Los tenemos todos
los días entre las manos, los utilizamos en todas partes y sin embargo son
pocas las personas que conocen los secretos que se esconden detrás de la
fabricación del papel moneda. De uso diario, los billetes de banco también se
han convertido en un cúmulo de tecnologías de alta seguridad.
Aún no existe el dispositivo tecnológico que impida que
un ladrón extraiga los billetes de sus manos o le robe la cartera. Sin embargo,
cuando se trata de tecnología, los billetes de banco tienen mucho por decir, sólo
que la tecnología se encuentra “dentro” de ellos. “El papel moneda existe desde hace siglos pero los billetes de hoy
tienen muy poco en común con los de antaño, ni siquiera con los que estaban en
circulación hace algunos años. Son
verdaderos concentrados de tecnología y el fruto de una innovación permanente”,
explica Thomas Savare, CEO de Oberthur Fiduciaire, uno de los líderes mundiales
de la impresión de billetes. La compañía Oberthur Fiduciaire sabe de lo que
habla: la empresa francesa imprime los billetes de 70 países en el mundo, entre
ellos el Euro, y ha desarrollado numerosas tecnologías que también se
encuentran en Latinoamérica: parches ópticos, hologramas, etc. Oberthur
Fiduciaire trabaja la materia (papel, tintas, elementos de seguridad, etc.)
y el contenido de los billetes (grabados, motivos, retratos, etc.), de manera
que el papel moneda impreso sea lo más seguro posible.
La seguridad: el
problema de todos
Para Oberthur Fiduciaire como para todos los
fabricantes de billetes del mundo, la preocupación prioritaria atañe evidentemente
a la seguridad de los billetes. Como pilares de la economía y de los
intercambios comerciales, los billetes deben permanecer bajo el control
exclusivo de las autoridades nacionales. Su producción se debe realizar de tal
forma que no puedan ser imitados, copiados o falsificados. Por ello, en la
medida que cada ciudadano puede jugar un rol en la lucha contra la
falsificación, ciertos dispositivos de seguridad que permiten reconocer
fácilmente un billete sospechoso deben ser conocidos por el mayor número de
personas: “los elementos de seguridad de
los billetes están diseñados para poder verificarse de forma fácil, con la
vista o el tacto, en unos cuantos segundos sin necesidad de someterlos a otro
tipo de manipulaciones o al uso de máquinas o aparatos costosos y complejos”, explica el Banco Central de México en
2015.
Es cierto que México debía ponerse al día en lo que
a seguridad de billetes respecta. En 2013, Agustín Carstens, gobernador del Banco Central de México, era casi
alarmista: “El de 50 pesos es el más
falsificado, por eso decidimos en estos momentos acelerar el proceso de
sustitución de este billete, pues en algún momento llegaron a haber en promedio
200 billetes (apócrifos) por cada millón; pero debe reducirse prácticamente a
cero”.
Los principios
fundamentales
Para complicar la tarea de los falsificadores los
billetes actuales siguen la regla simple, conforme a los estándares
internacionales, del “tome, mire, gire”. En el caso de los nuevos billetes
costarricenses, Marvin Alvarado, director del Banco Central de Costa Rica (BCCR),
detalla el proceso: “El primer paso es tocar el billete. Hay varios
elementos sensibles al tacto. […] Uno de los elementos más visibles es la marca
de agua que se observa cuando se pone el billete contraluz. Es idéntica a la
foto del personaje. Otra forma de comprobación consiste en girar el billete
observando el mapa que cambiará de color. El hilo de seguridad también cambia
de color. Se garantiza que al ejecutar al menos tres de estas revisiones, se
puede comprobar la veracidad de un billete”. Con un poco de costumbre y de sentido común entonces es posible
detectar fácilmente un falso billete “artesanal”. El Banco Central de Paraguay
(BCP), por medio de su gerente de operaciones Sixto Morínigo, y el Banco Central de Reserva del Perú (BCR)
siguen la misma lógica de educar a los consumidores para que puedan distinguir
los nuevos billetes verdaderos de posibles falsos, particularmente a través de la
publicación de una guía explicativa. Perú ha además agregado a la reforma de su gama de
billetes una medida de gran eficacia: la moneda también cambiará
progresivamente de nombre. En estas circunstancias resulta fácil distinguir los
billetes antiguos de los nuevos; los antiguos perderán progresivamente su curso
legal. Pero, si bien esta medida tiene como efecto presionar seriamente a los
falsificadores (obligados a deshacerse rápidamente de sus reservas), se debe
ser prudente en la aplicación para los consumidores ordinarios. “La
modificación de la denominación de la moneda peruana del nombre “Nuevo Sol” a
Sol” se realizará de forma paulatina, tanto en la acuñación e impresión de
monedas y billetes, en función del saldo y en los documentos en el plazo
razonable”, informa el Banco Central de Reserva del
Perú (BCRP).
Sin embargo, ciertas organizaciones criminales
logran todavía crear copias bastante parecidas, centrándose, por lo general, en
los países con billetes antiguos y que incorporan poco o nada los dispositivos
de seguridad. En estos casos detectar un billete falso es por lo general mucho
más difícil para un principiante. El Banco Central de México advierte por
ejemplo a los que quieran probar los billetes con métodos “extremos” (raspándolos
o sumergiéndolos en sustancias químicas) que algunos procedimientos pueden destruir
incluso los billetes verdaderos. La vida de duración del papel moneda es no
obstante la segunda preocupación de las autoridades emisoras de billetes.
Billetes que
duran
A lo largo de su (corta) vida, un billete cambia de
mano miles de veces, pasa por máquinas de conteo de los bancos, tal vez por una
lavadora, quizás se rasgará, se arrugará o se cortará. Una vida de sufrimiento
que el billete debe poder soportar, sin fallar, sobre todo manteniéndose
legible y utilizable. El precio de fabricación de un billete no es elevado,
pero dado que se producen por millones frecuentemente, la cuenta puede salir
costosa. “Las políticas de emisión y caja
son de los bancos centrales, pero no nos asustemos: Nigeria emite 9.000
millones de billetes cada año, India 12.000 millones, Indonesia 7.000...”,
señala Antonio Olmos, director de la fábrica burgalesa de papel moneda
(FNMT).
Un billete dura en promedio 5 años, en lo que
respecta a los billetes de alta denominación poco utilizados, la idea es
entonces reforzarlos, “endurecerlos”, para alargar su vida. Para esto, las
técnicas son variadas: papeles hidrófobos o bactericidas, nanotecnologías, barnizado
completo del billete, etc. El objetivo es siempre el mismo. Los billetes de
bancos tienen un valor, pero también un precio. Se debe entonces proponer un
producto que sea lo más seguro y duradero posible, y empujar al límite la
optimización de la relación calidad/precio.