. De acuerdo al formato habitual, los tertulianos comenzaron la actividad exponiendo el argumento de la novela así como el tema principal y otros que confluyen en la obra: La década de los treinta en Estados Unidos, tras la crisis del 29, representó un decenio trágico. En el caso que nos ocupa, Steinbeck describió, con un realismo que llega a resultar hiriente, el proceso por el cual los pequeños productores agrícolas son expulsados de sus tierras por cambios en las condiciones de explotación de las mismas (mecanización del campo) y obligados a emigrar a California, una ideación de Eldorado que acabará convirtiéndose en una ratonera para los desheredados.
Al presentar la estructura de la novela, nos encontramos con que está dividida en dos tipos de capítulos: unos, los más cortos, en lo que se cuenta la historia de aquella gran depresión a nivel general, y otros, más largos, donde se centra en la historia particular de la familia Joad. John Steimbeck inserta en la novela estos capítulos de menor extensión de forma original (nadie antes había utilizado este recurso narrativo), para ilustrar el contexto social, económico y financiero en el que se desarrolla la historia. Valga de ejemplo el que dedica a los bancos, a quienes identifica como monstruos inaccesibles: “Esos bichos no respiran aire, no comen carne. Respiran beneficios, se alimentan de los intereses del dinero. Si no tienen esto mueren, igual que tú mueres sin aire, sin carne. Es triste, pero es así. Sencillamente es así. […] El banco, el monstruo, necesita obtener beneficios continuamente. No puede esperar, morirá. No, la renta debe pagarse. El monstruo muere cuando deja de crecer. No puede dejar de crecer.”
Resultó inevitable debatir acerca de la similitud entre la realidad socioeconómica recogida en la novela (perteneciente a los hechos acaecidos en la década de los años treinta en Estados Unidos), y la que encontramos en nuestra historia reciente. La avaricia que propició el crack del 29 guarda muchas semejanzas con el estallido de la burbuja inmobiliaria del 2008. Sobre el efecto de ambas crisis, nos encontramos dos épocas marcadas por el desahucio, la impotencia, el miedo, el hambre, la hostilidad y la migración forzosa. La historia, como fuente de aprendizaje para la comunidad, se ha ignorado en favor del interés de unos pocos.Entre el amplio abanico de sentimientos, John Steimbeck elige a la ira como la emoción característica de quienes se sienten víctimas de un sistema arbitrario. Esta rabia va creciendo en las familias afectadas con cada nuevo suceso que les acontece: “En las almas de las personas las uvas de la ira se están llenando y se vuelven pesadas, cogiendo peso, listas para la vendimia.” Junto a la ira, también se concitan los más nobles sentimientos de generosidad y entrega desinteresa entre personas que comparten el infortunio ante la adversidad y un sistema que entienden como arbitrario e injusto.Los asistentes al encuentro nos dejamos seducir por la prosa de un gran escritor, a la vez que calaban en nosotros sus lúcidas reflexiones, en las que encontramos la crítica certera y el anhelo de un mundo mejor.