…Brianda abrió los ojos lentamente. Había pasado, peroella sabía que sus pesadillas volverían. ¿Qué demonios le estaba sucediendo? En los últimos meses, la frecuencia de esas peleas con las sombras nocturnas había aumentado considerablemente. Y esas escenas siempre terminaban en llanto. Parpadeó varias veces para acostumbrar la vista a la luz y despejar las lágrimas. Enseguida comenzó a ser consciente de su entorno, pero se mantuvo aferrada en ademán de silenciosa súplica a los brazos que la rodeaban. El corazón le latía tan deprisa que le dolía el pecho y sentía el cuerpo pegajoso por el sudor.