Jaime siempre fue un buen amigo, a pesar de que nuestras respectivas profesiones nos llevaron por caminos diferentes, la amistad de juventud se mantuvo a través del tiempo, aun sin vernos con mucha frecuencia, pero cuando esto ocurría, era un momento de verdadera alegría, pues podíamos conversar largamente, recordando momentos gratos y otros no tanto, con la franqueza y comprensión que solo es posible cuando existe una sólida amistad y en esta oportunidad esta sería puesta a prueba.