división, debía atacar las líneas
de defensa hispanas ubicadas en los faldeos del Cerro Guanaco. Para
ello, avanzó por el denominado “camino real” en dirección al sur. Cuando se
produjo el primer enfrentamiento y el repliegue de los realistas,
O’Higgins ordenó primero atacar con el batallón N°7 y luego del retiro
de los realistas, ordenó a la caballería del coronel Zapiola que cargara,
para obligarlos a mantener una acción defensiva, sin dar tiempo a que se
reorganizaran.
Para lograr el éxito completo de la acción, O’Higgins ordenó continuar el
avance de sus tropas hacia las posiciones de los realistas. Sin
embargo, los batallones patriotas 7° y 8° recibieron un fuerte ataque
de los hispanos, usando artillería e infantería, lo que obligó al
coronel Zapiola a colaborar en su defensa, a costa de varias bajas dentro de
sus filas, con el fin de aliviar la presión sobre los soldados.
La batalla continuó con una dura lucha entre las fuerzas de O’Higgins y las
realistas. Estos preparaban un contraataque, por lo que O’Higgins decidió
atacar con toda su fuerza y definir la situación. Esta acción arriesgada fue
notificada a San Martín, quien ordenó a Estanislao Soler apurar su marcha para
colaborar en la acción. Las tropas que comandaba O’Higgins continuaron el
avance. El batallón 8° avanzó por la izquierda de los realistas, por
lo que estas tropas se dividieron, situación que aprovechó el coronel Pedro
Conde, al mando del Batallón 7°, que atacó con la fuerza de la infantería y el
empleo de las bayonetas a través de este espacio, generando la confusión dentro
de las fuerzas realistas.
En ese momento, se sumaron los ataques del Batallón 1°, que
correspondía a la avanzada del general Soler, y que al enterarse del inicio del
ataque, ordenó apurar la marcha para colaborar en la batalla. El general San
Martín, por su parte, preocupado por la arriesgada maniobra de O’Higgins,
dispuso que los tres escuadrones de granaderos a caballo atacaran en
colaboración de las fuerzas del coronel Zapiola, lo que permitió consolidar aún
más la imagen de la victoria. Las tropas realistas se quedaron sin artillería y
se replegaron en una formación de cuadros, tradicional en esa época para la
defensa. Sin embargo, la acción concertada de la infantería y la
caballería los hizo rendirse o huir. La acción principal de la
batalla estaba inclinada a favor de las fuerzas patriotas.
La primera división, por su parte, continuó su avance y atacó la retirada
de los realistas después del mediodía, logrando también llegar a las
casas de Chacabuco, persiguiendo a los españoles, los que se
retiraron en dirección al portezuelo de Colina.
Se puede observar en el esquema e idea de la estrategia
política de O'Higgins, que convergió en la formación de un ejército único y muy
disciplinado, el origen de dicha estabilidad a futuro, debido a su inclemente
misión y mando impidió su disociación y el resultante levantamiento del
caudillismo, que tanto daño causó en las otras regiones del antiguo dominio
español. O'Higgins pudo administrar la nueva república, a partir de 1817, ello
gracias a la acción del Ejército de los Andes, a pesar de las reconvenciones
que se le hacen por su rigidez en la contención del caudillismo, terminó
entregando una nación en orden, que habría de vivir incertidumbres y períodos inestable,
pero, que nunca cayó en la desgracia y la desventura. El Ejército de los Andes
está en el génesis de la nueva República como un actor vital en el destino de
Chile.
Dos años después la Escuadra
Libertadora zarpó hacia el Perú desde Valparaíso con bandera chilena y al mando de
Bernardo O'Higgins. Estuvo integrada aproximadamente por 4.000 soldados
chilenos y 600 argentinos que pronto ocuparon Lima y Callao e iniciaron con
ello la liberación del Perú.
Es por lo anterior que invito a cada uno de Uds a reflexionar y
compartir en sus círculos más cercanos estas fechas, hechos como
también de historia de tanta relevancia para la nación y el Continente y que
poco, por NO decir nulamente se conversan o discuten en nuestros días.