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Peregrinos viajaron desde Inglaterra a América en barco y
desembarcaron en Plymouth. Escapaban de la pobreza e iban en busca de un mundo
mejor. Podrían considerarse los primeros inmigrantes de Norteamérica.
Los indios nativos de Massachusetts los recibieron
amistosamente y compartieron con los peregrinos sus conocimientos sobre las
cosechas en esa tierra enseñándoles a cazar y a curar la carne de los animales
de la zona.
Para celebrar que habían logrado sobrevivir un invierno muy
duro y que tenían una abundante cosecha que les ayudaría a enfrentar el
siguiente, los peregrinos organizaron una gran cena. Invitaron a los indios
nativos para agradecer su ayuda. La primera celebración duró varios días. Tanto
los indios como los peregrinos compartieron alimentos y bebidas.
En la actualidad, el día de “Acción de Gracias” es el
feriado más importante para las familias en los EEUU y se lo conmemora con agradecimientos
por todo lo bueno que uno haya recibido en el año.
Pero, ¿solo un día alcanza para agradecer todo el bien que
se recibe?
Cualquier persona puede sentirse agradecida varias veces
durante del día por lo bueno que le sucede y de esta forma la gratitud se convierte
en un permanente estado de ánimo. Agradecer diariamente es reconocer y acoger
todo lo bueno que nos llega y valorarlo.
Cuando se expresa gratitud se dejan de lado las quejas y los
lamentos y al centrarse cada uno en mantener un estado expectante de que todo
lo mejor acontecerá en la vida, se fortalece la salud. En las últimas dos
décadas, el número de estudios
científicos publicados de gratitud se ha disparado, dijo el psicólogo Robert
Emmons de la Universidad de California, en Davis, al inicio de la Cumbre de la
Gratitud que se realizó en junio de este año. Hoy en día, “sabemos por esta investigación
que decir gracias aumenta la felicidad, mejora las relaciones, e incluso
reduce la presión sanguínea y fortalece el corazón”.
Las personas que son agradecidas son más felices porque
están satisfechas con lo que tienen. La gratitud sincera rompe la barrera del
orgullo y abre la puerta de la humildad.
Cuando uno se siente sacudido por fuertes vientos de cambios
que pretenden amenazar su bienestar mental, se puede optar por una visión
diferente cambiando la base del pensamiento a lo espiritual, o sea,
reconociendo la omnipresencia de la bondad divina. Ese cambio conduce a un
estado de calma y esperanza.
Cuando somos agradecidos, es más fácil identificarnos con
nuestra identidad espiritual.
La gratitud también abre la puerta a la abundancia. La
alabanza y la acción de gracias tienen el poder de aumentar nuestra experiencia
de bien. Charles Fillmore, lingüista estadounidense y profesor emérito de Lingüística
de la Universidad de California, en Berkeley, escribió
que “la alabanza y dar las gracias derriten el corazón más endurecido y a
menudo abren la puerta a la hospitalidad más sorprendente”.
En el libro de los Salmos, el rey David conocía el poder
inherente en la acción de gracias y nos motiva a ser agradecidos. El apóstol
Pablo dijo a los Tesalonicenses que en toda circunstancia fueran agradecidos.
Por eso, podemos entender que el agradecimiento debe estar presente en todo
tiempo.
La gratitud abre las puertas del cielo, la consciencia, que
se puede encontrar dentro de cada uno ahora mismo.
¡Comenzar con un diario de gratitud ayuda a beneficiarse de
un estado mental saludable!
María Damiani escribe
acerca de la salud y el bienestar desde una perspectiva espiritual y es Comité
de Publicación de la Ciencia Cristiana en España. Email: spain@compub.org
Twitter: @compubespana Blog: saludyalegria.org